dICE M.C.U.B. que en la tele no hay nada, expresión que usamos los mortales después de hartarnos de hacer zapping sin encontrar un programa con gusto que echarnos a la boca. "Con este invento de la TDT, tengo más cadenas para ver, pero no encuentro nada", insiste. Por lo visto, el incremento de la oferta no ha llevado aparejado un aumento de la calidad. Y mucho menos de espacios que nos sorprendan. Si busca sorpresas, compre un huevo Kinder, porque las pocas que hay en la tele son hasta desagradables. La última es que Javier Solano no va a narrarnos este año los encierros. Más de dos décadas llevamos escuchando su silencio en directo y sus siempre atinados comentarios posteriores. Hasta tiene un grupo de fans en Facebook. TVE, dicen, no le quiere pagar el plus que recibía por poner voz a un espectáculo que nunca deja de fascinarnos. La poca capacidad de sorpresa que tiene la tele de hoy supongo que también es trasladable a la prensa escrita. Digo yo que nosotros también tendremos nuestros detractores. Gentes que compran a diario el periódico pero ese día no encuentran ninguna información, comentario o reportaje que les motive, que les haga removerse en su silla. Por más empeño que le pongamos, no siempre se pueden cumplir las expectativas de todos los lectores. Aquí estamos en ese empeño desde el primer día. Si todos los días merece la pena gastarse euro y poco en comprar un periódico, mañana tendrá más sentido. No digo más. Sólo esperamos que el particular huevo Kinder que les hemos preparado, les sorprenda. Con eso ya nos conformaremos.
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