viernes, 25 de abril de 2014

Crónica de una muerte...

Una semana después de la muerte de García Márquez, puedo desvelar un pecado que solo he confesado a un compañero de la redacción: no he leído Cien años de soledad. Sí, ya sé que es imperdonable porque es la novela que han leído millones de personas, pero no. Hace muchos años comencé a leerla, pero no me atrapó y la dejé a medias. Creo que el libro era prestado por un amigo, algo también imperdonable porque nunca debes dejar un libro a un amigo, so pena de no volver a verlo nunca más (al libro, no al amigo). Supongo que era esa etapa de la vida de estudiante en la que te enemistas con algunas grandes obras porque el profesor te las obliga a leer. No era el caso de Cien años de soledad pero sí de Miedo a la libertad, de Erich Fromm, otro tocho que se me atragantó. Con los libros puede pasar como con las salidas al monte: si de adolescente te obligan, de adulto las aborreces. Como periodista, siempre he prestado más atención a Crónica de una muerte anunciada. Ni se sabe la de veces que los periodistas hemos utilizado ese título. Vale tanto para rematar una crónica de un partido de fútbol como para arrancar la información de un crimen. El recurso a títulos de novelas y películas es muy socorrido. Lo practican hasta periodistas de ese medio que lo prohíbe expresamente en su libro de estilo. Sin perdón.

sábado, 19 de abril de 2014

Torero, torero

Si se las puede permitir, disfrute de las vacaciones y de estos días de holgazaneo general. Disfrute, porque a la vuelta llega la enésima campaña electoral con toda su parafernalia. Las campañas electorales me provocan una doble pereza: pereza como ciudadano incrédulo ante las propuestas que plantean los partidos, sean del pelaje que sean, y pereza como periodista, convencido de que los quince días de discursos y proclamas que recogemos a diario se podrían reducir a tres o, directamente, suprimir. No saben el trabajo y el papel que nos ahorraríamos. Los partidos políticos viven en una campaña electoral permanente. Guardan la cuarentena una vez celebrados los comicios, pero, sobre todo, si se les queda cara de derrotados, ponen la maquinaria en marcha nada más cerrarse las urnas. A mitad de legislatura ya están pensando en la siguiente. Las campañas les ponen. No hay otra explicación. No todos los días entras y sales al trabajo vitoreado, en loor de multitudes, aunque sean multitudes a las que has pagado el autobús y el bocadillo. Tiene que ser el recopón de la baraja salir a una plaza de toros llena hasta los topes, lanzar promesas que sabes que nunca vas a cumplir y que encima te ovacionen. Sabes, además, que nunca pierdes, porque en la noche electoral ganan todos. Torero, torero.

miércoles, 16 de abril de 2014

El 'selfie kiki'

Es el último gemido en las redes sociales: hacer el amor (queda cursi pero no puedo describirlo de otra forma porque este texto se lee en horario infantil), y colgar luego una fotografía del revolcón en Twitter o en Instagram. La soplapollez humana no tiene límites. Nos habíamos acostumbrado a que amigos, familiares, conocidos y desconocidos nos hicieran saber en tiempo real el plato que comen, el entrenamiento que acaban de terminar, el partido que están viendo, los lugares que visitan, la ropa que compran, los hijos tan guapos que tienen, la playa más cool, el garito más in y la moda más off. Pero lo de contar vía selfie (un autorretrato, vamos) el pedazo de kiki que acabas de echar con tu pareja de turno, es lo más de lo más (tontuno). Tiene hasta etiqueta (#aftersex) y viene a ser el cigarrillo poscoital de toda la vida pero aplicado al siglo XXI, o sea, que tiene que haber un smartphone de por medio para retratar la hazaña. En las imágenes se ve a parejas, sobre todo heterosexuales, que se muestran entre satisfechas, cansadas y dormidas. Lo que no sabemos es si la cosa acaba siempre bien o hay gatillazos. Y menos sabemos aún si la moda ha llegado a estas tierras, donde, asegura la leyenda urbana, es un milagro llevar a un ligue a la cama. Con cámara y sin cámara.

viernes, 11 de abril de 2014

Camiones

el Eustat, el INE, Gaindegia y un buen número de organismos públicos y privados presentan casi a diario datos, números y avances sobre la evolución de la economía. Con cifras macros y micros, maxi y mini. A pie de calle o, mejor dicho, al volante de un coche en la carretera, suelo manejar un método infalible: la circulación de camiones. Cuando la crisis estaba en plena efervescencia, el descenso del tráfico de vehículos pesados era evidente, como también lo era que más de una y más de dos empresas de transporte echaron el cierre. Uno de los termómetros para medir la recesión era la continua caída del tráfico de camiones, una variable sencilla de comprobar en los peajes. No sé si ahora hay brotes verdes, blancos o azules, solo sé que en las carreteras, al menos en las vascas, cada día circulan más camiones. Puede ser una percepción equivocada, pero es lo que ven mis ojos. No creo que regresen los tiempos de José Ignacio López de Arriortua, Superlópez, que puso de moda el transporte Just in time o, lo que es lo mismo, convirtió las carreteras en almacenes rodantes. Cero stock y entregas prácticamente al momento hicieron que esta práctica viviera su apogeo en aquellos felices 90. Luego llegó la crisis y el catacrack. Ahora regresan los camiones, pero no sabemos si vuelve la luz después del túnel.

jueves, 10 de abril de 2014

'Valencianización'


La Real jugará el sábado en Vigo el partido número 47 de la temporada si se contabilizan la Liga, la Copa y la Champions League. Lleva ya siete más que el año pasado y acabará con la nada despreciable cifra de 53 partidos. A pesar de que lleva ya un buen tute, seguramente más mental que físico, se escuchan voces críticas hacia la labor de Jagoba Arrasate, primerizo en la tarea de dirigir una plantilla de Primera. Y, si uno mira la clasificación, es como para abrir los ojos como platos. La Real se clasificó para la Champions, es sexta y con serias opciones de volver a jugar en Europa la próxima temporada, y alcanzó las semifinales de Copa. Está muy cerca de jugar una competición continental por segundo año seguido, un hito que no logra desde hace 25 años. Y, sin embargo y a pesar de toda la ristra de datos positivos, se escuchan más críticas que loas. A veces es casi mejor no asomarse a las redes sociales porque se observa una valencianización de parte de la hinchada. Nada es ya suficiente. Hemos pasado de sufrir a a ser insaciables. Dos apuntes. 1) Seguramente, todo sería de color rosa si el vecino no ocupara la cuarta plaza que da el billete para la previa de la Champions. 2) En Valencia se acuerdan hoy de Unai Emery. Cuando situaba al equipo tercero (tres años consecutivas) le zumbaban los oídos todos los días.

viernes, 4 de abril de 2014

Causa común

parafraseando esa manida sentencia que dice que la política es demasiado importante como para dejársela a los políticos, Donostia 2016 es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos. El desbarajuste que vive el proyecto de capitalidad europea de la cultura no se explica sin el papel que han jugado las cuatro grandes familias políticas que tienen voz y mando en este país. Antes o ahora, mayores o menores, todos han tenido responsabilidades en una iniciativa que, pese a los esfuerzos del equipo de trabajo de la Fundación, sigue sin ser entendida por buena parte de la ciudadanía. De puertas afuera, al margen del festival Olatu Talka de cada primavera, se diría que del antiguo edificio de Bomberos solo trascienden los incendios. Están tan acostumbrados los partidos a disponer de su cuota correspondiente en la institución o proyecto que sea, que no lo disimulan. Hoy coloco a mi persona de confianza en tal puesto, mañana doy largas a la concesión de una partida presupuestaria para Donostia 2016 porque me sale de los bemoles y pasado mañana monto una rueda de prensa para denunciar que no me gusta el programa artístico. Las injerencias políticas son uno de los males (hay más) que han contaminado un proyecto en el que todos deberían hacer causa común.