sábado, 19 de diciembre de 2020

12 meses, 12 montes (III)

A lo tonto, pandemia mediante, nos hemos plantado en la tercera edición de 12 meses, 12 montes, ese reto del que hablamos en plural mayestático aunque lo haga un servidor en solitario, y que consiste en subir cada mes una cima distinta con salida y llegada en un casco urbano. Empezamos en 2018, seguimos en 2019 y en 2020, pese al bicho, hemos sumado otros doce montes. Así que vamos un total de 36, que los de letras también sabemos sumar. El año empezó a las mil maravillas, subiendo el Erlo, y de paso Xoxote, desde Azpeitia. Siguió mejor aún con el exigente ascenso a Udalaitz desde Arrasate y, a primeros de marzo, cayó el Azkua desde Etxalar, en una ruta circular que es un regalo para la vista. Pero llegó el virus y mandó parar. En abril no hubo más cimas que las escaleras de casa. En mayo se abrió la mano un poquito, suficiente para ir y venir al Ibanteli desde Bera. En julio la visita fue al Larrondo desde Azpilkueta y en junio tocó ración doble: Izu desde Igantzi y Legate desde Lekaroz, para compensar la falta de cimas en abril. En agosto llegó Gorramakil desde Amaiur, en septiembre Bianditz desde Irun, y en octubre Irubelakasko, otra vez desde Amaiur y sin cruzarme con un alma en todo el camino. Abartan desde Berroeta y Gaztelu, repleto de montañeros, desde Iltzarbe, pusieron el colofón al año. En 2021, más y mejor.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Breakdance olímpico

El breakdance será deporte olímpico en París 2024. Suena raro. Este año todo suena raro. Pero lo del breakdance chirría. Si es una disciplina deportiva, ¿qué será lo siguiente? ¿Qué nueva modalidad se incluirá en el programa de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028? ¿La petanca? ¿El mus? ¿El tute cabrón? ¿Jugar a la Play? ¿Algún e-sport? ¿El póquer? ¿La Fórmula 1? ¿Los bolos? El argumento que esgrime el Comité Olímpico Internacional (COI) para dar la bienvenida al breakdance es que quiere unos Juegos más modernos, disciplinas que atraigan a los jóvenes y se expandan rápidamente por las redes sociales. Show y negocio. Business. Ya sucedió con otras modalidades como el voley playa por parejas. De paso, el COI se carga los 50 kilómetros marcha, que es puro sufrimiento. Te duelen hasta las cejas cuando ves las retransmisiones, con los atletas chorreando sudor por todos lados. Deporte en estado puro. Poco atractivo para el común de los espectadores, pero seguramente uno de los mejores ejemplos de lo que representa el espíritu olímpico por lo que supone de trabajo y sacrificio. Malos tiempos para la lírica, que diría aquel. Si incluir el breakdance suena a frivolité, ya hay quien apunta a que lo próximo será el parkour. Me subo por las paredes.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Antitetánica

Antes de que existieran los tatuajes, los de mi generación ya llevábamos grabada casi a fuego una marca en el cuerpo. Unos en un brazo y otros en el culo, también llamado trasero. Es una especie de sello que nos recuerda que ahí, en esa marca de la piel, de niños nos pusieron una vacuna que no tengo ni repajolera idea de qué enfermedad o contagio prevenía. El caso es que nos marcaban al más puro estilo cowboys. Si Osakidetza hiciera hoy algo similar, al minuto se crearía una plataforma de padres y madres indignados. Hay quien se ha quejado de que es "duro e innecesario" (sic) tomar la temperatura a los niños con esos aparatos con forma de pistola que se han puesto tan de moda porque "se dispara el infrarrojo en la cabeza" (otra vez sic), así que imagínense si les ponen a sus criaturas una de aquellas vacunas. La última vez que me pusieron una vacuna ya era talludito. Fue de forma accidental. Estaba corriendo y, al pasar junto a una casa, un perro me dejó la marca de su dentadura en un tobillo. Me pusieron la antitetánica. No pregunté por qué. Será que confío en la ciencia y la medicina. Desde que esta vacuna se aplicó por primera vez a soldados alemanes en la I Guerra Mundial, está demostrado que previene una enfermedad infecciosa. No sé si me explico.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Maradona y el burofax

Cualquier seguidor de la Real que se precie recordará que, para pillar un buen sitio en la grada bajo la tribuna de prensa (es un decir) de Atotxa, había que acudir con mucha antelación. El día que jugó el Barcelona de Maradona fuimos horas antes de que empezara el partido, no solo para evitar las míticas columnas del campo que restaban visibilidad, sino para ver el calentamiento. Porque ver calentar a Maradona era un espectáculo en sí mismo. Te quedabas embobado, como embobado se quedaba mi primo Joxemari viendo calentar a Arconada, otro espectáculo. Si tus padres viajaban de visita a Nueva York, te traían de regalo el New York Times ("ama, el del domingo, que es el mejor") y, si iban a Italia, regresaban con una bufanda y una camiseta del Napoli. Porque los periódicos de papel, Maradona y la Real importaban tanto como la vida misma. El Napoli, aquel Napoli (también de Careca), con una alineación que años después, ya en la universidad, Naxari Altuna nos recitaba de memoria. Maradona era una hipérbole. A nadie han pegado tantas patadas en un campo de fútbol (los defensas de los 80 no eran las madres Clarisas de hoy) y nadie ha clavado nunca (ni siquiera quien están imaginando) los tiros libres como él. Y, sí, Goiko, por aquella entrada infame, no vio ni la amarilla. Y Maradona no hubiera enviado un burofax.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Cuitas al estilo nórdico

Desde estas latitudes observamos en la distancia a los países nórdicos como modélicos. Lideran todos los rankings en educación, sanidad, bienestar social, desarrollo sostenible, ayudas a la maternidad y la conciliación familiar, igualdad de género, derechos sociales, dominio del inglés, calidad del empleo y un largo etcétera. No es oro todo lo que reluce porque sufren también la lacra de la violencia machista, algunos países tienen altas tasas de suicidios y padecen un endémico problema con el consumo excesivo de alcohol, por no hablar de asuntos no menores como la soledad o el auge de la extrema derecha y los partidos xenófobos, un fenómeno, eso sí, desgraciadamente ya común en casi toda la UE. Como no podía ser de otra manera, los cinco países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) están teniendo también sus cuitas a cuenta de la pandemia. Hace unos días se supo que los suecos son discriminados por el resto de sus Estados vecinos porque sufren mayores tasas de contagios de COVID-19. Finlandia, Dinamarca y Noruega no se andan con chiquitas y algunos suecos han sido tratados como apestados. A tal punto que una empresa de construcción de Oslo obliga a los currelas suecos a identificarse con chalecos naranjas y tienen prohibido comer con el resto del personal. Muy modélico como que no es.

viernes, 13 de noviembre de 2020

De sol a sol

No se recuerda en el mundo de las carreras de montaña un año con menos carreras y más retos. A falta de competición, han abundado los desafíos. El último data de esta misma semana. Pau Capell, que en agosto ya intentó sin éxito batir el récord del Ultratrail del Montblanc, el más famoso del mundo, ha batido la marca de otro recorrido que cada vez es más célebre: la Ruta 040. Se trata de subir y bajar al Teide desde la playa de El Socorro, en Los Realejos (Tenerife). Pasar de 0 a 3.718 metros, en un trazado de 56 kilómetros de ida y vuelta que concluye con un baño en el mar. Son unas 12 horas andando aunque Capell necesitó poco más de la mitad para fijar un nuevo récord. Por estos pagos, Aritz Egea es el corredor que más se suele prodigar en los retos. Esta vez ha tirado de originalidad y le ha añadido unas buenas dosis de solidaridad. De hecho, prima más la segunda [recaudar dinero para las asociaciones SuperH (cáncer infantil) y Baila con EM (esclerosis múltiple)] que la primera. El caso es que mañana correrá de sol a sol, desde las 8.02 hasta las 17.47 horas entre Ezkio y la cima del monte Izazpi. Son 12 kilómetros y 750 metros de desnivel que recorrerá durante casi diez horas. Todo por dos buenas causas. Las aportaciones, en kronoak.com. Y, además, hay sorteos más que interesantes.

 

viernes, 6 de noviembre de 2020

El asteroide de 2027

Si pensaban que durante estos diez primeros meses de 2020 lo han visto y oído todo, agárrense que vienen curvas. Patidifuso me quedé el otro día escuchando una entrevista a J.J. Benítez. Con toda solemnidad, el escritor pamplonés anunció la madre de todos los cataclismos para, como quien dice, dentro de nada. Según sus fuentes (un inciso, es periodista), hacia 2027 va a caer sobre la Tierra un gran asteroide, de 11 kilómetros de longitud, que provocará 1.200 millones de muertos en solo 48 horas. Por si ya están preocupados, sepan que ese pedazo de agujero se producirá lejos de aquí, concretamente, en las Bermudas. Luego no digan que no les hemos avisado. Dice un compañero que cada cierto tiempo J.J. Benítez va anunciando apocalipsis que luego no se cumplen. Vendrían a ser como las fechas de finalización del TAV, que también parece un fenómeno paranormal porque nos han prometido que estará en marcha en tantos años distintos que uno empieza a creer a aquellos que opinan que el trazado se convertirá en un bidegorri que conectará Donostia, Bilbao y Gasteiz. Volviendo a J.J., las teorías y profecías que mantiene para explicar enfermedades o fenómenos dan para echar unas cuantas risas. Que falta nos hace reír estos días.

viernes, 30 de octubre de 2020

Se viene un Maguregui

No hay que ser un lince para intuir que se avecina un cerrojazo. Se viene un cierre a lo Racing de Santander de Maguregui, autobús incluido. Cuando un gobernante advierte de que vienen semanas y meses duros y difíciles, lo propio es traducir esas palabras como que estamos a las puertas de un segundo confinamiento domiciliario. El confinamiento 2.0 igual será más light que el confinamiento 1.0 porque quizás no se cierren los centros escolares y trabajen los empleados esenciales y no esenciales, pero parece que va a ser difícil de evitar. Pinta mal el panorama. Hace unos días recordábamos en este periódico que en junio Gipuzkoa encadenó 18 días seguidos sin contagios y hubo una jornada de ese mes en la que en toda la CAV se registraron seis positivos. Entonces se hacían unas 4.000 PCR. Ahora llevamos una semana con 500 contagios diarios en Gipuzkoa, cifra arriba, cifra abajo. Eso sí, ahora se hacen más PCR (ayer 16.700 en la CAV). La segunda ola también nos ha empapado. El confinamiento en casa es una jodienda, pero lo amortiguamos con megas, comida y calefacción. El problema es que hay familias, cada vez más, que no tienen ni calefacción ni comida para echarse un bocado.

sábado, 24 de octubre de 2020

Doble nacionalidad

El partido político que incluya en su programa electoral la creación de la doble nacionalidad guipuzcoano-navarra tiene ganado mi voto en las próximas elecciones, las siguientes y las siguientes. Quienes residimos en Navarra pero trabajamos en Gipuzkoa, y cruzamos a diario de un territorio a otro de la forma más natural del mundo, llevábamos más o menos bien lo de las festividades. Sales el 3 de diciembre de Navarra que parece que ha pasado un meteorito porque está todo quisqui de fiesta, y llegas a Gipuzkoa, que vive un día laboral como otro cualquiera. Y a la inversa sucede el 31 de julio. Nos conocemos todas las fiestas, patronos y vírgenes de ambos territorios, y también las de Iparralde, que incluyen armisticios, la toma de la Bastilla, Pentecostés, la Asunción, la Ascensión y un largo rosario. Hasta ahí no hay problema. El problema es cuando llega una pandemia y trazan una línea roja. Por aquí se puede, por aquí no se puede. Una línea que entiendes que por algún lado hay que dibujar pero que te parte la vida en dos. Y luego ya, de remate, llegan los tribunales para dictar autos contradictorios sobre medidas similares hasta crear un estado de confusión. Así que, a la espera de que expidan el carnet de guipuzcoano-navarro (y ya puestos, a la espera de que nos beneficiemos de los descuentos de Abiatu), nos quedaremos en casa.

viernes, 16 de octubre de 2020

'Radio Gaga'

Convendría que políticos como la presidenta de la Comunidad de Madrid, también conocida como IDA (Isabel Díaz Ayuso), reservaran un poco de su preciado tiempo para escuchar los testimonios de ciudadanos que durante la primera ola de la pandemia las pasaron canutas. Hay cientos, miles de amargas experiencias, pero tiene un buen muestrario en las dos primeras entregas de la nueva temporada de Radio Gaga, el programa de Movistar+ que conducen Quique Peinado y Manuel Burque. Sin recurrir a lo que un compañero de la redacción llama "pornografía emocional", es decir, convertir un espacio televisivo en un valle de lágrimas, los relatos estremecen. Por la Plaza de Chamberí de Madrid, donde los dos presentadores instalan su caravana durante los dos capítulos (Reencuentros y Despedidas), pasan desde quien ha perdido a familiares, a enfermeras recién salidas de la facultad que le vieron los ojos al virus de cerca, una médico a la que el mundo se le derrumba o José, un jubilado de tristísima mirada. Casado desde hace más de 60 años, durante la pandemia no pudo visitar a su mujer en la residencia de ancianos en la que vive mientras escuchaba a diario cómo en el centro morían personas como moscas. "Nos ven a los mayores como una carga, como un estorbo". Tremendo.

martes, 13 de octubre de 2020

Nochevieja

La próxima semana se cumplen siete meses del inicio de esta anormalidad. Qué risa María Luisa cuando veíamos a los chinos construir un hospital como quien monta un mueble de Ikea, y qué llantos ahora que vemos que los chinos llevan cuarentaytantos días sin contagios (o se dicen) y se van de vacaciones (425 millones de turistas se mueven estos días por el país), mientras aquí seguimos sumando casos y echándonos los trastos a la cabeza. El antes y después lo marcó el 14 de marzo, con aquella comparecencia nocturna de Pedro Sánchez anunciado que había que quedarse en casa durante 15 días y que se decretaba el estado de alarma. Las cifras hablaban entonces de 120 muertos y más de 4.000 positivos en el Estado (hoy son 32.500 fallecidos y 835.000 casos). Entonces, en marzo, solo podíamos salir a hacer la compra, a la farmacia, que no tenía mascarillas, y a pasear al perro. Y empezó el baile de polémicas. Primero fue con los dueño de perros. Luego con los padres que salían con los hijos. Poco después con quienes incumplían las franjas horarias. Más tarde con las terrazas y bares. Le siguieron las aglomeraciones en las playas, y hace un mes le tocó el turno a la vuelta a las clases. Se anunció un cataclismo que no ha sido tal. La que se viene con Nochevieja y navidades ya va para nota.

jueves, 1 de octubre de 2020

Derecho, izquierda y centro

Una de mis herederas me hizo el otro día tres preguntas para un trabajo del instituto. 1. "Dime un periódico español (con sede en Madrid, aclaro) de derechas". 2. "Otro periódico de centro". 3. "Y otro de izquierdas". Solo tuve respuesta para la primera pregunta. "El ABC y, si quieres, también La Razón, que es como su marca blanca". Para las preguntas 2 y 3 me quedé mudo. No supe contestar. Igual ustedes tienen la solución. Izquierdas, derechas, centro, centro-derecha, centro-izquierda... ¿Existen? Que se lo pregunten a Miren Albistur, que ha pegado un salto que ni Armand Duplantis con la pértiga. De ser candidata del PP a la Alcaldía de Donostia a asesora del diputado de Cultura, Harkaitz Millán, que ahora es socialista, o al menos figura en la cuota del PSE del Gobierno foral, pero que entre 2003 y 2007 fue concejal de EA en la capital guipuzcoana. La política se ha puesto últimamente que no hay quien la entienda. Miren si no a CiU. Era un matrimonio formado por Convergència Democrática de Catalunya y Unió Democrática de Catalunya. Consumado el divorcio, Unió desapareció para renacer como Units per Avançar, y Convergència se ha disgregado en tres: Junts per Catalunya (Puigdemont), Partit Demòcrata Europeu Català (el PDeCAT de Artur Mas) y el Partit Nacionalista de Catalunya. No sé si me siguen.

viernes, 25 de septiembre de 2020

La cumbre del G-2

En plena era de la comunicación instantánea, con una pandemia que está causando estragos, hay políticos aficionados al género epistolar, como si viviéramos en tiempos de los papiros. Pedro Sánchez pidió el pasado jueves una reunión a Isabel Díaz Ayuso por medio de una carta. Como no podía ser de otra manera, la presidenta de la Comunidad de Madrid respondió con otra misiva. Hablamos del siglo XXI. Es habitual que los gobernantes se crucen cartas, supongo que para que quede testimonio por escrito de tal o cual asunto, pero solicitar una cita a dos se resuelve con un telefonazo y, si me apuran, con un mensaje por WhatsApp. Más si la comunidad en la que resides o que gobiernas se encuentra en una emergencia sanitaria. Entre el envío de la carta, la respuesta y la posterior cita, en una escenografía más propia de un show de Trump (por aquello de la profusión de banderas), transcurrieron cinco días. En lugar de ser diligentes, hay políticos que se manejan como las diligencias del Lejano Oeste. Las prisas no son buenas consejeras, pero demorar asuntos que son prioritarios es desesperante, sobre todo para quien está a la espera de que la acción política se traduzca en hechos. Seis meses han tardado en poner dispensadores de hidrogel en el metro de Madrid. Poco más que apuntar.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Wuhan es jauja

A comienzos de marzo, cuando la pandemia era ya un hecho en China y avanzaba puertas afuera del gigante asiático, sobre todo en Italia, casi todos los días me afanaba en leer crónicas y comentarios de expertos acerca de lo que sucedía en ambos países. Por pura lógica, pensaba que lo que ocurría en China, quince días después se repetiría en Italia y, dos semanas después, en estas tierras nuestras. Así que si China encerraba a una ciudad entera manu militari, Italia haría lo mismo y nosotros, ídem de ídem. Los domingos por la tarde resultaba sobrecogedor escuchar, a eso de las seis, cómo las emisores interrumpían el carrusel de fútbol de turno para ofrecer el último balance de víctimas de Italia: 200, 300, 500. Terrible. Ahora le he dado la vuelta a la tortilla y me empapo de informaciones sobre las vacunas contra el COVID-19 (será cosa de mi optimismo patológico), mientras leo, entre asombrado e incrédulo, una crónica de Ismael Arana en La Vanguardia en la que explica que Wuhan, donde empezó todo, es jauja. Los niños van a clase sin mascarilla, la chavalería disfruta en las discotecas hasta las tantas, bares y terrazas rebosan de clientes y los turistas campan a sus anchas. Pero no sé que me da que, al contrario que en marzo, un mes después lo que ocurre en Wuhan no va a tener su réplica en estas nuestras tierras.

viernes, 4 de septiembre de 2020

'Non dago Mikel?'

Se viene una tabarra importante con esa serie que aún nadie, o muy pocos, ha visto y de la que todo el mundo habla. Es como si retrocediéramos un año porque, si se consulta la hemeroteca, se comprueba que en septiembre de 2019 la misma serie ya protagonizó varios titulares a cuenta de un estreno en el Zinemaldia que luego no fue tal. He leído en los últimos años bastantes entrevistas con el autor del libro, pero, como ni he leído medio capítulo de su obra, ni he visto ni dos minutos de la serie, pues no tengo un solo argumento que aportar a la polémica. Enreden en las redes sociales, que hay opiniones hasta hartar. Raro es que una película, un documental o una serie que aborde el denominado conflicto vasco no genere polémica. Si se sustenta en un amplificador como el Zinemaldia, ni te cuento. Solo hay que recordar La pelota vasca, la piel contra la piedra, de Julio Medem. En fin, que ya que estamos en vísperas del festival de cine, la serie en cuestión estará hasta en la sopa pero aquí hemos venido hablar de otra cinta: el documental Non dago Mikel?, de Amaia Merino y Miguel Ángel Llamas, sobre la detención, desaparición y muerte de Mikel Zabalza tras ser torturado en el cuartel de Intxaurrondo. En noviembre se cumplirán 35 años de un caso sobre el que no se ha hecho ni justicia ni reparación.

sábado, 29 de agosto de 2020

Plante en la NBA

Con cierta frecuencia se critica a los profesionales del deporte porque no se pronuncian sobre cuestiones políticas y sociales. Es algo que no sucede, por ejemplo, en el mundo de la cultura. A los actores, actrices, artistas, cantantes y escritores se les reclama, casi como una exigencia, que se mojen. A los deportistas no, aunque, como en todo, hay excepciones y no conviene generalizar. Hay profesionales y profesionales, y luego están los jugadores de la NBA, que se han convertido en abanderados de la lucha contra el racismo. Hay quien ya compara el plante (que no boicot) de los jugadores al recordado gesto que protagonizaron Tommie Smith y John Carlos tras ganar las medalla de oro y bronce de los 200 lisos en los JJOO de México '68. Con el puño cubierto por un guante negro, alzaron el brazo mientras sonaba el himno de EEUU para reivindicar los derechos de la población negra. Sobra decir que en su propio país fueron condenados a la hoguera pública. Ni siquiera ocho años de presidencia de Barack Obama han aplacado el problema racial. Es algo más, mucho más, que un problema del color de piel. Por eso resulta alentador el plante de los jugadores de la NBA, que han dicho basta al racismo y la impunidad, y se han plantado.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Malos hábitos

La pandemia ha acabado por enterrar malas prácticas que eran comunes hasta hace nada. Somos más limpios, respetamos las colas pacientemente y acatamos las órdenes de la autoridad competente sin rechistar, terraplanistas y conspiranoicos del 5G al margen. En el ámbito escolar, por ejemplo, cada comienzo de curso los profesionales de 0-3 años advierten a los padres de que está prohibido que los niños acudan a las aulas si presentan síntomas, siquiera leves, de que sufren tos, catarro, diarrea o cualquier otra dolencia de este tipo. Es de puro sentido común que a esas edades la transmisión de enfermedades y los contagios son difíciles de evitar. Y, sin embargo, es frecuente que cometamos el pecadillo de llevar a nuestros hijos de dos o tres años al colegio o la ikastola con síntomas de sufrir una enfermedad, cuando es evidente que se deberían quedar en casa. Se supone que con la crisis desatada por el COVID-19, los profesionales ya no deberán llamar la atención a los padres que incumplen o han incumplido esta norma escrita. El riesgo es más que evidente. Y como la vuelta a las aulas se va a convertir en el asunto central de debate en dos semanas, no está de más recordar que, al menor síntoma, lo prudente, aconsejable y necesario es no correr riesgos y que el alumno no se mueva de su domicilio.

domingo, 16 de agosto de 2020

El callejero Borbón

El otro día vi una foto en la que los reyes españoles (solo quedan dos, ¿no?) paseaban junto a sus dos hijas por una calle de Petra (Mallorca). Si no fuera por la mascarilla, la imagen podía ser en blanco y negro y de hace 40 años. Anacrónica. Vecinos a ambos lados de la acera como quien asiste a un desfile y el cuarteto en formación saludando con una mano, en un gesto que esta gente lo borda. Todo lo que rodea a las familias reales, condes, marqueses y demás tropa (nobleza le llaman, pero ser noble es otra cosa), me resulta rancio a más no poder. De otros tiempos. De esas instituciones que si no existieran, tampoco las echaríamos en falta. Y lo mismo me da que sea en España, Suecia, Reino Unido o Japón. Gentes que dan más que hablar (emérito aparte) por las sandalias que llevan que por su actividad cotidiana. Gentes que inexplicablemente dan nombre a cientos de calles, avenidas, autovías, parques o puentes. Para muestra, el fugitivo. Más de 600 vías públicas del Estado tienen el dudoso honor de llamarse Juan Carlos I o similares. Gipuzkoa y otros siete territorios (el último, Álava) son la excepción. No hay ninguna. En Badajoz hay 50; en Toledo, 48; y en Murcia, 44. Todo un derroche de originalidad.

domingo, 9 de agosto de 2020

De Arantzazu a Gorramendi

Si las bicicletas son para el verano, lo de este año va para nota. Andar en bici se ha convertido en el deporte nacional. Mountain bikes, bicis de carretera y las cada vez más demandadas eléctricas se han adueñado del paisaje. Por aquello de aportar un granito de arena a una afición tan saludable, durante las próximas semanas publicaremos en las páginas de este periódico ascensiones a puertos con todos los detalles gracias a la labor de los impulsores de la web Altimetrías. Ascensiones que destacan por su belleza, su dureza, su entorno natural o porque son desconocidas para el común de los txirrindularis. Arrancamos con la subida a Gorramendi desde el paraje de Indarte Erreka, en pleno corazón del valle de Baztan. Una ascensión preciosa, en una carretera con muy poca circulación y que tiene su particular premio de la montaña en la cima: unas vistas fabulosas que abarcan desde los Pirineos a las playas de Las Landas. Basta una bici y un estado de forma aceptable para encarar los repechos de un lugar que guarda, además, mil historias. Y si uno no está en forma, también se puede subir en moto o en coche. Gorramendi es la primera etapa y Arantzazu el campo base de las salidas montañeras que también les propondremos en las próximas semanas. A disfrutar.

viernes, 31 de julio de 2020

Apilar piedras en el monte

De todas las modas absurdas que se han ido sucediendo en los últimos años, hay una que ha pasado un tanto desapercibida, pero que, además de ser propia de tontainas, es dañina para el medio ambiente. Se trata de amontonar piedras en el monte para formar figuras o nombres y, cómo no, inmortalizar la hazaña en una selfi que se sube a la red social de turno. Una gilipollez, lo de dejar la firma de uno a su paso por el monte, que sobre todo afecta a zonas de Pirineos pero que también ha hecho carrera en lugares más cercanos como el monte Larun. Solo hace falta asomarse a una de las áreas de este balcón de Euskal Herria para comprobar que la estupidez humana no tiene fin. Decenas de piedras están apiladas sin ningún sentido, mientras al lado aparecen escritos sobre el terreno varios nombres dibujados con pequeños pedruscos. Lo que puede parecer una nimiedad, no es tal. Expertos aseguran que estas prácticas causan daño a la flora, la fauna y el ecosistema, además de que alteran el paisaje. Con lo sencillo que es dejar el monte tal y como te lo encuentras (y de paso llevarte a casa la basura que generas), siempre hay quienes dan la nota. Será los mismos que se dedican a poner pegatinas hasta tapar las señales que indican el nombre y altura en las cimas de los puertos más míticos de los Pirineos.

viernes, 24 de julio de 2020

Armstrong, el farsante

"Vaya donde vaya, el resto de mi vida, alguien se acercará y me dirá: que te jodan”. Así comienza Lance (Movistar +), el documental que narra la trayectoria del, seguramente, deportista más tramposo de la historia: Lance Armstrong. La historia es de sobra conocida y no es el primer documental en el que participa el exciclista texano, pero no está de más escuchar los testimonios que se ofrecen, desde Floyd Landis (pieza clave) hasta Johan Bruyneel, otro farsante. Armstrong no ha perdido la arrogancia que mostró en sus años de profesional. Es un soberbio y no lo disimula. No hay más que ver el desprecio con el que habla del Tour que ganó Carlos Sastre. Pero quizás lo más llamativo del documental es que cuesta creer que Armstrong ganara siete Tours seguidos dopado hasta las cejas sin que se presentara prueba alguna. Al espectador poco ducho en ciclismo le queda claro que sus victorias (anuladas posteriormente) fueron encubiertas, entre otros, por la UCI y el emporio millonario que se creó alrededor de su figura. Como a otros tantos ídolos caídos, a Armstrong le pudo la avaricia. Volver después de tres años retirado fue su perdición. No reclutó a Landis que, despechado, cantó la Traviata. La historia de chico que supera un cáncer y gana siete Tours se desmoronó como un castillo de naipes para dar paso a uno de los escándalos más vergonzosos de la historia del deporte.

viernes, 17 de julio de 2020

No sin mi mascarilla

He perdido la cuenta de las veces que he tenido que volver a casa, al coche o a la redacción en busca de la mascarilla porque se me había olvidado ponérmela. De la misma forma que todos los días salimos de casa con el móvil, nos acostumbraremos (mal que nos pese) a salir con la mascarilla. Se va a convertir en un apéndice más de nuestro cuerpo. Y si no, ya estará ahí la policía de la mascarilla para ejercer el macartismo, como en su día hizo la policía de balcón. Porque somos gentes de costumbres y solo obedecemos a golpe de prohibiciones. Si nos recomiendan tal o cual cosa, tendemos a no seguir el consejo hasta que se convierte en obligatorio. Recuerda a esos tramos de carretera en los que está prohibido circular a más de 80 kilómetros por hora. Todos los días superamos los 80 km/h, hasta que instalan un radar, nos fríen con un par de multas y ya entonces pisamos el freno. Más o menos lo que ha sucedido con las mascarillas. Llevarlas es un incordio (no conozco a nadie que esté encantado de ponérsela), pero es un elemento indispensable para frenar los brotes y los rebrotes. Solo un consejo a las autoridades: sería deseable que las órdenes que se publican en el Boletín Oficial del País Vasco fueran un pelín menos farragosas.

viernes, 10 de julio de 2020

Turismo por escalafones

Durante años, algunos responsables turísticos han ensalzado hasta la saciedad a los visitantes más pudientes, a quienes pueden gastar sus euros en hoteles, restaurantes y tiendas de postín sin tener que mirar la cuenta corriente. Cuanto más gastaran, mejor. Todo turista era bienvenido, pero digamos que, si dividiéramos a los visitantes en escalafones, en último lugar situaríamos a los mochileros, como si no hubiéramos sido mochileros alguna vez en nuestra vida, y en la cúspide colocaríamos a la típica pareja de jubilados norteamericanos o británicos que tiene el dinero por castigo. En algún lugar de esa pirámide situaríamos a las autocaravanas, un colectivo demonizado a este lado de los Pirineos. Solo hay que cruzar la muga para comprobar que Francia trata a los turistas de autocaravana con casi idéntico mimo que lo hace con el que se aloja en un hotel. Me lo decía el otro día un amigo que habitualmente se va de vacaciones con la casa a cuestas: "Como no gastamos en alojamiento, la gente se piensa que no gastamos allí donde vamos, pero hacemos compras, bebemos, vamos a restaurantes y consumimos como el resto". Casualidades de la vida, la pandemia ha convertido este tipo de turismo en uno de los más solicitado por ser más seguro.

viernes, 3 de julio de 2020

Equivocarse

Se atribuye al escritor alemán Johann W. Goethe la frase: "El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada". Durante esta pandemia que no acabamos de quitarnos de encima, se diría que ha estado prohibido equivocarse. A quien se ha equivocado en la toma de decisiones, en recomendaciones que luego han sido contraproducentes o en pronósticos que luego no se han cumplido, le han caído y le seguirán cayendo una lluvia de palos. Muchas veces por personas que ni han tomado ni tomarán una decisión en su vida, o que a lo más que aspiran es a decidir si compran el yogur natural sin azúcar o con azúcar. Parafraseando a Goethe, el que nunca toma decisiones, nunca se equivoca. También durante estos tiempos raros que vivimos desde hace casi cuatro meses nos hemos vuelto un pelín más irascibles. Debe ser por el encierro. ¿Que alguien se equivocaba? Chorreo de improperios en las redes. Cierto es que a veces hubo decisiones incomprensibles (recuerden lo de que los niños solo podían salir si iban al súper o a la farmacia acompañando a un adulto, qué tiempos), pero ya lo dijo otro escritor, en este caso poeta, el británico Alexander Pope: "Errar es humano, perdonar es divino y rectificar es de sabios". Así que equivóquense, que ganarán en sabiduría.

viernes, 26 de junio de 2020

La gira

La gran aportación de El Preparado y su mujer a la pandemia ha sido organizar una gira. Como viven en su mundo, se han propuesto visitar todas las provincias españolas para "agradecer el esfuerzo a toda la sociedad". El otro día visitaron Las Palmas de Gran Canaria y, en un arranque de locuacidad, dijo Felipe VI que el turismo es muy importante para las islas. Ir de gira se les da bien. Dan de qué hablar a las revistas de papel couché y, de paso, desvían la atención sobre temas sustanciosos como el viaje de novios que les pagamos a doblón. Ostentoso se queda corto. Más de 20 días recorriendo el mundo con alguna jornada de a 30.000 la noche. Un gasto de casi medio millón de euros, la mitad, cómo no, sufragados por un empresario amigo del emérito. En sus discursos no dicen más que obviedades escritas por sus escribanos oficiales y jaleados por los medios de comunicación de turno, pero el apego que tienen al dinero y el lujo viene de cuna. Se ha sabido ahora que Felipe VI retiró en marzo la asignación a su padre (161.000 euros del ala) tras destaparse más chanchullos de Juan Carlos I. La Casa Real podría devolver ese dinero a las arcas del Estado o, qué se yo, dedicarlo a cualquier entidad que se ha batido el cobre en la pandemia. Pero no. Lo va a destinar a "imprevistos". Hay que tener muchos imprevistos y mucha cara.

viernes, 19 de junio de 2020

Mus en las discotecas

Ni era ni soy amigo de las discotecas, pero reconozco que aquella me cambió la vida. Para bien. Éramos más de la sala de fiestas Bordatxo que de aquel local con nombre de caserío pero, por alguna razón, aquella noche caímos allí. De pie. Qué alto eres. Qué alta eres. Cómo te llamas. De dónde eres y tal... hasta hoy. Creo que no he vuelto a pisar una discoteca desde entonces. La nueva normalidad, o como quiera que se llame este raro tiempo en el que vamos por la calle con una mascarilla y esquivamos a la gente, se estrena precisamente con novedades en las discotecas. Pueden abrir, pero con un aforo limitado al 60% y sin pista de baile. Es justo lo que algunos venimos reclamando desde hace décadas. Si había discotecas sin alcohol, ya era hora de que hubiera discotecas sin baile. ¿Qué necesidad bailar? No están nuestras caderas para imitar a Travolta. Somos más de mover el esqueleto con un leve movimiento de hombro para adelante sin que se caiga el cubata, así que esta es nuestra oportunidad. Lo dejó claro ayer Arantxa Tapia, que lo mismo te presenta un plan renove de máquina herramienta, que te da las nuevas pautas en las discotecas: "En las pistas de bailes se deberán colocar mesas". Qué gran oportunidad se abre para organizar campeonatos del mundo de mus. O de tute. Fiebre de sábado noche, yeah.

viernes, 12 de junio de 2020

Los periódicos no contaminan

Uno de esos placeres diarios que nos deja un regusto dulce consiste en tomar por la mañana un café con leche y un cruasán, acompañado de la lectura de uno o varios periódicos. Confieso que cuantos más periódicos ofrecen un bar o una cafetería a sus clientes, más me gusta el local. Los establecimientos que se gastan sus cuartos en ofrecer prensa gratuita están entre mis preferidos. Y, afortunadamente, vivimos en un país en el que leer la prensa en un local hostelero es tan habitual como tomarte una caña. La pandemia se ha llevado también por delante a los periódicos de los bares sin que exista una causa-efecto. Los periódicos, el papel impreso, no contamina. No está documentado ningún caso de contagio de coronavirus en todo el mundo por contacto con el periódico. Lo han resaltado la OMS y varios estudios epidemiológicos. Tiene su explicación. El papel de prensa es poroso, lo que le convierte en uno de los materiales más resistentes al virus. Además, el propio sistema de producción de la prensa escrita (con tinta, lógicamente) hace que sea un producto estéril. Añadan las medidas higiénico-sanitarias que todas las empresas periodísticas hemos implantado en nuestras instalaciones, desde redacción a impresión y distribución, y convendrán en que hay pocos artículos más seguros.

viernes, 5 de junio de 2020

Simplistas

El pasado domingo, en la conferencia de presidentes autonómicos, Pedro Sánchez propuso a las comunidades que están más avanzadas en la desescalada que, a partir del próximo lunes 8, permitan la libre circulación entre territorios. El ministro Ábalos lo confirmó el lunes pero, 24 horas después, en uno de esos habituales giros del Gobierno español, su compañero de gabinete Salvador Illa dijo que nanai de la China, que no se podrá transitar de una comunidad a otra hasta el fin de la fase 3, allá por el 22 de junio. El Gobierno Vasco insiste en que confía en la palabra dada de Sánchez y ha convertido esta demanda en una de sus prioridades. No faltan mensajes simplistas que reducen esa insistencia al deseo de los vizcainos de desplazarse a Castro, Noja, Haro y demás. Como si la mayoría de vizcainos disfrutaran de una segunda residencia. Son mensajes simplistas porque olvidan, quizás porque no miran más allá del portal de su casa, que hay más mugas que la de Bizkaia con Cantabria. Cientos de navarros se desplazan a diario a Gipuzkoa (y viceversa), y no menos cientos de alaveses viajan de la Rioja Alavesa a Logroño y alrededores (y viceversa). Digo yo que esos simplistas son los mismos que, cuando atraviesan el paso de Biriatu, creen que Biriatu es una estructura de hierro bajo la que circulan vehículos y desconocen que es un municipio situado en un alto a orillas del Bidasoa.

viernes, 29 de mayo de 2020

Plan Renove de bicis

El movimiento se demuestra andando... y a partir de ahora pedaleando. Si ya era sano y ecológico desplazarse en bici, la pandemia ha convertido a la burra en una de las mejores alternativas de transporte. Permite mantener la distancia de seguridad, no contamina, ocupa poco espacio y es saludable. En Gipuzkoa hay una amplia red de más de 225 kilómetros de bidegorris para predicar con el ejemplo. Y, sin embargo, pese a recibir parabienes, que uno recuerde no suele haber ayudas para arreglar o comprar bicis. Hay planes Renove para cambiar de coche, para la máquina-herramienta o para comprar nuevos electrodomésticos, pero no se destina un euro a las bicis. Italia va a invertir 120 millones de euros en un plan para fomentar el uso de la bici y subvencionará con hasta 500 euros la compra de bicis y monopatines. Francia, muy amiga de los cheques, pagará 50 euros para la reparación de bicis e incentivará con ayudas a los trabajadores que se desplacen dando pedales, y Suecia subvencionará la adquisición de eléctricas. Más cerca, la Comunidad Valenciana también otorga ayudas para comprar bicis y patinetes. Algunos de sus políticos, como el alcalde de Valencia, Joan Ribó, dan ejemplo y casi todos los días se desplazan en bici. Será que los nuestros no son muy de andar en bici, salvo en la campaña electoral.

viernes, 22 de mayo de 2020

El fútbol, al desnudo

La pandemia ha puesto al fútbol ante un espejo y se ha visto desnudo. Y no solo porque ha comprobado algo que ya sabía: su absoluta dependencia del dinero de las televisiones para mantener el derroche de millones de euros en fichajes y sueldos millonarios. Se ha visto desnudo porque, sin la presencia de los aficionados en las gradas, el fútbol es una nadería. Insulso. Lo pudimos comprobar el fin de semana pasado en la Bundesliga. Un partido sin público es lo más parecido a un entrenamiento intenso. Sexo sin amor, pan sin sal, huevos sin jamón. Los clubes de fútbol necesitan a los hinchas como el comer. Necesitan a esos hinchas a los que llevan años maltratando con horarios infumables y caprichos de rico. Los aficionados han perdido peso en las cuentas anuales de los clubes pero hay intangibles que no se miden con dinero. Y el apoyo desde las gradas es uno de ellos. Y quien dice fútbol, dice ciclismo. El ciclismo no está bañado en oro precisamente, al contrario, pero tampoco puede sobrevivir sin público en las cunetas. Lo lleva en el ADN. El Tour o el Giro no se entienden sin aficionados a ambos lados de la carretera. Por eso hay más dudas de que este año podamos disfrutar del Tour y el Giro que del fútbol. Porque cuesta creer que se corran carreras sin aficionados. No sé si veremos ciclismo pero seguro que ya no vemos es esa antigualla de los besos de las azafatas en el podio. No hay mal que por bien no venga.

viernes, 15 de mayo de 2020

O sea, Borjamari

A finales de los años 80 se hizo célebre (hoy se haría viral) una imagen tomada por el fotógrafo de Interviú Roberto Villagraz en la que se veía a JonMantecamás conocido como El Cojo Manteca, rompiendo con su muleta un letrero de una boca del metro de Madrid, en medio de una carga policial tras una manifestación de estudiantes contra la Logse del Gobierno de Felipe González. Aquello nos pilló siendo algo críos, aunque años después también nos manifestamos, no recuerdo el motivo pero sí cómo: caminábamos de espaldas por la Gran Vía de Bilbao y coreábamos lemas tan subversivos como "Con esta universidad, vamos de culo". En Madrid, en la calle Núñez de Balboa, que a mí me suena del Monopoly pero igual me confundo con Juan Bravo, el otro día los Borjamaris, Cayetanos y Pocholos salieron a la calle para protestar contra rojos, separatistas y sociatas. Como imagen, queda el tipo que protestaba golpeando una señal con un palo de golf. O sea. Se congregaron una mezcla de pijos, cachorros de Abascal y franquistas (valga la redundancia) que, en plena cuarentena, en la ciudad española más castigada por el coronavirus, se manifestaron tan campantes, sin que interviniera la Policía. Todo en orden.

viernes, 8 de mayo de 2020

Ojos pistacho

He visto todos los capítulos de la fabulosa serie documental The Last Dance (El último baile), que destapa las interioridades de los Chicago Bulls en la temporada 1997-1998 y, vaya, no me había fijado en que, por lo visto, Michael Jordan tiene los ojos amarillos. Entre que uno no distingue bien los colores y rara vez se fija en los ojos del personal, ya sean verdes o pistacho, no había caído en la cuenta. Me había fijado en que Jordan tiene unos kilos de más y un casoplón, Larry Bird es un abuelete de 63 años y Scottie Pippen tiene voz de encantador de serpientes. Pero lo de los ojos amarillos, ni olerlo. El caso es que varios periódicos deportivos le han dedicado espacio al asunto aportando las más diversas teorías. El asunto me viene de perlas para hablar de lo importante y lo accesorio o, lo que es lo mismo, de lo que es general y de lo que es una excepción. De cuántas veces damos suma importancia a quien se salta las reglas en perjuicio de los demás, y no reparamos en que la inmensa mayoría cumple a rajatabla las normas. Sucede con el dichoso virus. Las redes sociales arden cuando alguien incumple las reglas, pero apenas subrayamos que una mayoría de ciudadanos se ha comportado y ha seguido las normas y recomendaciones con ejemplaridad. Y no lo digo yo. Lo dice el jefe de la Ertzaintza.

jueves, 30 de abril de 2020

Me dicen que...

Me dicen que... Cada vez que me llega un vídeo al WhatsApp precedido por esta frase, intuyo que  es falso. Un tipo que se pasea en pelotas por Beasain, jabalís a sus anchas en Trintxerpe, coipús en el Paseo Colón de Irun, un tiroteo en Urnieta, un mogollón de peces en el litoral de Mutriku... Siempre son imágenes llamativas y siempre con la coletilla de que el lugar de los hechos es cercano. No sé cuántos van en estos casi 50 días de confinamiento. El último me llegó tres veces en menos de 24 horas. Un camión a toda velocidad se estampa contra un peaje y comienza a arder ante la mirada de un grupo de gendarmes. Al poco me llaman de casa. “¿Que ha pasado en Biriatu”. “Nada”, contesto. “El vídeo es de otro día y no es Biriatu”. Bastaba teclear cuatro palabras en Google para comprobar que se trataba de un accidente que sucedió el 26 de noviembre de 2019 en un peaje de la autopista A-1 de Francia. Por concretar, en la localidad de Roye. A unos 900 kilómetros de Biriatu, por cierto. En uno de los grupos de WhatsApp de mi móvil, como soy el único periodista y estamos todo el rato de coña, cada vez que alguien envía un vídeo de este pelo, hay otro que añade: “Juanma, confirma dónde es”. La respuesta siempre es la misma: “Orihuela”. l

viernes, 24 de abril de 2020

Agendas y pósits

No soy amigo de las agendas. Tampoco de las plumas estilográficas. Ni de los paraguas, que los pierdo a las primeras de cambio. Soy fan del boli Bic con capuchón y de los pósits. El otro día confirmé la importancia de los pósits mientras veía la película Path to the Everest, que narra los dos ascensos de Kilian Jornet a la cima más alta del mundo. El director, Josep Serra, explicaba que hizo el guion de la cinta escribiéndolo en pósits que iba pegando en una pared. Un genio. El caso es que en las últimas navidades me regalaron una agenda. Muy bonita. Con su tapa dura, sus días escritos en inglés y una leyenda debajo de cada página para que anotes si tu jornada ha sido buena, bastante buena o perfecta (no hay opción de mala o malísima). En la agenda iba apuntando futuras entrevistas y reportajes, convocatorias, citas, días señalados... Ya digo que soy más de pósits y de ejercitar la memoria, pero iba tirando de agenda. Hasta que llegó el bicho y la agenda se ha ido al garete. No la he tocado desde que nos metimos en este bucle. La pandemia ha abierto tal abanico de asuntos a tratar y problemas e incertidumbres para abordar que podríamos llenar folios hasta hartarnos. No hay agenda que valga. Y para muestra, la final de Copa, que ya ha tenido tantas posibles fechas que vamos camino de que se celebre en navidades de 2021.

viernes, 17 de abril de 2020

Guerras, ni de pintura


Hace tiempo, un amigo, muy aficionado al montañismo, me hizo ver que los periodistas abusamos de los términos bélicos cuando escribimos sobre expediciones a las grandes cumbres del Himalaya y el Karakorum. Que si "conquista", "ataque a la cima", "montaña asesina"... No le faltaba razón. Me vino a la mente su apunte al escuchar la última intervención de Pedro Sánchez. Si no teníamos suficiente con la ración diaria de expresiones militaristas que sueltan en la rueda de prensa gubernamental los dos individuos que tienen la pechera llena de galones y medallas, el presidente del Gobierno español se explayó en su ya habitual discurso sabatino con un lenguaje bélico que no venía a cuento. Que si "enemigo", "campo de batalla", "guerra" (repitió ocho veces esta palabra) y, para rematar (esta me ha salido a mí), se refirió a la "posguerra", como si estuviéramos a finales del 39. La crisis sanitaria y económica que ha provocado el maldito virus no es una guerra. En todo caso, la situación que se avecina sí que va a ser una economía de guerra. La comunicación no es precisamente el fuerte de Sánchez. Se pierde en largas peroratas sin ir a lo concreto. La sustancia, que diría el otro. Y en esta crisis, si algo se necesita son mensajes claros. Guerras, ni de pintura.

viernes, 10 de abril de 2020

Cuatro verdades

Echando la vista atrás, el otro día recordé que hace muchos años viví un confinamiento. Fue por unas horas, breve, pero intenso. Un domingo por la mañana mi compañero de piso salió de casa temprano y cerró la puerta con doble llave. Residíamos en un piso alto de Bilbao, sin balcones, y no teníamos ni teléfono fijo ni móvil. Estuve encerrado hasta bien entrada la noche, cuando se acercó al otro lado de la puerta de entrada al piso, al descansillo, un colega de la redacción, preocupado porque no había ido a trabajar. No es que entonces ya fuera esencial, pero los domingos me tocaba meter todos los resultados y clasificaciones desde Tercera División a Segunda Regional, así que me debieron echar en falta. Al rato llegó mi compañero de piso, abrió la puerta y salí pitando a la redacción, donde lógicamente tuve una entrada triunfal. Risas. Lo relatado es cierto, pero, imitando a otros colegas que han hecho el juego de escribir en Twitter cuatro verdades y una mentira, ahí van las mías. 1. En una entrevista al entonces jugador de la Real Miguel Fuentes, derramé un café con leche en sus pantalones (se movió la mesa de la terraza). 2 Nunca he fumado un porro. 3. Gané 100.000 pesetas en el concurso El Rompecabezotas de ETB. 4. He corrido varios encierros de sanfermines. 5. Fui campeón ciclista infantil de Baztan-Bidasoa.

viernes, 3 de abril de 2020

Las esenciales

Un chapucero decreto ha dividido la vida esta semana entre trabajadores esenciales y no esenciales. Esenciales somos todos. Pero esencial es sobre todo invertir en educación, en sanidad, en ciencia, en investigación y desarrollo, en políticas sociales de apoyo a quienes más lo necesitan, en solidaridad y en la lucha contra el cambio climático. Por comentar. Pero, ya que estamos en plan esencialista, son esenciales una larga lista de profesionales, la mayoría mujeres, que siempre tienen que alzar la voz para que se vea reconocido su trabajo con unas condiciones laborales y unos salarios dignos. Son esenciales las empleadas en las residencias que cuidan de nuestros ancianos, son esenciales las auxiliares, son esenciales las trabajadoras de ayuda domiciliaria, son esenciales las limpiadoras y son esenciales un largo etcétera de mujeres que se parten el riñón, muchas de ellas por sueldos sonrojantes. Son ensenciales los médicos y las enfermeras, sí, las mismas enfermeras que año tras año se han quejado en balde de que soportaban una carga de trabajo por encima de sus posibilidades. Ha tenido que arrasarnos un virus para darnos cuenta de que algunas de las profesiones que menos valoramos son las más esenciales.

viernes, 27 de marzo de 2020

Todo es extraño

Todo es muy extraño. Todos los días, todas las horas. Es extraño trabajar desde casa, recibir clases desde casa. Es extraño salir a por el pan y el periódico y no cruzarte con un alma. Es extraño regresar de la redacción a casa en coche con toda la AP-8 para ti. Es extraño que ahora mismo la tercera parte de la humanidad esté encerrada en sus domicilios. Es extraño que cada mañana te levantes como si te sintieras como el protagonista de Atrapado en el tiempo. Es extraño ver comercios cerrados, bares cerrados, polideportivos cerrados, restaurantes cerrados, cines cerrados, peluquerías cerradas y empresas (las hay) cerradas. Es extraño ver los autobuses y el Topo vacíos, sin un solo pasajero. Es extraño pasar por campus sin estudiantes, colegios e ikastolas sin alumnos, guarderías sin niños, escuelas de música sin música y parques sin amonas y aitonas de la mano de sus nietos. Es extraño (y muy triste) despedir a tus seres queridos sin un beso ni un adiós. Es extraño entrar en un supermercado y ponerte unos guantes de plástico con los que intentas sin éxito abrir las bolsas de plástico en las que depositas frutas y hortalizas. En fin, que un bicho nos ha demostrado lo vulnerables que somos y lo extraño que nos puede resultar todo. Ánimo y salud.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Solo queda el Tour

Nos las prometíamos felices esta temporada de primavera-verano. Final de Copa, Giro, Eurocopa, Juegos Olímpicos y todo lo que un aficionado al deporte puede echarse al coleto: clásicas belgas y del norte, Itzulia, Champions League, Final Four, el Bera Bera acariciando otro título de Liga, la Zegama-Aizkorri, la final del Campeonato de Parejas, el comienzo del Manomanista... Solo queda en pie el Tour y no se sabe por cuánto tiempo. La salida de la carrera en Niza está prevista para el último sábado de junio y todo hace indicar que será la próxima gran competición que se caerá del calendario. Si hasta los sanfermines andan tambaleándose. La vida aplazada, tituló hace unos días acertadamente un compañero. El deporte, como no podía ser de otra manera, ha pasado a un segundo plano. Tanto aplazamiento, que no suspensión, está provocando que más de una competición se haya trasladado o se vaya a trasladar a septiembre, octubre o noviembre. Pero, que se sepa, un mes no tiene 60 días y no hay calendario que sostenga todas las carreras y competiciones que está previsto que se celebren entre finales del verano y otoño. Alguna, de hecho, corre el riesgo de desaparecer, no este año sino de por vida.

viernes, 20 de marzo de 2020

La vida padre

Cuando se conoció que Iñaki Urdangarin había cometido fraude fiscal y había desviado dinero público que iba a parar a sus empresas, más de una voz apuntó que no había hecho otra cosa que actuar como lo hacía su suegro. Vamos, que ponía en práctica lo que había visto en su casa política, no confundir con su casa materna. El caso es que el tiempo ha dado la razón a quienes sostenían esta tesis. Urdangarin era un aprendiz comparado con lo que hemos conocido del campechano. El exjugador de balonmano y su socio, Diego Torres, se embolsaron cerca de 4,5 millones de euros de beneficios. El rey emérito, loado por su cohorte de aduladores hasta hace dos telediarios, recibió 100 millones de euros del rey de Arabia Saudí. Siempre se ha pegado la vida padre, pero conforme pasan los años se va destapando todo aquello que nos han querido ocultar durante años. De tal palo, tal astilla, porque su sucesor, a quien elogian los mismos que elogiaban al emérito, ha reaccionado un año después de conocer las fechorías de su padre. Van a hacer falta unas cuantas caceroladas y algo más para denunciar tamaño escándalo. Entramos en estos días tan extraños en una monarquía parlamentaria pero quién no te dice que saldemos el 14 de abril con una república.

viernes, 13 de marzo de 2020

Sentido común

Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Durante estos próximos días y semanas vamos a necesitar ingentes dosis de sentido común, responsabilidad y solidaridad. Responsabilidad individual y colectiva, o autorresponsabilidad, como señalaban hace unos días las instituciones. La situación muta cada minuto que pasa e Italia nos muestra el futuro inmediato si no extremamos el aluvión de obligaciones y recomendaciones que debemos cumplir sí o sí. Las palabras del ex primer ministro italiano Mateo Renzi no sé si serán proféticas, pero nos ponen en alerta de lo que puede llegar a la vuelta de la esquina: "España estará en una semana en la misma situación que Italia". Nunca antes nos hemos enfrentado al cambio de hábitos que viene porque nunca antes nuestra vida cotidiana se había visto alterada como lo va a estar en los próximos días. China ha demostrado que el mejor antídoto para frenar este virus y para no colapsar el sistema sanitario es la prevención, la cuarentena y el aislamiento. Así que si hay que estar sin visitar a la amona durante un mes, se está. Y si hay que estar sin disfrutar de la vida social, se está. Tiempo habrá de darle besos y abrazos a la amona, y de echar un par de cervezas. Tarde o temprano, saldrá el sol.

viernes, 6 de marzo de 2020

Bernabéu, 1988

30 de marzo de 1988. Miércoles. Operación Salida de Semana Santa. Almacenes de Pinturas Iztieta, de la mano de Ignacio Villarrubia, txuri-urdin hasta la médula, ha montado un autobús para presenciar la final de Copa y, como servidor es hijo de pintor y de la Real, se apunta. 17 añitos. Viajo con mi primo Joxemari, tres años mayor (ahora no les dejaríamos viajar solos a nuestros hijos). Es la primera vez que voy a Madrid y la primera que visito el Bernabéu. Una expedición de lujo, con noche antes y después del partido en un hotel de cuatro estrellas al lado del Pirulí, entrada en tribuna y mil detalles. No sé si ahora se estila, pero entonces Iztieta organizaba viajes de este tipo. En otra ocasión nos desplazamos en autobús a Suiza, al partido de ida de la Copa de la UEFA contra el Lausanne, con campeonato de mus, trofeos y txapelas incluidas. El caso es que nos las prometíamos felices en el Bernabéu, con una Real que había hecho un temporadón y un Barça que apenas llevó aficionados (su fondo estaba casi vacío) y que vivió el famoso Motín del Hesperia. Felices e ilusionados hasta que Alexanco nos bajó de la nube y la Policía Nacional empezó a repartir palos. Lo peor de una final es la cara de gilipollas que se te queda si pierde tu equipo. Así que, 32 años después, toca desquitarse en Sevilla.

viernes, 28 de febrero de 2020

Quemarse la mano

En todos los ámbitos de la vida y de las profesiones existe la figura del típico subalterno que defiende con tanto ahínco la gestión de su jefe, que acaba pasándose de frenada. En nuestro oficio, por ejemplo, hay jefes de prensa (pocos, afortunadamente) capaces de defender hasta el infinito un error de su jefe supremo. Contigo hasta la muerte. Luego la realidad o su propio jefe, cuando rectifica, le devuelven a su sitio. O pongamos que hablamos de Plácido Domingo. Cuando en agosto pasado Associated Press publicó los testimonios de nueve mujeres que denunciaban haber sido víctimas de acoso sexual por parte del tenor (en septiembre la agencia aportó otros once testimonios), no faltaron quienes desacreditaron la información, como si se tratara de una publicación de chichinabo, y quienes criticaron que se manchara la reputación de un caballero, decían, que se viste de los pies a la cabeza. Llegaron incluso a justificar la conducta del tenor "porque eran otros tiempos", como si entonces fuera justificable lo que ahora es injustificable. Hubo incluso quien puso la mano en el fuego por Plácido Domingo (al estilo Felipe González, que también puso la suya por Cháves y Griñán). Y el caso es que la mano se ha chamuscado.

jueves, 27 de febrero de 2020

"¿Todo bien?"

"¿Todo bien?", me escribió ayer un amigo a los pocos minutos de conocerse el accidental mortal en la N-121 en Bera. Sabe que utilizo todos los días ese tramo de la carretera y me lo imagino preocupado. La N-121 se ha convertido en una especie de lotería macabra. Hoy te puede tocar a ti, mañana me puede tocar a mí. Cuatro muertos en los últimos 46 días, 33 desde 2010. El incremento de tráfico es más que evidente y la peligrosidad aumenta cada día que pasa. A más vehículos, más posibilidades de sufrir un accidente. Hace una semana se produjo otro siniestro a apenas 400 metros de distancia del fatal accidente de ayer. 
No hay una sola razón que explique por qué empieza a darnos pavor circular por la N-121. Son varias que se cruzan entre sí. Pese a las reformas que se acometieron a principios de este siglo, es una carretera revirada a más no poder, con pocas zonas para realizar adelantamientos y en la que los límites de velocidad se rebasan constantemente. Coches y camiones conducimos por encima de lo que dicta la prudencia y las normas. Si a eso se suma que el trazado de la carretera se ha quedado desfasado en amplios tramos, el resultado es un índice de siniestralidad que deja en nada al que se registraba a finales del siglo XX, cuando la N-121 estaba sin desdoblar. 
Urge tomar decisiones y no poner parches. De nada valdrá hacer retoques cosméticos en la N-121 si se sigue incrementando el tráfico de camiones que realizan rutas internacionales. Hace tiempo que las empresas de transportes que viajan del sur de España al centro y norte de Europa decidieron que les salía más a cuenta atravesar la N-121 que circular por la A-15. La implantación de peajes para camiones en la N-I en Gipuzkoa no ha hecho más que incrementar el flujo de vehículos pesados que usan esta vía. Es más barato y más rápido. Así de simple. 
Pero una cosa es que las empresas busquen el mínimo coste y la máxima rentabilidad, y otra que nos hagan comulgar con ruedas de molino. Hace quince días, Toni Monzó, coordinador de la Asociación de Transportistas de Navarra (Tradisna), aseguró en una rueda de prensa que para los camiones es más seguro circular por la N-121 que por la A-15. Le aseguro que para un coche no. Que se sepa, la autovía tiene dos carriles en cada sentido, y la N-121, salvo algunos tramos, uno en cada sentido. En la N-121 llevamos 33 muertos en los últimos nueve años en el tramo navarro; en la A-15, uno desde 2017. Deduzco que Monzó hace tiempo que no circula por la N-121. De Belate a Pamplona, y viceversa, se circula en caravana.
Ingenuos de nosotros, hace 25 años, cuando se inauguró la autovía de Leitzaran, pensamos que sobre todo era para que circulara el tráfico pesado. El tiempo nos ha demostrado que no. Como también nos ha enseñado que la reforma que se realizó de la N-121 se ha quedado obsoleta. Tantos años reclamando, casi mendigando, que se construyera una carretera en condiciones desde Pamplona a Behobia y resulta que seguimos en las mismas. 
Desconozco si la solución es el proyecto 2+1 o convertir la N-121 en una autovía, solo sé que en otras zonas de Navarra disfrutan de vías de doble carril e incluso autovías que se han construido hace dos telediarios y que, curiosamente, soportan muchísimo menos tráfico que la N-121. Alguna de esas autovías, de hecho, la vamos a pagar por los siglos de los siglos.

viernes, 21 de febrero de 2020

Trabajar en Gran Bretaña

El Gobierno del muy clasista Boris Johnson se ha puesto flamenco y, a partir del próximo 21 de enero de 2021, exigirá a los extranjeros que quieran trabajar en la Gran Bretaña un contrato de trabajo que incluya un salario anual mínimo de 30.000 euros y pedirá también, entre otros requisitos, un buen nivel de inglés. La medida supone, en la práctica, que el Ejecutivo tory descarta a miles de inmigrantes poco cualificados, que no llegan a ese umbral de los 30.000 euros, que no dominan la lengua de Shakespeare y que no podrían acceder a los trabajos que se oferten en la isla. Pero una cosa es lo que se pregona y otra la realidad de los hechos. Porque hosteleros, empresas del sector de la construcción, la industria del procesado de alimentos e incluso la sanidad pública de Gran Bretaña ya se han apresurado a anunciar que, sin esa mano de obra, el país se puede ir al carajo. Que son precisamente esos trabajadores extranjeros con baja cualificación y mal pagados los que asumen los empleos de camarero, obrero de la construcción o cuidadora que no quieren los británicos de pura cepa. Por no hablar de una cuestión trascendental: los 8,5 millones de británicos en edad de trabajar que son económicamente inactivos.

viernes, 14 de febrero de 2020

Vivir experiencias

Ir de sidrerías, visitar Zarautz, probar pintxos, conocer un mercado o asistir a un concierto. Antes no tenía nombre; ahora se le llama vivir experiencias. Nos llenan la bandeja del correo con ofertas para "regalar experiencias". Hasta ver jugar a la Real en Anoeta se ha convertido en una experiencia. Si entras en la web del club y miras, un suponer, la venta de entradas para el partido contra el Valencia del sábado 22, hay una opción de esas que ahora se llaman premium, platinum o gold VIP pass. En la zona denominada Boxes, que está situada encima del túnel de vestuarios, por el módico precio de 100 euros la entrada se incluye el partido, servicio de catering, wifi gratuita y televisión. En partidos contra rivales de más pedigrí, la localidad cuesta 200 euros. Vivir experiencias. Hace un mes quise vivir una experiencia con la que había fantaseado toda mi vida. Quería dar unas vueltas en bici en el velódromo de Anoeta. Es muy sencillo. Si tienes la kirol txartela y una bici de carretera, puedes dar las vueltas que quieras. Así que allí me fui a emular a Freuler, Cabestany y Avelino Perea en la Seis Horas de Euskadi. Las primeras vueltas fueron bien, por la zona llanita del anillo... hasta que me vine arriba y quise subir un poquito el peralte. Me di un hostión de campeonato. Fue toda una experiencia.

viernes, 7 de febrero de 2020

Todos somos contingentes

"¡Lehendakari, todos somos contingentes pero tú eres necesario!". Se imagina uno la reunión de esta semana del Consejo de Gobierno del Gobierno Vasco (valga la redundancia) y le viene a la cabeza la mítica escena de Amanece, que no es poco. Elecciones habemus. No sabemos cuándo serán, ni en Euskadi ni en Catalunya, pero haberlas, habrá. Si me dan a elegir, y es puro pragmatismo periodístico, cuanto antes, mejor. Las de Euskadi, digo, que las de Catalunya pueden cambiar en 24 horas. Cuanto antes sean, más corta será la precampaña, que es como la campaña pero sin anuncios gratuitos en la tele pública. Hasta hace nada, cada pocos años había uno de barbecho, sin elecciones. Ni generales, ni forales, ni municipales, ni autonómicas, ni europeas. Por ejemplo, en 2021 no está prevista ninguna cita con las urnas. Pero, visto el panorama, alguna caerá. Algún gobierno se romperá. Y si no hay elecciones aquí, ya habrá en otros lugares en los que seguimos la actualidad política como si fuera propia. Y si no, echamos mano del comodín de Venezuela, que siempre viene bien. O de los caucus de Iowa, que no sabemos qué son ni para qué sirven, pero, oiga, suenan bien. A fin y al cabo, en unas elecciones, todos somos contingentes.

viernes, 31 de enero de 2020

De la gripe A al coronavirus

Como somos de Ciencias, el otro día estuvimos echando cuentas. Si en China viven 1.400 millones de chinos y las autoridades han decidido confinar a 41 millones de paisanos, eso nos sale a que han puesto en cuarentena al 2,9% de la población. Si hiciéramos una comparativa con Gipuzkoa, hablaríamos de unos 20.000 vecinos encerrados en sus casas. El coronavirus no es ninguna broma, pero a veces da la sensación de que nos invade una histeria colectiva con enfermedades contagiosas que tienen una probabilidad remota de afectarnos y, sin embargo, pasamos de puntillas con otras que sí causan muertes a la vuelta de la esquina. Pongamos que hablamos de la gripe. En la temporada 2017/2018 causó más de 6.000 fallecimientos en España, ya fuera de manera directa o indirecta. Y se calcula que cada año provoca decenas de miles de muertes en el mundo. La cautela no está reñida con la serenidad. En estos casos conviene acordarse de la gripe A. La Organización Mundial de la Salud calculó que habría 150 millones de muertos. Aconsejó a los gobiernos que almacenaran vacunas contra el dichoso virus. Los países hicieron acopio de fármacos por valor de 4.900 millones de euros. En España se usaron solo dos de las trece millones de dosis. Fallecieron 15.000 personas en todo el mundo. Pero la industria famacéutica se hizo de oro.

viernes, 24 de enero de 2020

La N-121

De Mugaire a Bera hay 24 kilómetros. En ambos márgenes de este tramo de la carretera N-121 hay nueve gasolineras. Solo en Bera hay seis gasolineras. Más que farmacias (cinco), que no son pocas desde que Santiago Cervera liberalizó la apertura de boticas en Navarra. No tengo nada en contra ni de las gasolineras ni mucho menos de los trabajadores que se ganan el pan en los surtidores. El aumento del número de gasolineras (algunas casi exclusivas para camiones) en este trayecto de la N-121 permite contextualizar el problema de tráfico y, sobre todo, de peligrosidad, que sufre este vial. Desde que en junio de 2009 se abrieron los primeros kilómetros de la entonces carretera recién reformada, el incremento de camiones es más que evidente. Hoy son 3.000 diarios. Ahorran tiempo al evitar la autovía de Leitzaran, ahorran dinero en forma de peajes en la A-8 y los arcos de la N-I, y castigan menos sus vehículos desde que Belate dejó de ser un puerto de montaña. El problema de la N-121 no es solo la gran cantidad de camiones para una carretera que no se construyó para soportar semejante volumen, pero es un hecho que la siniestralidad descendió cuando hace un par de años se limitó el tráfico de vehículos pesados por las obras de los túneles de Belate. Y ahí, el padre de Mikel Manzano dio en el clavo.

viernes, 17 de enero de 2020

Chhaupadi

Andr por el monte, además de una válvula de escape para ahuyentar malos rollos, sirve muchas veces de terapia. Para mejorar nuestro ánimo, para ganar dosis de autoestima o para amansar a las fieras. En Chhaupadi, el documental dirigido por Migueltxo Molina que tiene como hilo conductor a Edurne Pasaban, el monte, más que una terapia, es una receta contra el machismo. Chhaupadi es una práctica que pervive desde hace siglos en Nepal y que consiste en una discriminación y maltrato bestial contra las mujeres. Por resumir, durante los periodos de menstruación o posparto, se considera que las mujeres son impuras, por lo que tienen prohibida la entrada en sus propias casas, no pueden tocar la comida, el ganado o a otras personas, e incluso lavan y tienden su ropa fuera de los poblados. Están confinadas en los chhaugoth, en pequeñas cabañas, como apestadas. Es una práctica prohibida y penada, pero que las autoridades no han erradicado. Pasaban lo denuncia en el documental en una región de Nepal cuyo sobrenombre lo dice todo (Far West) y trata de ponerle remedio de la manera que mejor sabe: con una expedición al monte Saipal, un sietemil, acompañando a cuatro jóvenes de la zona que descubren la mayor de las cimas: la libertad. Sentirse libres.

viernes, 10 de enero de 2020

Robar adornos

Hace un mes, un tipo tuvo su minuto de gloria porque se supo que cada vez que su mujer celebra un cumpleaños redondo (40, 50 años) le regala una señal de tráfico con el número correspondiente. La historia, cómo no, se hizo viral, y el hombre en cuestión tuvo que aclarar que, después de hacer la obligatoria foto en casa, devuelve a su lugar la señal de prohibido circular a más de 40 o 50 km/h. A finales de los años 80, nuestro equipo de fútbol andaba tieso de pasta y cometimos un delito. Como ha prescrito, lo cuento. Volvíamos de un partido y, al pasar por las obras de una carretera, no tuvimos otra ocurrencia que robar los conos. Durante años los usamos en los entrenamientos. Mi padre solía contar cómo en una fábrica había sufrido el robo de botes de pintura mientras estaba subido en el andamio. Pequeños hurtos, que se dice en la jerga de las policías. En navidades hay quien se pone las botas. El Ayuntamiento de Bilbao calcula que cerca del 20% de los adornos navideños que coloca cada año en sus calles desaparecen. Estas últimas navidades se ha llevado la palma Cambados (Pontevedra). Unos desconocidos robaron dos renos de madera y los devolvieron sin ojos y con daños en la cornamenta. Desde que se hizo popular el Frente de Liberación de Enanos de Jardín no se conocía nada igual.

viernes, 3 de enero de 2020

La violencia cotidiana

Hace un par de semanas concluyó la serie ETA, el final del silencio que ha emitido Movistar. Son siete capítulos y, salvo el último, tienen la particularidad de que se pueden ver de manera aleatoria. Con evidentes lagunas y un título algo pretencioso, no sé si es un producto que debería proyectarse en las aulas a las nuevas generaciones, como sugiere más de uno en las redes sociales, pero si alguna virtud tiene es que remueve conciencias. Nos habla de hechos que sucedieron hace dos telediarios, pero parece que se pierden en el pleistoceno. En un país tan pequeño como este, todos hemos tenido vecinos, amigos y familiares asesinados, extorsionados, escoltados, detenidos, encarcelados o torturados. Si algo llama la atención es cómo llegamos a convivir con la violencia, en todas sus vertientes, que fueron muchas, como si fuera algo cotidiano. Nos queda un futuro en paz, concordia y reconciliación, que en el epílogo de la serie está representado por las cuatro víctimas que hablan en torno a una mesa en una sociedad gastronómica: Josu Elespe y Sandra Carrasco, hijos de Froilán Elespe e Isaías Carrasco, respectivamente, ambos asesinados por ETA; Maider García, hija de Juan Carlos García Goena, víctima de los GAL, y Peru del Hoyo, hijo de Kepa del Hoyo, preso de ETA que murió en prisión en 2017.