viernes, 17 de mayo de 2024

Las cosas del comer

No hay sarao que se pierda el delegado o la delegada del gobierno de turno. Donde hay pompa y circunstancia, allí que acude. Los hay con más o menos afán de protagonismo, pero digamos que tienen una agenda de actos que ni el Papa de Roma y sus habituales audiencias. Amén de ir de inauguración en inauguración, de obra en obra y de ágape en ágape, la Administración central tiene por costumbre anunciar a bombo y platillo sus inversiones, aunque en eso todas las instituciones son como almas gemelas. La propaganda ha tomado en los medios de comunicación el lugar que hace años correspondía a la información. El caso es que rara vez el delegado o la delegada de la CAV de turno da explicaciones sobre la cosas del comer, sobre los problemas cotidianos que afectan al ciudadano de a pie. No verán al delegado o la delegada de turno ofreciendo una rueda de prensa sobre los continuos problemas en los trenes de cercanías, que son de su competencia y se han convertido en un problema endémico, o sobre la ausencia de examinadores en Tráfico, que también es de su competencia. A lo sumo, aprovecharán uno de los saraos para, a preguntas de los periodistas, hacer una declaración para salir al paso, pedir disculpas y a otro canapé, mariposa.

martes, 14 de mayo de 2024

Buzones

He perdido la cuenta de las veces que, llegados a la cima de un monte, alguno de los acompañantes pregunta por qué hay un buzón. Para que quede por escrito, aquí va la explicación. La tradición se remonta a principios del siglo XX, cuando se puso en marcha un concurso de montes que luego, en 1949, desembocó en el Concurso de los 100 Montes, una actividad apadrinada por la Federación Vasca de Montañismo que hoy en día sigue vigente y que consiste en subir un centenar de cumbres de Euskal Herria en un mínimo de cinco años y un máximo de diez, sin hacer más de 20 al año. ¿Cómo se acreditaba a principios de 1900 que un montañero había subido un monte? El montañero dejaba una tarjeta en el buzón con su nombre, el monte que había subido y la dirección postal de su club. El siguiente montañero que llegaba a la cima, recogía la tarjeta y la enviaba al club del montañero mencionado para que así constara que había subido a esa cumbre. Esta liturgia hoy está en desuso ya que preferimos sacar una foto, a veces hasta tapando el pobre buzón. Y eso que hay a cientos. Se calcula que existen 900, de todos los diseños, colores y tamaños, y, de hecho, la Federación Guipuzcoana de Montañismo, gracias a la labor de Urdaburu Mendizale Elkartea, tiene catalogados los 310 del territorio, que se pueden localizar en su web.

sábado, 11 de mayo de 2024

El día que la expedición Tximist acarició el Everest

Se cumplen 50 años de la expedición vasca que el 13 de mayo de 1974 estuvo a un paso de hollar el techo del mundo

El 13 de mayo de 1974, hace ahora 50 años, Felipe Uriarte y Ángel Rosen llevaron al montañismo vasco a la cota más alta que jamás había alcanzado. Recluidos en una minúscula tienda, con un viento que azotaba con tal fuerza que era complicado mantenerse en pie, tuvieron que renunciar a su sueño de hollar el Everest (8.848 metros). 

La víspera habían ascendido hasta una altura de 8.530 metros, el campo IV, último enclave antes de atacar la cumbre. Sin embargo, un viento furioso echó al traste sus planes y les obligó a renunciar a la cima. Unos días, después, el 25 y 26 de mayo, Ricardo Gallardo y Luis Abalde, en una cordada, y Julio Villar y Rodolfo Kirch, en otra, lo intentaron, pero desistieron al alcanzar los 8.000 metros.

Esos 8.530 metros quedaron para la historia hasta que en 1980 otra expedición, de la que formaban parte un buen número de alpinistas que habían intentado hollar el Everest en 1974, saborearon el éxito de la mano de Martin Zabaleta.

Pero retrocedamos seis años. En 1974 viajar al Himalaya era algo más que una aventura. La expedición Tximist, que debía su nombre a las célebres pilas que se fabricaban en Oñati, en la empresa Cegasa de Juan Celaya, salió de Gasteiz en febrero. El Gobierno de Nepal había autorizado la ascensión al Everest en unos tiempos en los que solo se concedían dos permisos al año: uno en primavera y otro en otoño. 

Hasta entonces, solo siete expediciones de Inglaterra, Suiza, Estados Unidos, India, Japón e Italia habían intentado coronar el techo del mundo. “Había un montón de expediciones de diversos países que querían intentarlo. Las gestiones para un país como el nuestro que no tenía experiencia en esas lides internacionales eran complicadas. Los británicos, por ejemplo, como habían sido colonizadores lo tenían más dominado”, explica Antxon Iturriza, autor de Historia testimonial del montañismo vasco. De los Pirineos al Himalaya (1939-1980), una Biblia del alpinismo de Euskal Herria. Iturriza recuerda que Txomin Uriarte incluso se desplazó tres años antes, en 1971, a Katmandú para gestionar in situ la autorización y aprovechó para hacer una escapada al Everest: “Fue el primer vasco que vio el Everest.”

Tres camiones partieron desde tierras vascas con 17 toneladas de material en dirección a Nepal en una expedición que costó unos 15 millones de pesetas (90.000 euros) y tuvo a Juan Celaya como principal sustento economico. “Juan Celaya fue un personaje clave. Era una estirpe que se ha extinguido, que es la de los mecenas. Apoyó un presupuesto que entonces era astronómico. Nadie hubiera podido financiar aquello. Aquel ofrecimiento conjugó las ensoñaciones de los montañeros con la realidad”, rememora Iturriza. Los montañeros salieron el 13 de febrero desde Barajas y, tras hacer escala en Copenhague, aterrizaron en Katmandú. La expedición estuvo integrada por 16 miembros: Juan Ignacio Lorente, Felipe Uriarte, Ángel Rosen, Luis Mari Saenz de Olazagoitia, Juanito Cortázar, Juan Carlos Fernández Latorre, Alfonso Alonso, Francisco Lusarreta, Txomin Uriarte, Julio Villar, Ángel Landa, Luis Abalde, Ricardo Gallardo, Rodolfo Kirch, Fernando Larruquert y Ángel Lerma. 

Larruquert, cámara al hombro, y Lerma, fotógrafo, filmaron paso a paso la aventura en aquellos largos meses, un trabajo que dio lugar al documental Agur Everest, que narra tanto la expedición de 1974 como la de 1980.

Una marcha de aproximación con 400 porteadores llevó a los montañeros hasta el campo base, a donde llegaron el 25 de marzo. Era adentrarse en un terreno desconocido porque el montañismo vasco apenas tenía experiencia en grandes montañas, más allá de la expedición a los Andes de 1967. “No habíamos hecho casi nada en grandes altitudes. Concebir la posibilidad de ir al Everest en ese tiempo fue un salto extraordinario técnico y mental. Hoy en día hay centenares de personas que han subido al Everest, pero en aquel momento solo lo habían hecho 36. Enfrentarse a un reto al que se habían atrevido las mayores potencias del mundo fue un salto extraordinario”, señala Iturriza.

Eran ellos y el Everest porque no había una sola expedición más. Hoy puede haber 400 o 500 personas en el campo base, pero entonces eran ellos y sus dificultades, como conocer qué tiempo iba a hacer. Sin partes meteorológicos, sintonizaban una radio india que daba una predicción muy general del Himalaya. Iturriza subraya que “iban a ciegas. No sabían qué tiempo iba a hacer dos días después”. 

Durante dos meses, la expedición se empleó a fondo para tratar de escalar la mole más famosa del mundo en una condiciones alejadas de las actuales. “No había ni equipos para esas altitudes, empezando por las botas y terminando por los anoraks. Fue un salto al vacío. Una auténtica aventura ya desde el principio”, evoca Iturriza, quien subraya que uno de los principales cometidos era mantener en condiciones la complicada Cascada de Hielo. Pese a las dificultades, llegar a los 8.350 metros fue un hito y, sobre todo, un aprendizaje que sirvió para que, solo seis años después, la ikurriña ondeara en lo más alto del mundo.


Trece años sin huella en la cima más célebre

Los montañeros vascos han ascendido el Everest 27 veces, la última en 2011

El vizcaino Unai Llantada holló el Everest el 21 de mayo de 2011 y, desde entonces, ningún montañero vasco ha coronado la cima más alta de la Tierra. Los éxitos de los alpinistas de Euskal Herria entre finales del siglo pasoado y el inicio del XXI han dado paso a un llamativo vacío que dura trece años. 

Lo cierto es que en los últimos tiempos los montañeros vascos no se prodigan en el masificado Everest y tampoco abundan como antaño las expediciones a las cordilleras del Himalaya y el Karakorum, donde se levantan las catorce cumbres más elevadas del planeta.

Solo 26 alpinistas vascos se han hecho la icónica foto en la cima más celebre del mundo. Martin Zabaleta, al grito de “Egin dugu, egin dugu! Gora Euskadi askatuta!”, abrió el historial el 14 de mayo de 1980 junto al sherpa Pasang Temba, y su estela la han seguido otras dos docenas largas de alpinistas, entre ellos una mujer, Edurne Pasaban, que coronó la cima en 2001. 

Para calibrar la medida del hito que marcó Zabaleta, basta apuntar que en 1980 no se habían alcanzado ni el medio centenar de ascensiones al Everest desde la primera cumbre de Edmund Hillary y Tenzing Norgay el 29 de mayo de 1953.

Entre la ascensión de Zabaleta y siguiente éxito vasco en el denominado Tercer Polo de la Tierra pasaron doce años. 1992 fue el año más prolífico. Hasta siete montañeros vascos hollaron el Everest, cuatro de ellos el mismo día, el 25 de septiembre: Pitxi Egillor, Patxi Fernández y Félix y Alberto Iñurrategi, que ya llevaban un tiempo despuntando. Alberto Iñurrategi fue el más joven en ese momento en subir el Chomolungma sin oxígeno. Egillor, a sus 76 años, se mantiene en plena forma y se le puede ver hoy en día corriendo carreras de montaña. 

A la vera de los hermanos de Aretxabaleta llegó Josu Bereziartua, que formaba parte de la misma expedición y coronó la cumbre el 1 de octubre. Jose Ramon Agirre, Marron, lo hizo en 1993, en su proyecto de ascender los siete montes más altos de los siete continentes, y Juanito Oiarzabal es el único vasco que ha hollado el Everest dos veces: en 1993 con ayuda de oxígeno artificial y en 2001 a pleno pulmón. 

Precisamente, 2001, junto al citado 1992, fue el año con más éxitos vascos en la montaña nepalí. Además de Oiarzabal, subieron el Everest Juan Vallejo, Mikel Álvarez, Patxi Goñi, la mencionada Edurne Pasaban, Julen Reketa e Iñaki Ochoa de Olza. La montañera tolosarra alcanzó la cima con la ayuda de oxígeno y, diez años después, lo intentó de nuevo pero sin recurrir a las famosas bombonas, pero no logró hollar la cima.   

Robert Larrandaburu, Pipas, y Fréderic Lafitte son los únicos montañeros de Iparralde que han ascendido al techo del mundo, en 2002, y el ordiziarra Pedro García en 2010 y Unai Llantada en 2011 los últimos de la lista. 


VACOS EN EL EVEREST

Alpinista                         Vía                 Año

Martin Zabaleta         Collado Sur 1980

Pitxi Egillor                 Collado Sur 1992

Patxi Fernández         Collado Sur 1992

Alberto Iñurrategi         Collado Sur 1992

Félix Iñurrategi         Collado Sur 1992

Josu Bereziartua         Collado Sur 1992

Mikel Reparaz         Collado Sur 1992

Pedro Tous                 Collado Sur 1992

Jose Ramón Agirre         Collado Sur 1993

Alberto Zerain         Collado Sur 1993

José María Oñate         Collado Sur 1993

Juanito Oiarzabal         Pilar Sur            1993

                                        Collado Norte 2001

Juan Vallejo                 Collado Norte 2001

Mikel Álvarez                 Collado Sur 2001

Patxi Goñi                 Collado Sur 2001

Edurne Pasaban         Collado Sur 2001

Julen Reketa                 Collado Sur 2001

Iñaki Ochoa de Olza Collado Sur 2001

Frédéric Lafite         Collado Norte 2002

Pipas Larrandaburu          Collado Norte   2002

Boli Goikoetxea          Collado Sur 2004

Josu Feijoo                  Collado Norte 2006

Juanra Madariaga          Collado Sur 2008

Víctor Izquierdo          Collado Norte 2009

Pedro García                 Collado Norte      2010

Unai Llantada                 Collado Sur 2011




Buzones

He perdido la cuenta de las veces que, llegados a la cima de un monte, alguno de los acompañantes pregunta por qué hay un buzón. Para que quede por escrito, aquí va la explicación. La tradición se remonta a principios del siglo XX, cuando se puso en marcha un concurso de montes que luego, en 1949, desembocó en el Concurso de los 100 Montes, una actividad apadrinada por la Federación Vasca de Montañismo que hoy en día sigue vigente y que consiste en subir un centenar de cumbres de Euskal Herria en un mínimo de cinco años y un máximo de diez, sin hacer más de 20 al año. ¿Cómo se acreditaba a principios de 1900 que un montañero había subido un monte? El montañero dejaba un tarjeta en el buzón con su nombre, el monte que había subido y la dirección postal de su club. El siguiente montañero que llegaba a la cima, recogía la tarjeta y la enviaba al club del montañero mencionado para que así constara que había subido a esa cumbre. Esta liturgia hoy está en desuso ya que preferimos sacar una foto, a veces hasta tapando el pobre buzón. Y eso que hay a cientos. Se calcula que existen 900, de todos los diseños, colores y tamaños, y, de hecho, la Federación Guipuzcoana de Montañismo, gracias a la labor de Urdaburu Mendizale Elkartea, tiene catalogados los 310 del territorio, que se pueden localizar en su web.

sábado, 4 de mayo de 2024

La marcha afgana

Ahora que se ha puesto de moda reflexionar durante cinco días, vengo aquí a proponer otro método para ejercitar el cuerpo y la mente. Lo encontré en una de tantas publicaciones que hay en las salas de espera de las consultas médicas, revistas a las que no prestamos atención porque estamos atrapados por el móvil. El artículo en cuestión lo firmaba Markel Pérez, médico deportivo, y hablaba de cómo nos podemos poner en forma practicando la marcha afgana que, por lo visto, es el último grito en el vasto mundo del deporte. La marcha en cuestión la patentaron los nómadas de Afganistán, grandes caminantes que, según apunta el galeno, recorrían largas distancias sin apenas cansarse. El ejercicio combina algo tan simple y básico como caminar y respirar, pero tiene su aquel. He aquí la técnica más conocida, la de los ocho pasos. Consiste en coger aire por la nariz en los tres primeros pasos, aguantarlo en el cuarto, exhalar en los pasos quinto, sexto y séptimo, y volver a aguantar en el octavo paso. Así sucesivamente, en un ejercicio de sincronización de pasos y respiración que exige cierta concentración, paciencia y constancia, tres virtudes que no suelen abundar. El autor asegura que aporta beneficios como el aumento de la resistencia, la reducción de la fatiga y la mejora del bienestar general. Será cuestión de probar.

viernes, 26 de abril de 2024

Una retirada a tiempo...

En estos tiempos en los que los deportistas profesionales alargan sus carreras hasta más allá de los 40 años, Garbiñe Muguruza (30 años) ha cortado por lo sano y se ha retirado. Quiere disfrutar de la vida. Al otro lado de la cancha, Rafa Nadal (37 años) está prolongando su carrera por encima de lo que las lesiones le permiten. Su largo adiós no es seguramente el que hubiera imaginado. Cada una de sus últimas comparecencias ha llegado sembrada de dudas sobre su estado físico y da la sensación de que ya no recuperará el nivel que ha ofrecido durante tantísimos años. Es posible que en los próximos meses en París (bien en Roland-Garros, bien en los JJOO) nos calle la boca a quienes le estamos sacando de la pista, pero su final no parece a la altura de su trayectoria. Como dijo aquel, una retirada a tiempo es una victoria. Se suele decir que el deporte de elite no es sano, ni física ni mentalmente. Más aún en este siglo XXI en que solo vale triunfar. El fracaso tiene mala prensa, cuando, en realidad, es parte del proceso. Se pierde más veces de las que se gana. Es una máxima que se debería transmitir en el deporte desde edades tempranas, a esos niños y niñas a los que hay que enseñar que se juega para disfrutar, y que perder la final de infantiles del torneo internacional de Bollulos Par del Condado no es fracasar.

viernes, 19 de abril de 2024

100 años entre montañas

Antxon Iturriza, notario del montañismo vasco, publicó en 1996 un libro (Biografía sentimental del montañismo vasco) en Egin, reeditado luego por el Club Vasco de Camping, que fue el germen de los tres tomos que dedicó a relatar la relación de los vascos y las montañas. Iturriza sitúa el año 0 del montañismo vasco en Elgeta. El 18 de mayo de 1924 nació en este cruce de caminos la Federación Vasco Navarra de Alpinismo. Antxon Bandrés hizo el anuncio de la buena nueva ante las cerca de 4.000 personas que se habían concentrado en un lugar que hoy lleva el nombre de Mendizaleen Plaza. El próximo mes se cumplirán 100 años de aquella histórica jornada y, alrededor de esta efemérides, las federaciones vasca y navarra (hoy separadas en dos entes) han organizado una serie de actividades durante todo este año. Uno de los hitos será el 27 y 28 de abril. Ese fin de semana, los aficionados al monte están llamados a subir 100 cumbres de Gipuzkoa, Araba, Bizkaia, Iparralde y Nafarroa de la mano de los clubes de montaña y posar en la cumbre con la bandera que se ha creado para el centenario. Como aperitivo, el 16 de marzo se ascendieron las cumbres más altas de Gipuzkoa (Aketegi), Lapurdi (Artzamendi), Araba y Bizkaia (Gorbeia), Nafarroa Beherea (Okabe) y Zuberoa (Orhi). No se pudo subir al más alto de Navarra (Hiru Erregeen Mahaia) por el mal tiempo.

viernes, 12 de abril de 2024

27

A las puertas de la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, cerrada por ser festivo, alguien preguntó: “¿Cuántas banderas hay?”. “27”, contesté al segundo y sin titubear, con ese tono de periodista sabelotodo. “28 si sumas la de Ucrania”, añadí. El edificio, que no pasará a la historia precisamente por su belleza, estaba decorado con banderas de la UE y lemas en varios idiomas llamando a participar en las elecciones de junio. “El 9 de junio va a ser la primera vez que vas a poder votar”, le dije a ella, una chavala de 18 años a la que lo mismo le dan las elecciones que la física cuántica. “Ahí”, le comenté señalando el Parlamento “se toman decisiones muy importantes que te afectan”. Lógicamente, no le convencí. Le preocupaba más saber si le tocaría ser presidenta o vocal en la mesa electoral, que la víspera es sábado, ya casi será veranito y todos los findes hay fiesta en algún pueblo. Las elecciones europeas se llevan la palma de la abstención. Uno de cada dos ciudadanos no vota. A los jóvenes les motiva aún menos acudir a las urnas, así que la UE se ha puesto en manos de Taylor Swift, que en su gira por EEUU hizo un llamamiento a votar y logró que lo hicieran 35.000 chavales. La diva estrena sus conciertos europeos el 9 de mayo en París, así que a los gerifaltes de la UE se le hacen los ojos chiribitas pensando que Taylor Swift llame a votar. Ver para creer.

viernes, 5 de abril de 2024

El riesgo cero no existe

Seguramente solo los muy puestos en ciclismo sabían ayer que si se produce una caída, o varias en un intervalo corto de tiempo, y no hay ambulancias suficientes para que prosiga una carrera, se tiene que neutralizar. Sucede con cierta frecuencia en las pruebas de categorías inferiores, que se paran durante un buen rato o se ven obligadas a cambiar de recorrido sobre la marcha (el trazado alternativo muchas veces está previamente planificado) porque se está trasladando a los heridos a un centro sanitario y no hay ni vehículos ni personal para atender urgencias. Las ambulancias son tan indispensables en el ciclismo como los voluntarios. El ciclismo, a diferencia de otros deportes, no se podría celebrar sin la aportación altruista de los colaboradores, como se pudo comprobar en la salida del Tour desde Euskadi, cuando desde la organización se pidió el apoyo de 1.800 personas para la señalización de cruces y puntos de paso. En el ciclismo tampoco hay un mullido césped que amortigüe el impacto de una caída. Eres tú, tu cuerpo y tu bicicleta, sin un parachoques que te proteja. Es el peaje que se paga por disfrutar de este deporte, como desgraciadamente comprobaron ayer Vingegaard, Evenepoel, Roglic, Vine, Quinn y Tesfatsion. Como dice David Etxeberria en este periódico, en el ciclismo no existe el riesgo cero. Una curva te puede truncar la temporada.

viernes, 29 de marzo de 2024

Cansos

La Real es sexta en la Liga, en puestos que hoy le clasificarían para jugar una competición europea la próxima temporada; ha sido eliminada de las semifinales de la Copa y cayó en octavos de final de la Champions ante un PSG que multiplica varias veces su presupuesto. En lo que queda de campeonato hasta mayo, afronta un desafío: meterse por quinta vez consecutiva en Europa, un hito nunca antes conseguido por el club. El equipo femenino se ha clasificado para jugar la final de Copa y es octavo en la Liga; el filial masculino es noveno en la tercera categoría de fútbol, y el tercer equipo es séptimo en la cuarta categoría. El filial femenino es sexto en la segunda categoría del fútbol femenino, y hay un tercer equipo y otro cadete formados también por mujeres. De Zubieta salen cada año buenos jugadores como setas. El club hace tiempo que tiene unas finanzas saneadas. Anoeta ha pasado de ser un estadio frío como el cemento a un recinto cálido, en el que se disfruta de una atmósfera futbolera que ha provocado que el club haya batido su récord de abonados y haya un buen número de aficionados en lista de espera. Todo lo expuesto son datos, realidad tangible. Y, sin embargo, te asomas a la barra libre de las redes sociales y parece que la Real vive en un continuo derrotismo que, la verdad, agota. Cansos.

sábado, 23 de marzo de 2024

Ttipi, ttapa...

Korrika! De todas las iniciativas que se promueven para fomentar el euskera, Korrika es seguramente la que goza del más amplio y heterogéneo respaldo popular. No hay más que ver la adictiva retransmisión en directo de la carrera para comprobar que reúne a gentes de toda edad y condición, y a colectivos de lo más diverso. Siempre habrá quien observe el euskera con la misma lejanía que el suajili, pero se podría decir que la marcha a relevos que organiza AEK cada dos años desde 1980 goza de una excelente salud. Se ha convertido en un acontecimiento social, una cita que se espera en cada pueblo o barrio por el que pasa en un pispás. Tiene su trasfondo económico, sí, pero es lo más parecido a un auzolan. Korrika tiene incluso su punto de quitarnos vergüenzas. Porque para quien no está habituado a correr o incluso no practica deporte, seguir el ritmo del testigo se convierte en un pequeño reto. Hay un detalle que habla bien de la diversidad de Korrika. En un país como éste en el que no suele ser común la unanimidad, todos los periódicos vascos apoyan la iniciativa, no ya con su cobertura informativa sino también como colaboradores de Korrika. Desde el diario más abertzale hasta el más conservador (no hace falta poner nombres), todos figuran como colaboradores de la carrera. No es poco.

viernes, 15 de marzo de 2024

Antes y después de 'La Manada'

Antonio Manuel Guerrero, más conocido como el guardia civil de La Manada, ha escrito una carta a la Audiencia Provincial de Navarra en la que ofrece pagar 10 euros al mes para hacer frente a la indemnización que debe abonar a la víctima. Es nauseabundo. Guerrero está condenado por violar, grabar y robar a la joven, y acumula otra pena por abusos sexuales a otra chica en Pozoblanco. Los cinco miembros de La Manada fueron condenados a indemnizar a la víctima con 100.000 euros, pero, cuatro años después de que la sentencia fuera firme, solo han abonado 37.000 euros, 25.000 procedentes del embargo del piso de uno de ellos. La solicitud de Guerrero coincide estos días con la emisión de No estás sola, la lucha contra La Manada, un recomendable y riguroso documental que huye del sensacionalismo para ofrecer un relato estremecedor de una violación grupal que conmovió a la sociedad. Desde Pamplona hasta Sídney, las movilizaciones de protesta tras conocerse la primera sentencia al grito de “yo sí te creo” fueron solo el inicio de un tsunami que desembocó en la ley del sólo sí es sí, que ha marcado un antes y un después, como se ha podido comprobar recientemente en el fallo del caso Alves. Conductas que antes estaba casi normalizadas, ahora no solo generan un rechazo social sino que tienen las lógicas consecuencias penales.

viernes, 8 de marzo de 2024

Ayunar

Toda la vida nos han dicho que la comida más importante del día es el desayuno. Por aquello de empezar la jornada con energía y tal. Aquí nunca hemos sido de tomar el full english breakfast, salvo si visitamos las islas, que nos metemos entre pecho y espalda un par de cafés, tostadas, unas alubias, unos huevos revueltos, un par de salchichas y esa tocineta (bacon) traslúcida que te sirven en los hoteles. Necesitas una mañana entera para hacer la digestión. No somos de desayuno inglés, pero sí hay una creencia generalizada de que conviene desayunar bien. Ahora, sin embargo, tecleas en San Google la palabra “ayuno” y te salen 32,6 millones de resultados en 0,37 segundos. Ciertos gurús de la nutrición te cuentan lo maravilloso que es dejar de comer durante 16 horas seguidas. No sé, no lo veo. Hace unos días, un psiconeuroinmunólogo (no me pregunten qué es eso) y pseudoexperto en nutrición aseguraba que ayunar es tan natural como dormir. Otra experta recomendaba desayunar una tostada integral con hummus. No sé, tampoco veo lo del hummus. Pero, en fin, lo del ayuno, que parece que se ha inventado anteayer, viene del año 610 d.C. El próximo domingo empieza el Ramadán. Ni probar bocado ni beber durante un mes desde que amanece hasta que empieza a anochecer. No sé, tampoco lo veo.

viernes, 1 de marzo de 2024

Aparcar en Donostia

Yo venía aquí a hablarles de fútbol, que es la cosa más importante de las cosas menos importantes, pero va a ser que no. Otra vez será, que el bajonazo es importante. Así que vengo aquí a escribir sobre la experiencia de aparcar en Donostia, que a veces es una montaña rusa, o suiza, de emociones. Podría escribir un tratado sobre el tema después de 25 años de maniobras, idas y venidas. Es el peaje que se paga por vivir en un pueblo sin transporte público y tener que desplazarte a esta incomparable ciudad. En los últimos tiempos, el asunto se ha simplificado. Aparcas y, mientras caminas hacia el trabajo, pagas el tique de OTA con el móvil sin necesidad de pasar por el parquímetro. El sistema es rápido y cómodo, salvo cuando te interrumpen con una llamada mientras estás pagando. Tienes muchas posibilidades de que se te olvide pagar, por lo que a la vuelta te encontrarás con una receta de 50 euros (25 con pronto pago). O te puede pasar como el lunes pasado, que aparqué el coche por la mañana como Dios manda y a la vuelta no estaba. Alguien acordonó la zona, pegada al hotel en el que se alojaba el Mallorca, demasiado tarde y decidió que los vehículos sobraban. ¿Qué hizo? Moverlos (supongo que con una grúa) 200 metros más adelante. Pura magia.

viernes, 23 de febrero de 2024

Bajar al barrio

Durante los dos últimos años, 16 jóvenes vascos se han reunido en lugares como Arantzazu o el Palacio de Aiete para dialogar sobre qué es la convivencia y cómo abordar este reto en la Euskadi del siglo XXI. La iniciativa se ha plasmado ahora en un documental de 25 minutos, La convivencia, una inquietud durante largos años/Elkarbizitza, kezka haundia urte luzeetan, disponible en Youtube. El hetereogéneo grupo, formado por jóvenes de distintas procedencias, creencias y razas, va desgranando las reflexiones que han experimentado en una iniciativa en la que han hablado y discutido sobre violencia política, terrorismo, religión, diversidad sexual, inmigración o multiculturalidad, entre otros muchos asuntos. Ese experimento social les ha servido por ejemplo, para eliminar prejuicios, para escucharse, para no excluir al diferente, para compartir, aprender y razonar. Y a partir de ese experimento han elaborado un decálogo sobre jóvenes, convivencia y futuro. Ha sido una escuela de valores en la que, como señala una de las participantes, Palmira Dual Jiménez, haciendo un juego de palabras, han bajado al barrio. Se han puesto en la piel del otro, en la de personas para las que la vida es una sucesión de obstáculos.

viernes, 16 de febrero de 2024

'The newsreader'

En el océano de películas, series y documentales que ofrecen las plataformas, la cantidad predomina sobre la calidad, pero, en ocasiones, si te disfrazas de Jack Sparrow encuentras algún tesoro. La serie The newsreader es una de esas joyitas que merece la pena. Son dos temporadas (habrá una tercera), se emite en Cosmo y en Filmin, y aborda el día a día de los servicios informativos de un canal de televisión de Melbourne en los 80. Las series sobre periodismo y periodistas casi siempre tienen tirón. A quienes, como en mi caso, sólo hemos ejercido el oficio en la prensa escrita, los directos de televisión nos aterran. Supongo que, como todo, ese aplomo ante las cámaras se consigue con mucho trabajo y toneladas de experiencias. O, vaya usted a saber, igual viene en los genes. Aplomo tienen de sobra los dos protagonistas, los presentadores Helen Norville y Dale Jenings, sobre los que pivota una historia que no rehúye ningún debate. A través de informaciones relevantes que sucedieron en los 80 (la explosión del Challenger, las muertes por el sida, Chernóbil, el bicentenario de Australia y las reivindicaciones de los aborígenes) se construye un relato en el que se entremezclan rivalidades entre periodistas, relaciones amorosas y homosexuales, drogas... siempre con la televisión y los frenéticos informativos como telón de fondo de una época en la que ya existía el teleprónter, pero Internet estaba en pañales.

viernes, 9 de febrero de 2024

Nieve saudí

Benito Fuentes, meteorólogo de Aemet, publicó hace unos días un estudio en el que concluye que los días para practicar esquí en las estaciones españolas se reducirán hasta un 40% a finales de este siglo, y que el número de horas con temperatura menor a -2ºC (imprescindible para que se pueda fabricar nieve artificial, aunque con 2ºC y un 25% de humedad también se produce) decrecerá hasta un 50% para 2100. Montes del Pirineo que durante estas fechas suelen estar cubiertos por un manto blanco, lucen un llamativo verde, más propio del verano. La disminución de las precipitaciones de nieve viene de lejos, acentuada por el cambio climático. Este invierno, la estación de esquí de fondo de Irati, en Zuberoa, ha echado el cierre tras 56 años de actividad. Desde 2020, pandemia mediante, solo había abierto once días. Frente a una realidad palpable, tenemos a Arabia Saudí, que será sede de los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029. Esquiar en Arabia Saudí debe ser lo más parecido a jugar a voley-playa en la Antártida. Pero como están podridos de petrodólares y han encontrado en el deporte un filón para intentar blanquear su régimen, los mandatarios construirán una ciudad futurista (“y sostenible”), Neom, en mitad del desierto. No se quedan ahí los saudís, que pretenden también organizar unos JJOO de Invierno. Con la afición que tiene el COI por el dinero, no tengo la más mínima duda de que Arabia será la Suiza de Oriente Próximo.

viernes, 2 de febrero de 2024

Herri Ametsa Talaia

La primera vez que recorres la preciosa ruta costera que va de Donostia a Pasai San Pedro, y viceversa, te llama la atención, a medio camino, el bullicio que se oye a mitad de mañana. Son los chavales de la ikastola Herri Ametsa, que están de recreo. El centro está enclavado en el monte Mendiola, en un entorno privilegiado, a un paso del mar y rodeado de naturaleza. Hace unos años, padres, madres, profesorado y alumnos, lo que se viene a denominar comunidad educativa, se liaron la manta a la cabeza y comenzaron a organizar una carrera y una marcha de montaña sobre tres pilares: deporte, euskera y naturaleza. Organizar una prueba, sea del deporte que sea, no es un asunto sencillo. Lleva meses, mil gestiones y un trabajo coordinado para que todo salga bien. Que en Herri Ametsa Talaia Krosa lo bordan no lo digo yo, lo dicen los 275 participantes que agotaron los dorsales solo hora y media después de que se abrieran las inscripciones. Un recorrido muy atractivo por Ulia, Mendiola y el Faro de la Plata, y los detalles con los que cuidan a los participantes (buenos avituallamientos, hamaiketako, consigna, duchas, regalos...) le convierten en una cita imprescindible. En un contexto en el que cada vez se mercantilizan y privatizan más las pruebas deportivas, esta carrera es un soplo de aire fresco.

viernes, 26 de enero de 2024

Pufo sobre ruedas

Adivinen qué dijo Francisco Camps cuando en 2007 era presidente de la Generalitat Valenciana y anunció que la ciudad de Valencia acogería un Gran Premio (GP) de Fórmula 1: “No le costará ni un euro al ciudadano”. El año pasado la Generalitat todavía estaba pagando el agujerazo que dejó la ruinosa carrera. Se calcula que la Fórmula 1 provocó un boquete de 300 millones de euros en las arcas públicas. Ni siquiera se cumplió el contrato. Después de cinco ediciones (estaban previstas siete), el GP en el circuito urbano dejó de celebrarse. No se cumplieron ni las expectativas de ingresos ni las de público y, cómo no, el evento estuvo rodeado de oscurantismo, comisiones ilegales y sobornos. El martes se presentó el GP que Madrid organizará desde 2026 a 2035, también en un circuito urbano, y la locuaz Isabel Díaz Ayuso dijo que “no comprometerá ni un euro público”. No aportó ni una sola cifra del coste que tendrá el evento (el canon que se paga a los mandamases de la Fórmula 1 asciende a 49 millones anuales), pero sí hizo referencia a los beneficios y citó esas dos palabras que tanto gustan a los políticos: impacto económico. En Madrid, tachán, tachán, se calcula un impacto económico de 4.500 millones de euros y 8.000 empleos directos. Tiene toda la pinta de que el GP de Madrid va a ser otro pufo sobre ruedas, pero el papel lo aguanta todo.

jueves, 18 de enero de 2024

Momenticos donostiarras

Durante las 240 horas, o más, que duran los sanfermines, cada hijo e hija de vecino disfruta de ese instante en el que se le eriza el vello por la emoción del momento. El momentico. Para algunos, el momentico es el txupinazo, ese ponerse el pañuelico al cuello con el nudo pequeño y bien atado abajo, nada de pegado a la garganta. Para otros son las jotas a San Fermín que se cantan durante la procesión del día 7 sin necesidad de que seas católico, apostólico y romano, y hay quien recuerda de por vida el Ikusi mendizaleak que miles de personas cantan el 14 de julio en los tendidos de la plaza de toros cuando acaba la última corrida. Puestos a elegir, me quedo con la salida de los gaiteros a la Plaza Consistorial, unos 20 minutos después del txupinazo, para tocar el ¡Ánimo pues! que, así, con ese título, no les dice nada, pero que arranca con “Si no tienes un duro, no te hace caso nadie...”, que, más o menos, la sabemos cantar. No hace falta ser donostiarra para conocer los momenticos del Día de San Sebastián. La Izada, a los sones de la Marcha de San Sebastián, nunca te deja indiferente, pero, si me dan a elegir, hay un momentico en la Arriada muy especial: cuando suena el himno de la Real. La fiesta ya va cuesta abajo, pero no hay nada como escuchar el Txuri-urdin para venirte arriba. 

viernes, 12 de enero de 2024

San Mamés '91

La única vez que asistí a un derbi en el viejo San Mamés palmamos 2-1. Fue un sábado noche de abril del 91. Expósito entrenaba a la Real y el golito que metió el Txipiron Atkinson para igualar el tanto inicial de Valverde no fue suficiente porque Luke marcó a once minutos del final. Salimos del estadio lamentando la derrota, pero llevando sobre los hombros una bandera de la Real con una ikurriña que alguien se olvidó en el fondo norte y que aún conservo en casa. Este trofeo y la juerga posterior por el casco viejo fue lo mejor de la noche. Conseguir las entradas fue sencillo. Como estudiábamos en Bilbao, nos acercamos a las taquillas del estadio y compramos dos entradas. Así, sin más. Un compañero de la redacción suele recordar que acudió al Checoslovaquia-Inglaterra del Mundial '82 en San Mamés y adquirió las entradas el mismo día del partido en unas taquillas en el Arriaga. Hoy sería impensable. Hoy no sabemos qué va a ser de nosotros mañana, pero contratamos viajes baratillos en avión para dentro de nueve meses y compramos entradas para conciertos que serán en 2025. Debe ser que nos hemos vuelto todos muy previsores. Por cierto, que si se repasan las imágenes de aquel partido, en San Mamés había muchos asientos vacíos. Hoy, sin embargo, una entrada es un tesoro.

viernes, 5 de enero de 2024

'Subcampeón'

No suele ser habitual que un exfutbolista profesional ponga negro sobre blanco sus días de vino y rosas en el oficio que soñó desde niño. Menos común es que nos cuente sus miserias, sus malos ratos, los agobios que le acompañaban cada uno de los días que se vistió de corto. Zuhaitz Gurrutxaga lo hace en Subcampeón, el libro en el que se desnuda emocionalmente, en el que expone todas sus vivencias desde que empezó a dar patadas a un balón en el barrio San Miguel de Elgoibar. Zuhaitz vuelca todos sus sentimientos y el siempre brillante Ander Izagirre le da forma en 356 páginas que se leen en dos tardes. Acostumbrados a que en el deporte se hable más del éxito que del fracaso, la biografía del exjugador guipuzcoano permite visualizar que, a veces, lo más importante no es llegar a la elite, sea el deporte que sea, sino mantenerse, soportar la presión y disfrutar del momento. Subcampeón te saca más de una sonrisa pero también te provoca en varios pasajes un nudo en la garganta porque, si de algo habla Zuhaitz, es de un tema que hasta hace nada era tabú: los problemas de salud mental. Convivió con la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo, y ha encontrado en los monólogos y en el propio libro una terapia que seguramente servirá a más de uno que esté pasando por el mismo trance.