viernes, 31 de diciembre de 2010

Calendarios

Para unos cuantos irundarras, el año acaba el 31 de mayo y empieza el 1 de junio. Y no es vacile. Hay calendarios de mano que lo atestiguan y que muestran que en Irun el primer mes del año es junio y el último, mayo. Para muchos pamploneses, el año se reduce al periodo comprendido entre el mediodía del 6 de julio y la medianoche del 14 de julio. El resto consiste en sobrevivir. Y para un tolosarra, el calendario bien podría acabar con el Miércoles de Ceniza. Calendarios. El que nos rige acaba hoy, cuando arranquemos la última hoja de diciembre. Avasallados por balances y resúmenes de 2010, ahí van tres o cuatro predicciones sin mucho ton y poco son, a pocas horas de saludar a 2011. 1) Como diría un tertuliano de pro, para el próximo año hay un "dato objetivo": Odón Elorza volverá a ganar las elecciones, pero solo unas semanas después se llevará su primer gran disgusto porque Donostia no será elegida Capital Europea de la Cultura en 2016. Verbigracia, la distinción recaerá en Córdoba. 2) No sabemos quién será el nuevo inquilino del Palacio Foral de la Plaza de Gipuzkoa, pero sí que su nombre de pila empieza por M. 3) Los papeles de Wikileaks desvelarán los misterios sin resolver del incendio de la torre de Errotaburu. 4) En su afán por llamar la atención como sea, los candidatos del PP se tirarán en parapente desde Igeldo. 5) EEUU seguirá sin encontrar a Bin Laden, probablemente porque no existe. Sean felices.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Dejar de fumar

Ni fumo, ni he fumado en mi vida ni creo que vaya a hacerlo en los próximos siglos. Supongo que a esta edad uno está para otros vicios. Las pocas veces que de chaval probé a dar un par de caladas, además de parecer un patán, casi me quemo las cejas. Y, recurriendo a la jerga del modernismo, quedaría muy cool si dijera que no fumaba cigarros pero sí canutos, pero tampoco. No he probado un porro en mi vida. Txintxua que era uno. Kalimotxos todos, pero cigarros ninguno, y pastillas solo para la tos. Que uno no fume, no quiere decir que no haya convivido con el humo del tabaco. Durante años, un excompañero de trabajo se trajinó Roslis para dar y tomar. Frente a la pantalla del ordenador, fumaba un purito tras otro como un descosido. Nunca me molestó. Más que el propio humo, me incomodaba el olor, la peste que me llevaba yo a casa (he sido siempre de oler a suavizante Mimosín) transportada en jerseys, niquis y cazadoras. Aquel excompañero dejó el vicio hace ya un tiempo, como también lo han hecho varias personas con las que trato a diario. Como no he fumado, no sé qué se siente al dejar el hábito. Supongo que bienestar físico y, dicen, más apetito. Alabo la capacidad de sacrificio de quienes se han retirado del vicio. Tiene que ser bien jodido. Ahora que estamos a las puertas de que los fumadores se conviertan en los nuevos apestados de esta sociedad, no estaría de más reconocer a quienes han franqueado la complicada cortina del humo y ya no acuden al estanco.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Tabakalera (con 'k')

Allá por 1999, Tabacalera (entonces con c) anunció una reestructuración industrial que incluía el cierre de su planta en Donostia y tres años después se fue con los cigarros a otra parte. Entre pitillo y pitillo, allá por enero de 2001, Odón Elorza tuvo la idea de convertir aquel edificio de dimensiones siderales en un centro cultural de referencia, en lugar del híper comercial que planteaba Tabacalera (hoy Altadis). Diez años, mil propuestas y cien mil reuniones después, Tabacalera se ha convertido en la Alhóndiga de Donostia. Llámenme escéptico, pero no veo a las máquinas entrando el próximo 18 de abril en la vieja fábrica. Supongo que 24 horas antes, alguno de nuestros insignes rectores de la cosa pública pondrá alguna pega al penúltimo del último convenio y volveremos a empezar. De hecho, todavía sigo sin entender la redimensión que se le ha dado al proyecto tras el ataque de pánico que le dio en mayo pasado al alcalde. Si todo pasa por reducir el presupuesto de 75 a 70 millones de euros (calderilla tratándose de un plan de esta envergadura), buscar nuevos clientes en tiempos de crisis e intentar mamar de la teta de Kutxa, pues sentados esperaremos a que entren las máquinas, se defina el proyecto, una vez más, y se le dote de contenidos. La única certeza que tengo es que Elorza seguirá al frente del Ayuntamiento cuando se inaugure Tabakalera (ahora con k). De todos los diputados generales, consejeros y diputados de Cultura, directores y responsables del centro que se han sucedido desde 2001 hasta hoy, es el único que continúa en el cargo. Eternamente, Odón.

viernes, 10 de diciembre de 2010

La 'kasketa'


La kasketa de los controladores paralizó los cielos, pero multiplicó el tráfico de mensajes y comentarios en Internet como pocas veces en un puente festivo. Con permiso de los miles de afectados por los mal llamados huelguistas, y como al mal tiempo hay que poner buena cara, he aquí una selección de frases y sucedidos originales que se han podido leer este largo finde en la Red. La mayoría, dicho sea, vía Twitter.
- "Preguntado José Luis Bilbao, diputado general de Bizkaia, sobre el cierre del aeropuerto de Loiu por la huelga, ha contestado: Para mí el derbi es un partido normal".
- "Rajoy, atrapado en el aeropuerto de Lanzarote, pide si le pueden reubicar en un tren de vuelta a Madrid".
- "Rajoy anuncia que, si es presidente, la primera medida que tomará será retirar las tropas de El Prat".
- "Esta Navidad, ponga un controlador en su mesa".
- "Mourinho deja el Madrid para hacerse controlador: Nadie puede ser más odiado y chulo que yo, ha afirmado".
- "Van un controlador alemán, uno inglés y uno español y… ah, pues no, el español, al final no va".
- "Pepiño Blanco debería dimitir, no por lo de los controladores, si no por haber ido a La Noria".
- "Mi cámara compacta no funciona. Voy a pedirle al Gobierno que la militarice y la meta 8 años en la cárcel".
- Y de apéndice, la anécdota (real) de Antena 3: el viernes había programado en su canal Neox la emisión de Aterriza como puedas, pero a última hora la cambió por Ejército de las tinieblas. Qué país.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Cafelito europeo

El otro día entré en un bar de Donosti. Pedí dos cortados (uno de ellos cortito de café, mi contraria es así), y dos Cola Cao pequeños. El camarero, salao como él solo, preparó los cortados y le echó mucho arte a los Cola Cao. Como si fuera Aguaplast, embadurnó los dos vasos de cacao, vertió la leche de rigor y removió el contenido. Luego puso en cada plato cuatro galletas María Dorada, de propina, supuse, y un par de pajitas. Dado que el bar estaba de clientes hasta arriba y que me gusta eso de llevar la consumición de la barra a la mesa (se lleva en los genes), hice las veces de camarero. 7,40 euros me costó la sobremesa. Poco me parece, oye. Estuve a punto de soltarle eso que tanto se escucha en las pelis americanas: "Quédese con el cambio". Pagué cada Cola Cao (tamaño mini) a 2,10 y cada cortado a 1,60 euros. Y gracias que doy, porque aseguran los expertos que dentro de una semanas se disparará el precio del café por una subida de la materia prima en origen. Que ya somos europeos, oiga. Al día siguiente del cafelito otro simpaticote chavalote, trabajador de una de esas empresas que el sábado se reunió con Zapatero, vino a casa a hacer la revisión del gas. "Son tres minutos", me dijo. Tres minutos clavados, sí señor. Cogió un aparatito parecido a un móvil y fue examinando unas cuantas juntas del gas. Luego sacó un par de papelotes, escribió "OK" y firmamos los dos, tan contentos, esto para mí y esto para ti. 46,41 euros más IVA. A 25 céntimos el segundo de curro (sin IVA). Tres horas después, ahí seguía el chavalote de casa en casa por el barrio. Que me rescate la UE, porfi.