viernes, 29 de enero de 2021

Nostradamus

Hace casi un año, el 31 de enero de 2020, escribí en este mismo espacio un artículo con el título De la gripe A al coronavirus. El bicho no se asomaba aún por la sección de Sociedad de este periódico. Circulaba por Mundua, con las noticias que llegaban desde China, que es un país que siempre nos queda como muy lejano. Como futurólogo, no tengo precio. Nostradamus es un aprendiz al lado mío. Escribí entonces lo siguiente. Copio y pego la frase, no vaya a ser que yo mismo la saque de contexto y la líe: "El coronavirus no es ninguna broma, pero a veces da la sensación de que nos invade una histeria colectiva con enfermedades contagiosas que tienen una probabilidad remota de afectarnos". Remota. Maldita hemeroteca. Y pontificando, que es gerundio. Resulta que hace un año ya era un negacionista sin conocer siquiera la palabra. La ignorancia es tan atrevida que incluso hice mis cálculos. Si en enero de 2020 China había confinado a 41 millones de paisanos, eso equivalía (teniendo en cuenta que en el país asiático viven 1.400 millones) a un 2,9% de la población. Me debió parecer poca cosa. Pocas semanas después, hacia abril, hubo un momento en el que estuvimos confinados 1.000 millones de personas en todo el planeta. Tierra trágame.

viernes, 22 de enero de 2021

Sherpas

El 29 de mayo de 1953 Edmund Hillary se convirtió en el primer ser humano en hollar el Everest. Es la fecha y el nombre que guardamos en nuestro imaginario colectivo. Pero no. Hillary pisó la cima junto al sherpa nepalí Tenzing Norgay. De hecho, llegaron juntos a la montaña más alta del mundo, entonces de 8.848,43 metros y ahora, tras la reciente nueva medición, de 8.848,86 metros. En las imágenes solo sale Tenzing Norgay porque el alpinista neozelandés, grande en todos los sentidos, no quiso ser inmortalizado. Sucede algo parecido si acercamos la mirada al montañismo vasco. Martin Zabaleta plantó la ikurriña en el Everest después de subir mano a mano con Pasang Temba, pero quien aparece en la foto es el sherpa. Aunque no hay fotos que lo constaten, ni antes ni ahora hemos puesto en duda que Hillary y Zabaleta subieron al Everest. Ergo, tampoco deberíamos poner en duda que uno de los diez nepalís que el pasado sábado pasaron a la historia con la primera ascensión invernal al K2 lo hizo sin recurrir a oxígeno artifical, al contrario del resto de sus compañeros. Los sherpas ya no son solo meros acompañantes que hacen el trabajo sucio en las expediciones. Han dado un paso al frente. Pero los occidentales siempre arrimamos el ascua a nuestra sardina. Llamamos Everest a un monte que en realidad se llama Sagarmatha, si viajamos a Nepal, o Chomolungma, en su vertiente tibetana.

sábado, 16 de enero de 2021

Bad Bunny

En los años 80 y 90 crecimos escuchado a Dire Straits, Kortatu, UB 40, Delirium Tremens, The Police (luego a Sting), Hertzainak, Scorpions, La Polla Records, AC/DC, Itoiz, U2, Barricada, The Cure, El Último de la Fila, Eskorbuto, Sabina, Zarama, Simple Minds, Cicatriz, Pink Floyd, Baldin Bada, A-ha, Potato, los Ramones, las Vulpes, Pet Shop Boys, Oskorri, Alphaville, Niko Etxart y Minxoriak, Roxette, The Pretenders, Mikel Laboa, Europe, Benito Lertxundi, Bonnie Tyler, los Rolling, Gozategi, R.E.M., Akelarre, Rosendo, Tapia eta Leturia, Tina Turner... La lista es interminable. Una ensalada de estilos. El músico número 1 en Spotify en 2020 ha sido Benito Antonio Martínez Ocasio, más conocido como Bad Bunny (Conejo Malo). Cerró el año con más de 8.300 millones de reproducciones en la plataforma sueca, la más escuchada del planeta. Su disco YHLQMDL (sí, lleva ese título, qué le vamos a hacer) fue también el más escuchado de 2020, con 3.300 millones de reproducciones. Para gustos están los colores, pero aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor... No sé, lo he escuchado, y es como muy cansino. Dice un compañero que lo mismo que pensamos nosotros acerca de la chavalería que escucha a Bad Bunny y similares, lo pensaban nuestros padres sobre nuestros gustos musicales de los 80 y 90.

viernes, 8 de enero de 2021

Gaupasas 4.0

Hay que tener el cuerpo muy jotero para aguantar más de 40 horas de marcha. Sales el sábado de casa a eso de las cuatro de la tarde y llegas el lunes a las ocho de la mañana. Eso sí, con una bolsa de cruasans en la mano, que siempre es una buena excusa si te piden explicaciones. Ahora le llaman rave, pero es una gaupasa de las de toda la vida pero a lo bestia y sin salir de un pabellón industrial. Gaupasa en versión 4.0, con sound system (o sea, bafles a todo volumen) y zombies en la pista. Que te pongan 40 horas, cinco turnos seguidos de trabajo en una fábrica, con música electrónica tiene que ser un tormento equivalente a escuchar en bucle canciones de Bertín Osborne. Chumba, chumba sin parar. Esta sí; esta no, pastilla de éxtasis por aquí, pastilla por allá, en plan Lacasitos. Parecían recién salidos de un capítulo de The walking dead. Los de Llinars, digo. Personajes propios de una película de Berlanga, aunque la realidad siempre supera a la ficción. Miren si no las imágenes del asalto al Capitolio. Frikis como el del tupé que les gobernaba hasta hace dos Telediarios. Frikis más peligrosos que un mono con un AK- 47. 2020 se nos quedó un año rarísimo, pero 2021 lleva camino de superarse. Cómo está el patio. Como dicen por aquí que el Año Nuevo se felicita por lo menos hasta el día de San Sebastián, urte berri on!