jueves, 15 de junio de 2017

De olas y velódromos

Que en el frenesí de una campaña electoral un polí- tico anuncie con toda la pompa un proyecto más o menos faraónico que sabe (aunque no lo dice) que será muy difícil de materializar, entra dentro de la parafernalia que rodea esos vertiginosos días de palabras que se las lleva el viento. Si la promesa consiste en construir una instalación deportiva, el gancho está asegurado porque si de algo podemos presumir en este país es de nuestra cultura deportiva. Recuerden a aquel político que hace 20 años propuso construir un velódromo que rodeara la futura ciudad deportiva de Irun. Dos décadas después, no hay ciudad deportiva y el Ayuntamiento sigue buscando terrenos adonde trasladar las instalaciones de Plaiaundi, que tienen fecha de caducidad. El concejal de Impulso Económico, Comercio, Hostelería y Turismo de Donostia, Ernesto Gasco, dijo ayer que en esta legislatura se podría concretar la instalación de un equipamiento artificial de olas para practicar surf. Apenas aportó cuatro vaguedades, pero el titular quedó muy bonito. Frente a las promesas, casi siempre se contraponen las realidades. Como esa que dice que la pista de atletismo del velódromo de Anoeta ha perdido su homologación porque está muy deteriorada tras 25 años de uso. 

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