domingo, 27 de junio de 2010

Demasiado tarde, ¿demasiado estrecha?

Supongo que cuando se inaugura una nueva carretera, lo que procede es regar de halagos los oídos de los políticos de turno. Hoy va a ser que no. Hoy toca ser políticamente incorrecto y recordar que el flamante nuevo trazado de la N-121 entre Irun y Bera llega tarde, demasiado tarde. Demasiadas vidas rotas, demasiado tarde para quienes se han dejado algo más que el parachoques en la cuneta de una carretera de otro tiempo, tercermundista, que necesitaba un profundísimo lavado de cara hace mucho tiempo. Y llega tarde, no por la desidia de los actuales responsables de las carreteras de Gipuzkoa y Navarra, ni siquiera de sus predecesores. Llega tarde por la falta de voluntad política de quienes se pasaron años y años discutiendo sobre la titularidad de la carretera (a algunos nos la traía al pairo) y posibles proyectos que nunca veían la luz, mientras en la ribera del Bidasoa se acumulaban accidentes, muertos, heridos y mil y un sustos. Dice un amigo que la reforma de la N-121 no se abordó antes porque ningún diputado o consejero foral, ya fuera navarro o guipuzcoano, usa (desde hoy usaba) habitualmente esta sinuosa carretera. Puede ser. Durante años los alcaldes y los vecinos de Bortziriak clamaron en el desierto ante una Administración sorda, más preocupada por sus cuitas políticas que por cumplir esa máxima que predican en toda campaña electoral de "estar al servicio de los ciudadanos". Tarde, pero al fin llega una carretera que (no quiero ser agorero), quizás ha sido planificada con cortedad de miras. Es un hecho que, cada vez que se estrena un tramo reformado de la N-121, el tráfico se incrementa de manera notable. Como es un hecho que el intenso tráfico de camiones y la actitud de algunos conductores kamikazes, que hacen de esta carretera su particular circuito de Montmeló, añaden un plus de peligrosidad. Nadie está en contra de que circulen los camiones (en la zona existen un puñado de empresas de transporte), sino de que utilicen esta vía vehículos que en teoría deberían transitar por la autovía de Leitzaran. Cientos de camiones eligen la N-121 para sus idas y venidas desde el Levante y el sur de España a Europa, cuando lo lógico es que usaran esa pedazo de autovía que hay entre Irurtzun y Andoain y que se construyó para mejorar el tráfico de los vehículos pesados, entre otros objetivos. La apertura de los túneles de Belate, en 1997, es el mejor botón de muestra del incremento de tráfico (en especial pesado) que se ha registrado en este pedacito de Navarra. Por eso, surgen las dudas sobre si el proyecto no ha sido cortoplacista. Si se sabía que para hacer la nueva N-121 había que echar abajo medio monte, ¿qué más daba construir dos carriles en cada sentido, y no tres que se van alternando, como se ha hecho realmente? ¿Por qué no hacer una carretera tipo autovía? El tiempo aclarará si el proyecto estaba ajustado a la realidad o se ha quedado corto. Mientras, como en los mandatos de la política, habrá que conceder los 100 de días de rigor y disfrutar de la carretera. Y ya puestos, despedirse de esos 250 currelas que ya eran como de la familia y que han hecho un trabajo impecable. Horas y horas haciendo cola (las empresas han hecho lo posible para evitar interrumpir el tráfico, pero la orografía del terreno era la que era) han dado para leer la trilogía entera de Los Pilares de la tierra, entrevistas a doble página y hasta esos larguísimos reportajes de El País Semanal. Ya se sabe, todo tiempo de espera es aprovechable si luego merece la pena el resultado. PD: El precioso bidegorri que se ha construido en paralelo a la carretera pierde su buen nombre una vez se atraviesa Endarlatsa en dirección a Navarra. No estaría de más adecentar los túneles del antiguo trazado del tren del Bidasoa (alguno está impracticable). Y, ya puestos, no estaría mal tampoco posibilitar que las personas con movilidad reducida puedan disfrutar también del bidegorri.
Llega tarde por la falta de voluntad política de quienes se pasaron años y años discutiendo sobre su titularidad.

viernes, 25 de junio de 2010

Mañana, un huevo Kinder

dICE M.C.U.B. que en la tele no hay nada, expresión que usamos los mortales después de hartarnos de hacer zapping sin encontrar un programa con gusto que echarnos a la boca. "Con este invento de la TDT, tengo más cadenas para ver, pero no encuentro nada", insiste. Por lo visto, el incremento de la oferta no ha llevado aparejado un aumento de la calidad. Y mucho menos de espacios que nos sorprendan. Si busca sorpresas, compre un huevo Kinder, porque las pocas que hay en la tele son hasta desagradables. La última es que Javier Solano no va a narrarnos este año los encierros. Más de dos décadas llevamos escuchando su silencio en directo y sus siempre atinados comentarios posteriores. Hasta tiene un grupo de fans en Facebook. TVE, dicen, no le quiere pagar el plus que recibía por poner voz a un espectáculo que nunca deja de fascinarnos. La poca capacidad de sorpresa que tiene la tele de hoy supongo que también es trasladable a la prensa escrita. Digo yo que nosotros también tendremos nuestros detractores. Gentes que compran a diario el periódico pero ese día no encuentran ninguna información, comentario o reportaje que les motive, que les haga removerse en su silla. Por más empeño que le pongamos, no siempre se pueden cumplir las expectativas de todos los lectores. Aquí estamos en ese empeño desde el primer día. Si todos los días merece la pena gastarse euro y poco en comprar un periódico, mañana tendrá más sentido. No digo más. Sólo esperamos que el particular huevo Kinder que les hemos preparado, les sorprenda. Con eso ya nos conformaremos.

viernes, 18 de junio de 2010

Aquella gesta del Eibar

Aseguran quienes manejan las cuentas de la salvación del Real Unión que para continuar en Segunda hace falta algo así como una conjunción cósmica o lo más parecido a un Big Bang futbolístico. Si en el caso del ascenso de la Real había hasta 19.000 combinaciones posibles, supongo que con el Real Unión habrá 800.000 o así, tirando por lo bajo, porque hay más equipos implicados. No es que el Unión lo tenga complicado, que lo tiene, es que harían falta la mano de la virgen del Juncal, la de Guadalupe y un manto de San Marcial para que se diera la carambola que necesita para seguir la próxima temporada en Segunda. Pero por milagros que no sea. Que se lo pregunten al Eibar, que hace ya unas cuantas temporadas hizo un regate al descenso que ni la virgen de Arrate se lo creía. Eran los tiempos de Alfonso Barasoain que, de puro creérselo, a final de temporada, si no recuerdo mal, acabó hasta haciendo una peregrinación. En 1999, el Eibar tenía que encadenar cinco victorias en los cinco últimos partidos para enjugar una desventaja enorme. Llegó a la última jornada con opciones de salvarse pero sin depender de sí mismo... y se obró el milagro. Al Mallorca B de Albert Luque y Diego Tristán le bastaba puntuar en el Lluís Sitjar ante ante el Hércules, ya descendido a Segunda B, para mantenerse. Pero perdió 1-3. El Eibar cumplió su parte (ganó 3-0 en Ipurua) y esquivó el descenso. Quién sabe si mañana en Gal no se repite la historia y el Unión salva la categoría. Si no, al menos le quedará el consuelo de que lo ha dado todo para lograr el objetivo.

viernes, 11 de junio de 2010

Una de bodas

El otro día estuve en una boda. Hacía un tiempo largo que no acudía a un bodorrio como Dios manda (la ceremonia era religiosa). Será por aquello de que los de la cuadrilla se casaron (pocos, la verdad) de un tirón, o porque casarse ya no se estila. Hay una época en la vida en la que básicamente trabajas para ir a bodas. Afortunadamente, uno no es Jaume Matas, ese prohombre de la política que confesó ante el juez que asistía a unas 300 bodas al año. El caso es que acudí a la boda y comprobé que los tiempos también han cambiado en este tipo de liturgias. No sólo porque durante la ceremonia se interpretaron canciones poco habituales en los templos (Tengo el corazón contento; Santo, santo) o porque los amigos de los novios eran consumados artistas en esto de la música, sino porque se llevaron al altar las herramientas de trabajo de ambos contrayentes (una llave del 21-22 en el caso de él; mecánico; y un cuaderno de notas en el caso de ella, periodista). Rituales al margen, una boda sirve también para comprobar que si eres mujer tienes que llevar tacones y un vestido rojo, y si eres hombre, la corbata (uno es alérgico a esta prenda) sirve durante la verbena posterior a la cena para que te la pongas en la cabeza a modo de guerrero samurai. Luego vienen las putaditas propias de la boda. Como la de llevar a la mesa presidencial 200 periódicos, entre los que se escondían los 20 números de la cuenta corriente en la que los amigos de los novios les habían dejado la pasta. Cuentan que una cuadrilla un poco más cabrona aún hizo lo mismo, pero puso las pelas en una cuenta a plazo fijo. Para que les diera réditos durante un año, más que nada.

viernes, 4 de junio de 2010

Nuestro Puertollano

Para quienes hasta hace tres años habíamos disfrutado y sufrido con la Real en una de las mejores ligas del mundo (que no la mejor), Puertollano era poco más que una ciudad de Ciudad Real (valga la redundancia). Sabíamos que era el escenario en el que la Real firmó su último ascenso a Primera, pero el hito se perdía en el túnel del tiempo txuri-urdin para varias generaciones que sólo conocíamos el caviar del fútbol. Desde que el equipo cayó a este segundo peldaño, hemos aguardado la ocasión para vivir nuestro Puertollano. Mirábamos el calendario, y marcábamos posibles citas: Sevilla, Cádiz, Elche... Pero no contábamos con los (i)rresponsables que manejan la LFP y la Federación. En un campeonato serio, los horarios de esta próxima jornada estarían unificados, por aquello de las suspicacias (léase maletines) en unos partidos en los que hay cruces entre quienes se juegan la vida y quienes sólo piensan en coger las vacaciones. Pero qué le vamos a pedir a una Liga que acaba el 20 de junio, en pleno Mundial, y que lleva varias temporadas sin hincarle el diente al excesivo número de equipos (22) que tiene desde aquel vergonzoso episodio que acabó con el rescate del Celta y Sevilla tras decretarse su descenso a Segunda. Qué le vamos a pedir a una Liga que entrega el trofeo al campeón al comienzo de la temporada siguiente. Aunque parezca una broma, es posible que la plantilla de la Real conozca que ha ascendido a Primera en pleno vuelo de Jerez a Loiu. O al día siguiente, sentados en el sofá de casa tras presenciar el Cartagena-Hércules. Ver para creer.