Resulta que llevo más de 30 años viviendo a 788 kilómetros de París y no me había enterado hasta hace una semana. Ha tenido que ser el cachondo de Miguel Sanz Sesma el que me ha abierto los ojos. Detrás de esa pose seria, de esa cara de mala leche, se esconde un Cruz y Raya en potencia. El lehendakari navarro, a través de su Departamento de Obras Públicas, ha instalado en la carretera N-121 (la que une Irun y Pamplona por Endarlaza) unas señales informativas que, si no fuera porque el vial da miedo por los continuos parcheos y el insoportable tráfico, sonarían a broma. Los dos paneles están colocados en dirección a Irun, a escasos 400 metros de ese puente de la vergüenza de Endarlaza. El primer panel dice así: "Behobia 10, Bayona (sic) 44, Burdeos 229". Nótese que el Gobierno navarro se salta a la torera su propia Ley del Vascuence al escribir Bayona en lugar de Baiona. Unos metros más adelante se lee: "Pau 147, Toulouse 333, París 788". Ya puestos, las señales también se han colocado en la autovía de Leitzaran, que me suena que se hizo para que circulara la mayor parte del tráfico que desde Navarra se dirige a Europa. Igual es que Sanz se ha puesto tierno durante las últimas Navidades. Dicen (y no es broma) que recientemente regaló el último disco de ¡¡Barricada!! a cada periodista que acudió a la recepción anual que celebra con los plumillas que cubren la información del Ejecutivo. Ya que veo que el presi está generoso, me conformo con que en mi próximo cumpleaños está próximo me regale un GPS para ver si, de verdad, vivo a 788 kilómetros de París.
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