jueves, 29 de junio de 2017

Previsiones

El otro día Aemet del País Vasco presentó en una rueda de prensa las previsiones meteorológicas para este verano. Si no me falla la memoria, creo que repite este mismo acto al comienzo de cada una de las estaciones del año. Cuando leo las previsiones meteorológicas, me recuerda a las proyecciones económicas que publican instituciones públicas, bancos y entidades financieras. Nos anuncian lo que está por venir, pero luego nadie se preocupa de contrastar si se cumplen los buenos, malos o regulares augurios que en su día lanzó tal Cámara de Comercio, tal sindicato o tal banco. Con Aemet, no digo que suceda algo parecido, que también, sino que las previsiones que realiza son un brindis al sol. Anunciar que en julio y agosto de este año “se esperan más precipitaciones de lo normal” y que el verano será cálido, “con temperaturas normales para este época del año o algo más altas de lo habitual”, como señalaron en su comparecencia, no deja de ser una “boutade”. Está demostrado que un pronóstico meteorológico que tenga cierto grado de fiabilidad no va más allá de siete o diez días. O sea, que es complicado saber qué tiempo vamos a tener dentro de quince días, por ejemplo. Así que predecir si en agosto lloverá mucho o poco resulta complicado, y no te digo ya saber si en fiestas de tu pueblo reinará el sol.

viernes, 23 de junio de 2017

Trabajar en bermudas

hace ya muchos años, un director de periódico de cuyo nombre prefiero no acordarme (aunque aclaro que el medio estaba radicado en Madrid), decretó en pleno verano una ley no escrita: quedaba prohibido ir a trabajar en bermudas. La medida afectaba solo a los hombres. Las mujeres podían vestir como les viniera en gana. Recordé la anécdota el pasado jueves al ver en Diario de Noticias una foto de representantes sindicales posando a las puertas del Parlamento de Navarra antes de entregar 3.600 firmas contra un proyecto de ley del Gobierno foral. Nueve de los diez hombres y la única mujer que aparecen en la imagen visten pantalón corto o bermudas. Cuando aprieta la canícula, nos sobra hasta la ropa. Que se lo digan a los chóferes de los autobuses urbanos y los tranvías de Nantes. Como buena parte de los vehículos carecen de climatización, pidieron a la dirección poder usar pantalones cortos o bermudas para hacer frente a las altas temperaturas de estos días. La dirección se negó pero los chóferes tiraron de ingenio. Como a sus compañeras chóferes se les permite usar falda, media docena de conductores fueron el miércoles a trabajar vistiendo... faldas. Y tan fresquitos.

jueves, 15 de junio de 2017

De olas y velódromos

Que en el frenesí de una campaña electoral un polí- tico anuncie con toda la pompa un proyecto más o menos faraónico que sabe (aunque no lo dice) que será muy difícil de materializar, entra dentro de la parafernalia que rodea esos vertiginosos días de palabras que se las lleva el viento. Si la promesa consiste en construir una instalación deportiva, el gancho está asegurado porque si de algo podemos presumir en este país es de nuestra cultura deportiva. Recuerden a aquel político que hace 20 años propuso construir un velódromo que rodeara la futura ciudad deportiva de Irun. Dos décadas después, no hay ciudad deportiva y el Ayuntamiento sigue buscando terrenos adonde trasladar las instalaciones de Plaiaundi, que tienen fecha de caducidad. El concejal de Impulso Económico, Comercio, Hostelería y Turismo de Donostia, Ernesto Gasco, dijo ayer que en esta legislatura se podría concretar la instalación de un equipamiento artificial de olas para practicar surf. Apenas aportó cuatro vaguedades, pero el titular quedó muy bonito. Frente a las promesas, casi siempre se contraponen las realidades. Como esa que dice que la pista de atletismo del velódromo de Anoeta ha perdido su homologación porque está muy deteriorada tras 25 años de uso. 

jueves, 8 de junio de 2017

El camello

no he fumado un cigarro en mi vida. Tampoco un peta. La única vez que intenté echar unas caladas a un pitillo casi me quemo las pestañas. Torpe que es uno. Que no fume no quiere decir que no frecuente los estancos, mayormente para comprar sellos y sobres. Por circunstancias que no vienen al caso, últimamente estoy haciendo de camello de un fumador que no puede desplazarse de casa al estanco. Cuatro paquetes por viaje. Lo hago sin pensar, no vaya a ser que me entre cargo de conciencia. Dos cosas me llaman la atención: 1) Casi siempre hay en el estanco una mujer que te ofrece probar una marca de tabaco como si fuera una degustación de quesos en un supermercado o un Pastis en Behobia. 2) A los fumadores se las trae al pairo los mensajes (cada vez más llamativos) que muestran las cajetillas. Hacen bien las autoridades sanitarias advirtiendo de lo nocivo que es fumar, para el propio fumador y para quienes le rodean. Pero quizás harían bien en enfocar las campañas antitabaco, además de por los males que provoca el fumeque, por los beneficios que reporta dejarlo. Dice un compañero que es la mejor decisión que ha tomado en su vida. Digo yo que si uno supera el reto de dejar este vicio, puede afrontar cualquier objetivo que se plantee.

sábado, 3 de junio de 2017

Políticos honrados

cada vez que la exministra Celia Villalobos abre la boca, sube el pan. Ayer dijo textualmente: “Hay que hacer una reflexión sobre qué tipo de dirigentes queremos en todos los ámbitos. A lo mejor queremos alguien que salga de una clausura y, por tanto, sea pobre de solemnidad y no tenga derecho a tener nada. No lo sé. Hay que hacer una reflexión”. Vayamos con la reflexión. Es muy sencilla. Queremos políticos que sean honrados y exigentes consigo mismos. Políticos que no roben, que no favorezcan a sus amiguetes, que no amañen contratos, que no mientan, que no cambien de versión un día sí y otro también, que declaren ante el fisco las cuentas que poseen en bancos suizos, que demuestren que están capacitados para ejercer el puesto para el que han sido designados, que cumplan los códigos éticos que ellos mismos propagan a bombo y platillo, y que sean consecuentes con lo que pregonan. No es tan complicado. A la política se viene a servir, sobre todo a los más necesitados, no a servirse. Y sí, a veces se llega, no desde un convento de clausura sino desde una humilde vivienda a la que se regresa cuando se acaba la etapa en la política. Como Pepe Mújica, por poner un ejemplo que, ya que hablamos de conventos, donaba el 90% de su sueldo a la caridad.