martes, 30 de julio de 2013

Tertulianos

Hay médicos y médicos, camioneros y camioneros, peluqueras y peluqueras, actores y actores, políticos y políticos, pintores y pintores, dependientas y dependientas, camareros y camareros, enfermeras y enfermeras, taxistas y taxistas, carniceros y carniceros, barrenderos y barrenderos, fontaneros y fontaneros, policías y policías, jardineros y jardineros, profesores y profesores... y luego están los tertulianos. Hay tertulianos (muchos de ellos periodistas, todo hay que decirlo) que dan vergüenza ajena. Hay un método infalible para calibrar si un tertuliano es bueno y domina la materia en cuestión, o si es un indocumentado que no sabe de lo que habla: cuando se refiere a un asunto que tú controlas, si dice una barbaridad sin ton ni son, pertenece a este segundo grupo. Como en todo, no conviene generalizar. Hay excelentes tertulianos que ofrecen razonamientos y explicaciones argumentadas, al margen de que estés o no de acuerdo con sus postulados. Pero desgraciadamente (sobre todo en la tele), abundan los tertulianos bocachanclas que compiten por ver quién la dice más grande y a grito pelado, sin dejar que su interlocutor acabe la frase. Y, por si faltara algo, son expertos en la materia, sea cual sea. Estos últimos días daba grima escuchar a algunos tertulianos hablar de sistemas de seguridad en los trenes y alta velocidad ferroviaria. Y daba pena cómo le atizaban al maquinista, que ya de por sí bastante condena tiene solo de pensar que han muerto 79 de los pasajeros que llevaba en su tren.

viernes, 26 de julio de 2013

Conciencia tranquila

Cada vez que alguien (normalmente un político de alta alcurnia o un juez de los de Champions League) enlaza en una misma frase los términos separación de poderes, independencia judicial, imparcialidad y respeto judicial, me entra un ataque de risa floja. Hace tiempo que la Justicia que se imparte en las altas instancias del Estado es sorda y ciega y responde a intereses particulares, pero es que las tres resoluciones del Tribunal Supremo que se han dictado en la última semana sobre el caso CAN, los tejemanejes de Jaume Matas en Baleares y el campeonísimo José Blanco en Galicia han colmado el vaso de la incredulidad. No es ya que la clase dirigente vea rebajadas sus penas o, simplemente, no sea imputada en causas que son de cajón. Es que, además, se pavonean y sacan pecho. Ahí tienen a Barcina, Sanz, Maya y Miranda que, una vez hecho público el auto del Supremo, desfilaron uno por uno para decir que son más limpios que la patena. Si actuaron con la honradez de la que ahora alardean, ¿por qué devolvieron el dinero que se embolsaron en aquellas interminables reuniones en los órganos de la CAN que ellos mismos crearon? ¿Es honrado cobrar miles de euros (hasta 89.000 llegó a recibir Sanz) por encadenar reuniones en las que eran meros oyentes y ni siquiera se levantaban actas? ¿Duermen con la conciencia tranquila? A ojos del Supremo, que resuelve en un auto de seis páginas una instrucción que duró cuatro meses y ocupó 2.000 folios, han quedado absueltos; a ojos de la opinión pública, hace tiempo que se dictó sentencia.

jueves, 25 de julio de 2013

Fumadores

excursión montañera, mañanera y dominical de tres horitas sin grandes desniveles y en buena compañía. Alcanzado el objetivo, alguien saca una bota de vino y le pega un buen trago. Pegarle un trago a una bota de vino está bien visto. Hay quien diría que es casi hasta saludable. Eeeerrrra!! En el mismo lugar, una pareja, chico y chica, que también han realizado la travesía, se apartan 150 metros del grupo, sacan sendos paquetes de tabaco del bolsillo y se fuman un pitillo. Está mal visto. No es saludable. El respetable no les abuchea, pero casi. Desde la aprobación de la ley antitabaco, los fumadores se han convertido en los apestados del siglo XXI. Molestan hasta en el monte. Nunca he entendido qué placer encuentran quienes llegan, pongamos, a la cima del Txindoki y, después de dar cuenta del bocata de tortilla de patatas, se fuman un cigarrito. Pero sobre gustos y paladares no hay nada escrito. Y quien dice monte, dice playa. La ministra francesa de Sanidad, Marisol Touraine, ha planteado que se prohíba fumar en las playas y parques del Hexágono. Propone a los ayuntamientos de los municipios costeros que habiliten espacios "libres de humo". O sea, lo de nudistas y textiles, pero con el tabaco de por medio. El planteamiento de la ministra socialista que, por cierto, es hija del célebre sociólogo Alain Touraine, es extrapolable a las piscinas. Es probable que Marisol Touraine fuera fumadora. No hay peor enemigo para un fumador que un exfumador. Está científicamente comprobado.

martes, 23 de julio de 2013

Turistas (y II)

No hay que ser un fino observador de la realidad para darse cuenta de que cada vez llegan más turistas extranjeros a Donostia. No haría falta recurrir a las últimas estadísticas, aunque, todo sea dicho, el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, confirmó ayer con números lo que cualquier hijo de vecino puede comprobar si se da una vuelta por el centro de la capital. A los franceses de la Gironde y Las Landas (matrículas de coche 33 y 40, respectivamente, para más señas), que venían, vienen y seguirán viniendo a Donostia, se han sumado una legión de británicos, alemanes, belgas, holandeses, italianos... y japoneses. Bueno, los italianos siempre vienen, más en agosto que en julio, porque les va la marcha en sus dos acepciones (en los ya olvidados incidentes de la Semana Grande, siempre habían algún detenido de nacionalidad italiana). Digo yo que algo tendrá que ver la crisis en este incremento del turismo que procede allende los Pirineos. Porque no creo que hayan llegado atraídos por el sol y el calor, aunque en los últimos quince días esta ciudad se parezca más a Alicante que al veranito propiamente vasco: un día de sol y dos de lluvia. Llevamos un año sin término medio. O llueve, o hace sol. Se echa ya de menos esa incertidumbre de no saber cómo va a ser la semana. El caso es que hay más visitantes extranjeros que, como apunta un compañero, vienen con la pasta que no pueden gastar los estatales, atrapados hasta el cuello por una crisis que sabemos cuándo empezó pero no cuándo acabará, si es que acaba. De momento, que siga luciendo el sol, que es gratis.

viernes, 19 de julio de 2013

Turistas (I)

Con frecuencia, quienes dirigen el sector turístico en Gipuzkoa aseguran que el principal cliente, y al que deben enfocarse las campañas y promociones, responde al perfil de una persona con un alto nivel adquisitivo, que pernocta dos o, a lo sumo, tres noches, y que viene a estas tierras para disfrutar del paisaje, la tranquilidad y la gastronomía. Ayer mismo, la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia, insistía en una entrevista en Radio Euskadi acerca de que el objetivo no debe ser el "turismo de masas" sino captar a visitantes que, por ejemplo, conocen Donostia porque acuden a un congreso y quieren repetir visita en su tiempo de ocio, esta vez acompañados por la familia. "Son personas que hacen una actividad comercial y gastronómica de alta calidad", dijo Tapia. No es ninguna leyenda urbana que los restaurantes de alto copete de Gipuzkoa reciben a clientes que llegan en su avión privado desde Chicago o Londres expresamente para degustar sus delicias. Pero, curiosamente, la percepción que se tiene cuando uno se acerca al paseo de La Concha es que la ciudad está repleta de turistas de nivel adquisitivo medio. Vamos, que abundan los visitantes que tiran del pintxo, el menú del día, el bocata que traen de casa (la crisis aprieta) y el botellín de agua del supermercado, en un destino que no destaca precisamente por lo módico de sus precios. Y qué decir de los tan denostados mochileros (todos hemos sido mochileros alguna vez en nuestra vida), fuente también de ingresos para una ciudad y un territorio que hacen bandera de su hospitalidad. Que hay sitio para todos, vaya.

lunes, 15 de julio de 2013

Encierros

nunca he corrido un encierro. ¿Usted tampoco? Vale, pero usted no tiene sangre navarra que le corre por las venas ni una tropa de parientes, vía paterna, con ADN de la Ribera. "Tranquilo, no eres el único", me dice el tío Marcelino, "somos más bien una familia un poco cagueta". Unos toretes cuando sueltan las vacas de Macua en fiestas, pero poco dados a ponernos delante de las astas de los Torrestrella. El primo Alfredo probó alguna vez en la plaza del Ayuntamiento, pero el resto -ellas incluidas- somos más de ver los toros desde la barrera, las gradas o la televisión. Servidor, lo más cerca que ha visto unos pitones fue hace ya unos cuantos años saliendo de un bar de una de las bocacalles de la Estafeta. Había amanecido y por allí pasaron al trote morlacos y cabestros que, huelga decir, son mansos pero impresionan más. Los encierros, como cualquier otro deporte de alto riesgo, son para verlos desde el sofá. Y, desgraciadamente, en los últimos años el espectáculo no es nada edificante. Se está perdiendo el respeto al encierro. La masificación era y es un problema, sí, pero lo es más la cantidad de patas que entorpecen la carrera y ponen en peligro su vida y la de los demás. Cada año aumenta el número de corredores que desconocen el abc del encierro: respeto al animal, respeto a las normas (que las hay) e incluso respeto a la tradición (vestirse de pamplonica y, ya puestos, con un periódico en la mano). Nunca como este año se ha visto a tantos corredores con una cámara en la mano o en la cabeza. No es precisamente correr con cabeza.

viernes, 12 de julio de 2013

La caja de puros

En una antigua línea de autobuses, no recuerdo si en la que partía de Iruñea o la que salía desde Donostia, cuando no existían las máquinas actuales, muchas veces se cobraba el billete en el propio vehículo, ya fuera parado o en marcha. El cobrador, provisto de una caja de puros que colgaba de su cuello con una cuerda, hacía equilibrios entre curvas y frenazos para que el personal apoquinara el tique. Le dabas la pasta y te devolvía los cambios y el correspondiente billete, que guardaba en la caja de puros. Se cobraba en pesetas, aunque había un chófer que lo hacía en duros, que es como si ahora hablamos a las nuevas generaciones en pesetas. No les suena. Es como si a nosotros nos hablaran de los reales. Las cajas de puros son como los periódicos. Una vez usados, sirven para todo. Mayormente se utilizan para guardar billetes de lotería, un dinerillo para darnos un capricho o el Bonoloto semanal. Don Mariano, aficionado a fumar habanos en la intimidad, no recibía sobres de Bárcenas sino cajas de puros de Álvaro Lapuerta (iba a escribir Lapiedra, en qué estaré pensando), el extesorero del PP. Las cajas de puros llegaban al Ministerio que dirigía don Mariano vacías de vegueros y repletas de dinero contante y sonante. Un mes caía una cajita con cuatro millones de pesetas; otro mes, otra de Montecristos con dos millones. Así hasta 42.000 euros en un año. A cualquiera de nosotros nos caería un buen puro si recibiéramos pagos ilegales. Pero dudo que empuren a don Mariano. Si me apuran, como mucho le llamarán a declarar.

lunes, 8 de julio de 2013

Jalabert

cuando Laurent Jalabert ganó la etapa de los Lagos de Covadonga en la Vuelta de 1994, pusimos cara de asombro, le cubrimos de elogios y comprobamos con sorpresa que un esprinter podía vencer en una cima mítica. Un excelente llegador y mejor corredor de clásicas y vueltas de una semana se convirtió más tarde en ganador de la propia Vuelta en 1995 e incluso en campeón del mundo de contrarreloj en 1997 en Donostia, a escasos metros del lugar en el que escribo esta líneas, en la avenida de Tolosa. Jalabert, el ciclista con mote de risa (Jaja), despertaba más simpatías fuera de Francia que en su patria hasta que en sus dos últimos Tour logró el maillot de la montaña y se despidió de manera triunfal. Jalabert se retiró en 2002 y ahora, once años después, hemos conocido que unos controles realizados en 2004 detectaron EPO en la orina (previamente congelada) del ciclista galo en el Tour de 1998. Otro ídolo caído en una lista que amenaza con ampliarse cuando el próximo 24 de julio una comisión de investigación del Senado francés publique la relación de positivos de aquel Tour conocido por el escándalo del Festina. Con el riesgo de que los hechos contradigan mis palabras, me atrevo a decir que los casos de dopaje han provocado un borrón y cuenta nueva. Cada vez hay menos tramposos, aunque seguirán surgiendo casos, y en cierta manera el ciclismo se ha humanizado. Vuelve a haber pajarones (ayer mismo, con Richie Porte) y no vemos con perplejidad a un Don Nadie que gana, logra un buen contrato y luego desaparece.

viernes, 5 de julio de 2013

Fichas

hace ya muchos años, en una de las habituales ruedas de prensa en las instalaciones de la Real en Zubieta, compareció Valery Karpin. No recuerdo bien si eran las últimas jornadas de la Liga de turno o el inicio de la clásica pretemporada. El ruso de origen estonio (así se le denominaba) tenía sobre la mesa una suculenta oferta para fichar por el Valencia. Supongo que le mejoraban sustancialmente su sueldo (los salarios de los jugadores de la Real suelen ser secreto de Estado), así que suspiraba por cambiar los aires del Cantábrico por los del Mediterráneo y aspirar a cotas más altas. En aquella rueda de prensa, tras una pregunta de un compañero (creo recordar que de ETB), el jugador respondió con otra pregunta, que vino a ser algo así como la siguiente: "¿Y tú, no dejarías ETB si Tele 5 te quisiera fichar?" Lógicamente, el periodista contestó que no. El bueno de Karpin, que a veces mostraba su lado más cascarrabias, acabó fichando por el Valencia y la Real ingresó la cláusula íntegra de su traspaso: seis millones de euros (1.000 millones de pesetas de las de entonces), una cantidad considerable entonces (y ahora). Curiosamente, Karpin terminó triunfando en el Celta y acabó su carrera deportiva... en la Real. Y usted, ¿cambiaría de empresa si un propietario podrido de dinero (y de deudas) le ofrece una ficha que cuadruplica su sueldo? Si trabaja en una empresa convencional, seguramente no tendrá dudas. Si se trata de un club de fútbol, tiene detrás a una ingente masa social que le pide que no se marche. Complicada decisión. Suerte.