No hay sarao que se pierda el delegado o la delegada del gobierno de turno. Donde hay pompa y circunstancia, allí que acude. Los hay con más o menos afán de protagonismo, pero digamos que tienen una agenda de actos que ni el Papa de Roma y sus habituales audiencias. Amén de ir de inauguración en inauguración, de obra en obra y de ágape en ágape, la Administración central tiene por costumbre anunciar a bombo y platillo sus inversiones, aunque en eso todas las instituciones son como almas gemelas. La propaganda ha tomado en los medios de comunicación el lugar que hace años correspondía a la información. El caso es que rara vez el delegado o la delegada de la CAV de turno da explicaciones sobre la cosas del comer, sobre los problemas cotidianos que afectan al ciudadano de a pie. No verán al delegado o la delegada de turno ofreciendo una rueda de prensa sobre los continuos problemas en los trenes de cercanías, que son de su competencia y se han convertido en un problema endémico, o sobre la ausencia de examinadores en Tráfico, que también es de su competencia. A lo sumo, aprovecharán uno de los saraos para, a preguntas de los periodistas, hacer una declaración para salir al paso, pedir disculpas y a otro canapé, mariposa.
viernes, 17 de mayo de 2024
martes, 14 de mayo de 2024
Buzones
sábado, 11 de mayo de 2024
El día que la expedición Tximist acarició el Everest
Se cumplen 50 años de la expedición vasca que el 13 de mayo de 1974 estuvo a un paso de hollar el techo del mundo
El 13 de mayo de 1974, hace ahora 50 años, Felipe Uriarte y Ángel Rosen llevaron al montañismo vasco a la cota más alta que jamás había alcanzado. Recluidos en una minúscula tienda, con un viento que azotaba con tal fuerza que era complicado mantenerse en pie, tuvieron que renunciar a su sueño de hollar el Everest (8.848 metros).
La víspera habían ascendido hasta una altura de 8.530 metros, el campo IV, último enclave antes de atacar la cumbre. Sin embargo, un viento furioso echó al traste sus planes y les obligó a renunciar a la cima. Unos días, después, el 25 y 26 de mayo, Ricardo Gallardo y Luis Abalde, en una cordada, y Julio Villar y Rodolfo Kirch, en otra, lo intentaron, pero desistieron al alcanzar los 8.000 metros.
Esos 8.530 metros quedaron para la historia hasta que en 1980 otra expedición, de la que formaban parte un buen número de alpinistas que habían intentado hollar el Everest en 1974, saborearon el éxito de la mano de Martin Zabaleta.
Pero retrocedamos seis años. En 1974 viajar al Himalaya era algo más que una aventura. La expedición Tximist, que debía su nombre a las célebres pilas que se fabricaban en Oñati, en la empresa Cegasa de Juan Celaya, salió de Gasteiz en febrero. El Gobierno de Nepal había autorizado la ascensión al Everest en unos tiempos en los que solo se concedían dos permisos al año: uno en primavera y otro en otoño.
Hasta entonces, solo siete expediciones de Inglaterra, Suiza, Estados Unidos, India, Japón e Italia habían intentado coronar el techo del mundo. “Había un montón de expediciones de diversos países que querían intentarlo. Las gestiones para un país como el nuestro que no tenía experiencia en esas lides internacionales eran complicadas. Los británicos, por ejemplo, como habían sido colonizadores lo tenían más dominado”, explica Antxon Iturriza, autor de Historia testimonial del montañismo vasco. De los Pirineos al Himalaya (1939-1980), una Biblia del alpinismo de Euskal Herria. Iturriza recuerda que Txomin Uriarte incluso se desplazó tres años antes, en 1971, a Katmandú para gestionar in situ la autorización y aprovechó para hacer una escapada al Everest: “Fue el primer vasco que vio el Everest.”
Tres camiones partieron desde tierras vascas con 17 toneladas de material en dirección a Nepal en una expedición que costó unos 15 millones de pesetas (90.000 euros) y tuvo a Juan Celaya como principal sustento economico. “Juan Celaya fue un personaje clave. Era una estirpe que se ha extinguido, que es la de los mecenas. Apoyó un presupuesto que entonces era astronómico. Nadie hubiera podido financiar aquello. Aquel ofrecimiento conjugó las ensoñaciones de los montañeros con la realidad”, rememora Iturriza. Los montañeros salieron el 13 de febrero desde Barajas y, tras hacer escala en Copenhague, aterrizaron en Katmandú. La expedición estuvo integrada por 16 miembros: Juan Ignacio Lorente, Felipe Uriarte, Ángel Rosen, Luis Mari Saenz de Olazagoitia, Juanito Cortázar, Juan Carlos Fernández Latorre, Alfonso Alonso, Francisco Lusarreta, Txomin Uriarte, Julio Villar, Ángel Landa, Luis Abalde, Ricardo Gallardo, Rodolfo Kirch, Fernando Larruquert y Ángel Lerma.
Larruquert, cámara al hombro, y Lerma, fotógrafo, filmaron paso a paso la aventura en aquellos largos meses, un trabajo que dio lugar al documental Agur Everest, que narra tanto la expedición de 1974 como la de 1980.
Una marcha de aproximación con 400 porteadores llevó a los montañeros hasta el campo base, a donde llegaron el 25 de marzo. Era adentrarse en un terreno desconocido porque el montañismo vasco apenas tenía experiencia en grandes montañas, más allá de la expedición a los Andes de 1967. “No habíamos hecho casi nada en grandes altitudes. Concebir la posibilidad de ir al Everest en ese tiempo fue un salto extraordinario técnico y mental. Hoy en día hay centenares de personas que han subido al Everest, pero en aquel momento solo lo habían hecho 36. Enfrentarse a un reto al que se habían atrevido las mayores potencias del mundo fue un salto extraordinario”, señala Iturriza.
Eran ellos y el Everest porque no había una sola expedición más. Hoy puede haber 400 o 500 personas en el campo base, pero entonces eran ellos y sus dificultades, como conocer qué tiempo iba a hacer. Sin partes meteorológicos, sintonizaban una radio india que daba una predicción muy general del Himalaya. Iturriza subraya que “iban a ciegas. No sabían qué tiempo iba a hacer dos días después”.
Durante dos meses, la expedición se empleó a fondo para tratar de escalar la mole más famosa del mundo en una condiciones alejadas de las actuales. “No había ni equipos para esas altitudes, empezando por las botas y terminando por los anoraks. Fue un salto al vacío. Una auténtica aventura ya desde el principio”, evoca Iturriza, quien subraya que uno de los principales cometidos era mantener en condiciones la complicada Cascada de Hielo. Pese a las dificultades, llegar a los 8.350 metros fue un hito y, sobre todo, un aprendizaje que sirvió para que, solo seis años después, la ikurriña ondeara en lo más alto del mundo.
Trece años sin huella en la cima más célebre
Los montañeros vascos han ascendido el Everest 27 veces, la última en 2011
El vizcaino Unai Llantada holló el Everest el 21 de mayo de 2011 y, desde entonces, ningún montañero vasco ha coronado la cima más alta de la Tierra. Los éxitos de los alpinistas de Euskal Herria entre finales del siglo pasoado y el inicio del XXI han dado paso a un llamativo vacío que dura trece años.
Lo cierto es que en los últimos tiempos los montañeros vascos no se prodigan en el masificado Everest y tampoco abundan como antaño las expediciones a las cordilleras del Himalaya y el Karakorum, donde se levantan las catorce cumbres más elevadas del planeta.
Solo 26 alpinistas vascos se han hecho la icónica foto en la cima más celebre del mundo. Martin Zabaleta, al grito de “Egin dugu, egin dugu! Gora Euskadi askatuta!”, abrió el historial el 14 de mayo de 1980 junto al sherpa Pasang Temba, y su estela la han seguido otras dos docenas largas de alpinistas, entre ellos una mujer, Edurne Pasaban, que coronó la cima en 2001.
Para calibrar la medida del hito que marcó Zabaleta, basta apuntar que en 1980 no se habían alcanzado ni el medio centenar de ascensiones al Everest desde la primera cumbre de Edmund Hillary y Tenzing Norgay el 29 de mayo de 1953.
Entre la ascensión de Zabaleta y siguiente éxito vasco en el denominado Tercer Polo de la Tierra pasaron doce años. 1992 fue el año más prolífico. Hasta siete montañeros vascos hollaron el Everest, cuatro de ellos el mismo día, el 25 de septiembre: Pitxi Egillor, Patxi Fernández y Félix y Alberto Iñurrategi, que ya llevaban un tiempo despuntando. Alberto Iñurrategi fue el más joven en ese momento en subir el Chomolungma sin oxígeno. Egillor, a sus 76 años, se mantiene en plena forma y se le puede ver hoy en día corriendo carreras de montaña.
A la vera de los hermanos de Aretxabaleta llegó Josu Bereziartua, que formaba parte de la misma expedición y coronó la cumbre el 1 de octubre. Jose Ramon Agirre, Marron, lo hizo en 1993, en su proyecto de ascender los siete montes más altos de los siete continentes, y Juanito Oiarzabal es el único vasco que ha hollado el Everest dos veces: en 1993 con ayuda de oxígeno artificial y en 2001 a pleno pulmón.
Precisamente, 2001, junto al citado 1992, fue el año con más éxitos vascos en la montaña nepalí. Además de Oiarzabal, subieron el Everest Juan Vallejo, Mikel Álvarez, Patxi Goñi, la mencionada Edurne Pasaban, Julen Reketa e Iñaki Ochoa de Olza. La montañera tolosarra alcanzó la cima con la ayuda de oxígeno y, diez años después, lo intentó de nuevo pero sin recurrir a las famosas bombonas, pero no logró hollar la cima.
Robert Larrandaburu, Pipas, y Fréderic Lafitte son los únicos montañeros de Iparralde que han ascendido al techo del mundo, en 2002, y el ordiziarra Pedro García en 2010 y Unai Llantada en 2011 los últimos de la lista.
VACOS EN EL EVEREST
Alpinista Vía Año
Martin Zabaleta Collado Sur 1980
Pitxi Egillor Collado Sur 1992
Patxi Fernández Collado Sur 1992
Alberto Iñurrategi Collado Sur 1992
Félix Iñurrategi Collado Sur 1992
Josu Bereziartua Collado Sur 1992
Mikel Reparaz Collado Sur 1992
Pedro Tous Collado Sur 1992
Jose Ramón Agirre Collado Sur 1993
Alberto Zerain Collado Sur 1993
José María Oñate Collado Sur 1993
Juanito Oiarzabal Pilar Sur 1993
Collado Norte 2001
Juan Vallejo Collado Norte 2001
Mikel Álvarez Collado Sur 2001
Patxi Goñi Collado Sur 2001
Edurne Pasaban Collado Sur 2001
Julen Reketa Collado Sur 2001
Iñaki Ochoa de Olza Collado Sur 2001
Frédéric Lafite Collado Norte 2002
Pipas Larrandaburu Collado Norte 2002
Boli Goikoetxea Collado Sur 2004
Josu Feijoo Collado Norte 2006
Juanra Madariaga Collado Sur 2008
Víctor Izquierdo Collado Norte 2009
Pedro García Collado Norte 2010
Unai Llantada Collado Sur 2011
Buzones
sábado, 4 de mayo de 2024
La marcha afgana
Ahora que se ha puesto de moda reflexionar durante cinco días, vengo aquí a proponer otro método para ejercitar el cuerpo y la mente. Lo encontré en una de tantas publicaciones que hay en las salas de espera de las consultas médicas, revistas a las que no prestamos atención porque estamos atrapados por el móvil. El artículo en cuestión lo firmaba Markel Pérez, médico deportivo, y hablaba de cómo nos podemos poner en forma practicando la marcha afgana que, por lo visto, es el último grito en el vasto mundo del deporte. La marcha en cuestión la patentaron los nómadas de Afganistán, grandes caminantes que, según apunta el galeno, recorrían largas distancias sin apenas cansarse. El ejercicio combina algo tan simple y básico como caminar y respirar, pero tiene su aquel. He aquí la técnica más conocida, la de los ocho pasos. Consiste en coger aire por la nariz en los tres primeros pasos, aguantarlo en el cuarto, exhalar en los pasos quinto, sexto y séptimo, y volver a aguantar en el octavo paso. Así sucesivamente, en un ejercicio de sincronización de pasos y respiración que exige cierta concentración, paciencia y constancia, tres virtudes que no suelen abundar. El autor asegura que aporta beneficios como el aumento de la resistencia, la reducción de la fatiga y la mejora del bienestar general. Será cuestión de probar.
viernes, 26 de abril de 2024
Una retirada a tiempo...
En estos tiempos en los que los deportistas profesionales alargan sus carreras hasta más allá de los 40 años, Garbiñe Muguruza (30 años) ha cortado por lo sano y se ha retirado. Quiere disfrutar de la vida. Al otro lado de la cancha, Rafa Nadal (37 años) está prolongando su carrera por encima de lo que las lesiones le permiten. Su largo adiós no es seguramente el que hubiera imaginado. Cada una de sus últimas comparecencias ha llegado sembrada de dudas sobre su estado físico y da la sensación de que ya no recuperará el nivel que ha ofrecido durante tantísimos años. Es posible que en los próximos meses en París (bien en Roland-Garros, bien en los JJOO) nos calle la boca a quienes le estamos sacando de la pista, pero su final no parece a la altura de su trayectoria. Como dijo aquel, una retirada a tiempo es una victoria. Se suele decir que el deporte de elite no es sano, ni física ni mentalmente. Más aún en este siglo XXI en que solo vale triunfar. El fracaso tiene mala prensa, cuando, en realidad, es parte del proceso. Se pierde más veces de las que se gana. Es una máxima que se debería transmitir en el deporte desde edades tempranas, a esos niños y niñas a los que hay que enseñar que se juega para disfrutar, y que perder la final de infantiles del torneo internacional de Bollulos Par del Condado no es fracasar.
viernes, 19 de abril de 2024
100 años entre montañas
viernes, 12 de abril de 2024
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viernes, 5 de abril de 2024
El riesgo cero no existe
viernes, 29 de marzo de 2024
Cansos
La Real es sexta en la Liga, en puestos que hoy le clasificarían para jugar una competición europea la próxima temporada; ha sido eliminada de las semifinales de la Copa y cayó en octavos de final de la Champions ante un PSG que multiplica varias veces su presupuesto. En lo que queda de campeonato hasta mayo, afronta un desafío: meterse por quinta vez consecutiva en Europa, un hito nunca antes conseguido por el club. El equipo femenino se ha clasificado para jugar la final de Copa y es octavo en la Liga; el filial masculino es noveno en la tercera categoría de fútbol, y el tercer equipo es séptimo en la cuarta categoría. El filial femenino es sexto en la segunda categoría del fútbol femenino, y hay un tercer equipo y otro cadete formados también por mujeres. De Zubieta salen cada año buenos jugadores como setas. El club hace tiempo que tiene unas finanzas saneadas. Anoeta ha pasado de ser un estadio frío como el cemento a un recinto cálido, en el que se disfruta de una atmósfera futbolera que ha provocado que el club haya batido su récord de abonados y haya un buen número de aficionados en lista de espera. Todo lo expuesto son datos, realidad tangible. Y, sin embargo, te asomas a la barra libre de las redes sociales y parece que la Real vive en un continuo derrotismo que, la verdad, agota. Cansos.
sábado, 23 de marzo de 2024
Ttipi, ttapa...
viernes, 15 de marzo de 2024
Antes y después de 'La Manada'
viernes, 8 de marzo de 2024
Ayunar
viernes, 1 de marzo de 2024
Aparcar en Donostia
Yo venía aquí a hablarles de fútbol, que es la cosa más importante de las cosas menos importantes, pero va a ser que no. Otra vez será, que el bajonazo es importante. Así que vengo aquí a escribir sobre la experiencia de aparcar en Donostia, que a veces es una montaña rusa, o suiza, de emociones. Podría escribir un tratado sobre el tema después de 25 años de maniobras, idas y venidas. Es el peaje que se paga por vivir en un pueblo sin transporte público y tener que desplazarte a esta incomparable ciudad. En los últimos tiempos, el asunto se ha simplificado. Aparcas y, mientras caminas hacia el trabajo, pagas el tique de OTA con el móvil sin necesidad de pasar por el parquímetro. El sistema es rápido y cómodo, salvo cuando te interrumpen con una llamada mientras estás pagando. Tienes muchas posibilidades de que se te olvide pagar, por lo que a la vuelta te encontrarás con una receta de 50 euros (25 con pronto pago). O te puede pasar como el lunes pasado, que aparqué el coche por la mañana como Dios manda y a la vuelta no estaba. Alguien acordonó la zona, pegada al hotel en el que se alojaba el Mallorca, demasiado tarde y decidió que los vehículos sobraban. ¿Qué hizo? Moverlos (supongo que con una grúa) 200 metros más adelante. Pura magia.
viernes, 23 de febrero de 2024
Bajar al barrio
viernes, 16 de febrero de 2024
'The newsreader'
viernes, 9 de febrero de 2024
Nieve saudí
Benito Fuentes, meteorólogo de Aemet, publicó hace unos días un estudio en el que concluye que los días para practicar esquí en las estaciones españolas se reducirán hasta un 40% a finales de este siglo, y que el número de horas con temperatura menor a -2ºC (imprescindible para que se pueda fabricar nieve artificial, aunque con 2ºC y un 25% de humedad también se produce) decrecerá hasta un 50% para 2100. Montes del Pirineo que durante estas fechas suelen estar cubiertos por un manto blanco, lucen un llamativo verde, más propio del verano. La disminución de las precipitaciones de nieve viene de lejos, acentuada por el cambio climático. Este invierno, la estación de esquí de fondo de Irati, en Zuberoa, ha echado el cierre tras 56 años de actividad. Desde 2020, pandemia mediante, solo había abierto once días. Frente a una realidad palpable, tenemos a Arabia Saudí, que será sede de los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029. Esquiar en Arabia Saudí debe ser lo más parecido a jugar a voley-playa en la Antártida. Pero como están podridos de petrodólares y han encontrado en el deporte un filón para intentar blanquear su régimen, los mandatarios construirán una ciudad futurista (“y sostenible”), Neom, en mitad del desierto. No se quedan ahí los saudís, que pretenden también organizar unos JJOO de Invierno. Con la afición que tiene el COI por el dinero, no tengo la más mínima duda de que Arabia será la Suiza de Oriente Próximo.
viernes, 2 de febrero de 2024
Herri Ametsa Talaia
viernes, 26 de enero de 2024
Pufo sobre ruedas
Adivinen qué dijo Francisco Camps cuando en 2007 era presidente de la Generalitat Valenciana y anunció que la ciudad de Valencia acogería un Gran Premio (GP) de Fórmula 1: “No le costará ni un euro al ciudadano”. El año pasado la Generalitat todavía estaba pagando el agujerazo que dejó la ruinosa carrera. Se calcula que la Fórmula 1 provocó un boquete de 300 millones de euros en las arcas públicas. Ni siquiera se cumplió el contrato. Después de cinco ediciones (estaban previstas siete), el GP en el circuito urbano dejó de celebrarse. No se cumplieron ni las expectativas de ingresos ni las de público y, cómo no, el evento estuvo rodeado de oscurantismo, comisiones ilegales y sobornos. El martes se presentó el GP que Madrid organizará desde 2026 a 2035, también en un circuito urbano, y la locuaz Isabel Díaz Ayuso dijo que “no comprometerá ni un euro público”. No aportó ni una sola cifra del coste que tendrá el evento (el canon que se paga a los mandamases de la Fórmula 1 asciende a 49 millones anuales), pero sí hizo referencia a los beneficios y citó esas dos palabras que tanto gustan a los políticos: impacto económico. En Madrid, tachán, tachán, se calcula un impacto económico de 4.500 millones de euros y 8.000 empleos directos. Tiene toda la pinta de que el GP de Madrid va a ser otro pufo sobre ruedas, pero el papel lo aguanta todo.
jueves, 18 de enero de 2024
Momenticos donostiarras
viernes, 12 de enero de 2024
San Mamés '91
La única vez que asistí a un derbi en el viejo San Mamés palmamos 2-1. Fue un sábado noche de abril del 91. Expósito entrenaba a la Real y el golito que metió el Txipiron Atkinson para igualar el tanto inicial de Valverde no fue suficiente porque Luke marcó a once minutos del final. Salimos del estadio lamentando la derrota, pero llevando sobre los hombros una bandera de la Real con una ikurriña que alguien se olvidó en el fondo norte y que aún conservo en casa. Este trofeo y la juerga posterior por el casco viejo fue lo mejor de la noche. Conseguir las entradas fue sencillo. Como estudiábamos en Bilbao, nos acercamos a las taquillas del estadio y compramos dos entradas. Así, sin más. Un compañero de la redacción suele recordar que acudió al Checoslovaquia-Inglaterra del Mundial '82 en San Mamés y adquirió las entradas el mismo día del partido en unas taquillas en el Arriaga. Hoy sería impensable. Hoy no sabemos qué va a ser de nosotros mañana, pero contratamos viajes baratillos en avión para dentro de nueve meses y compramos entradas para conciertos que serán en 2025. Debe ser que nos hemos vuelto todos muy previsores. Por cierto, que si se repasan las imágenes de aquel partido, en San Mamés había muchos asientos vacíos. Hoy, sin embargo, una entrada es un tesoro.