viernes, 26 de diciembre de 2014

El viaje con joe Cocker

Hay canciones que, por más años que tengan, asocias a vivencias, acontecimientos y recuerdos de tu vida. Vas conduciendo, ponen el tema en la radio y, en décimas de segundo, tu mente viaja en el túnel del tiempo. Cualquier canción de Itoiz me traslada a la adolescencia, al paso de EGB a BUP, del mismo modo que Delirium Tremens, Hertzainak, Kortatu o Eskorbuto te zambullen en las primeras farras. Está también esa canción que la has puesto tantas veces durante un viaje en coche, que se convierte en la banda sonora de esas vacaciones. O el tema que te lleva a un concierto inolvidable que viviste en vivo y en directo. Hay también canciones que te recuerdan a quienes ya no están. El Maite zaitut de Pirritx y compañía es sinónimo de alegría pero a mí me recuerda a la mujer de un amigo que se nos fue demasiado pronto. Pusieron el tema justo en el momento en el que tomaba la salida en la última Behobia e instantáneamente me acordé de ella. El lunes, fue escuchar que había muerto Joe Coker y recordar que con 19 añitos, acompañado de dos amigos, hicimos en tren el viaje Hendaia-París-Londres-Edimburgo-Portsmouth-Londres-París-Hendaia. Durante todo el viaje solo escuché música de Joe Cocker en un casete que aún conservo. Cada vez que escucho su voz rasgada, recuerdo el viaje. Grande Joe.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Berik Syzdikov

Con cierta frecuencia, hay personajes públicos que reciben un premio y anuncian que van a destinar la dotación económica a una causa benéfica. Será que soy un incrédulo, pero lo cierto es que a veces sospecho (sobre todo si el personaje tiene mala reputación) que no hay tal generosidad. Que una cosa es anunciarlo y otra ingresar los euros en otra cuenta corriente por solidaridad. Afortunadamente, hay casos (seguro que abundan) en los que sí sucede lo contrario. El programa En Portada recibió un premio dotado con 5.000 euros por uno de sus reportajes y decidió destinarlo a ayudar a Berik Syzdikov, un joven kazajo con la cara desfigurada por varios tumores después de que durante el embarazo su madre estuviera expuesta a los experimentos nucleares de los soviéticos. Berik había sido el protagonista de En Portada por el reportaje Hijos de la guerra atómica, medalla de oro del Festival de Nueva York. La generosidad de un médico que se ofreció a operarle, las múltiples gestiones de los responsables del programa y la donación de un segundo premio que ganó uno de los reporteros hicieron posible que fuera intervenido en Barcelona y mejorara su aspecto. El resultado de esta peripecia vital y periodística es el reportaje El alma de Berik, emitido hace una semana en La 2. No dejen de verlo. Es tan magnífico como estremecedor.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Antonio López

Antonio López es el rey de la parsimonia en el planeta de las prisas. La calma en estado puro. Antonio López es el novio que baja a por tabaco y aparece varios años después. Antonio López es el tren de Renfe que sabías cuándo salía pero nunca cuándo llegaba. Antonio López es el fontanero que te abre un boquete en el trastero para arreglar una cañería y luego desaparece durante meses porque le falta una pieza. Antonio López es alguien que nunca deja nada a medio acabar, aunque luego tarde tres siglos en completar la faena. Antonio López es la cámara superlenta de las retransmisiones de Canal Plus. El caracol en el reino de las gacelas. Antonio López es el tipo de persona a la que encargas un trabajo y que siempre te contesta: “Mañana o, como muy tarde, pasado mañana, te lo acabo”. Me imagino a Antonio López hace 20 años, delante del lienzo en blanco de 3,40 por 3 metros, con los pinceles en una mano y la foto en la otra. “Menudo marronazo”, debió pensar. Y se lo tomó con calma. Con muuuuucha caaaaaaalma. Con ritmo caribeño. En realidad, todos queremos ser algún día Antonio López. Que nos encarguen una tarea y nos digan: “Tómatelo con calma, sin prisa”. Que ya dijo Carlos Gardel que 20 años no es nada.


jueves, 11 de diciembre de 2014

El fumar se va a acabar

definitivamente, los fumadores se han convertido en los nuevos apestados del siglo XXI. El proyecto de Ley sobre Adicciones presentado el martes por el Gobierno Vasco acota aún más los espacios con humo. La calle, según dónde y cómo, el hogar y el coche son de los pocos reductos que les quedan a los consumidores de pitillos. La batalla que libran las autoridades sanitarias contra el fumeque y sus consecuencias se inició en los lugares públicos, pasó luego por bares y frontones, llega ahora a estadios y sociedades gastronómicas, y supongo que acabará con la prohibición de fumar en espacios comunes como las playas y los paseos peatonales. El fumar se va a acabar. Vistos los precedentes, no se adivina que tras esta vuelta de tuerca del Departamento de Salud puede surgir una revuelta social de los fumadores. La mayoría ha aceptado con resignación cristiana la catarata de normativas que se han puesto en marcha en los últimos años y, salvo que alguien diga lo contrario, las sanciones por fumar en zonas prohibidas escasean. La Ley Darpón, como las anteriores, sin embargo, deja algún que otro interrogante. Dado que se prohíbe fumar en instalaciones deportivas al aire libre, ¿puede un espectador echar un piti en el torneo de La Concha o en la playa de Zarautz mientras se disputa una campeonato de surf?

jueves, 4 de diciembre de 2014

Pare su coche en el arcén

el otro día circulaba con mi coche por la variante de Donostia cuando me adelantó un vehículo que hubiera pasado desapercibido si no fuera porque encima de la puerta del copiloto llevaba una sirena encendida (con luces pero sin sonido, por cierto). De esas que vemos en las pelis de detectives de los USA, vamos. Mi primera reacción fue pensar que era algún pequeño Nicolás guipuzcoano que se dirigía, qué se yo, a las oficinas de la Real en Anoeta a negociar un contrato para incorporarse al staff técnico de Aperri. Vete tú a saber. El caso es que, picado por la curiosidad, seguí desde una distancia prudente las maniobras del misterioso coche. Al cabo de unos segundos adelantó a otro vehículo y poco después se situó delante de él con la intención de que rebajara la velocidad y se detuviera en el arcén. Como la variante es larga larga, me dio tiempo a observar cómo del misterioso coche se bajaba un armario enfundado en un uniforme de la Ertzaintza. No pude seguir más la secuencia, pero supongo que aquel tipo le impuso al conductor una receta de aúpa. Una multa así, con semejante despliegue de medios, tiene que acojonar. Debe ser el top de las sanciones. Se ve que hay una escala entre enviar a casa la fotito de la matrícula que saca el radar y que te paren en el arcén cual delincuente.