viernes, 28 de julio de 2017

Valores

En julio de 1999, José Carlos Tamayo, Jon Lazkano, Rustand Alí, y Félix y Alberto Iñurrategi trataban de escalar el Nanga Parbat cuando les advirtieron de que un montañero colombiano estaba atrapado a 6.500 metros. Pese a que el rescate retrasaba su plan de ataque a la cumbre, no dudaron en acudir a su auxilio. Contaba Ander Izagirre en una de sus crónicas sobre los porteadores del Karakorum que la expedición vasca, poniendo en riesgo sus vidas, improvisó una camilla y rescató al sudamericano. Aquel gesto de solidaridad les valió un premio de la Diputación de Gipuzkoa que el grupo de alpinistas invirtió en poner en marcha una escuela de montaña en Baltistán (Pakistán), que posteriormente, tras la muerte de Félix, pasó a llamarse Fundación Félix Iñurrategi Baltistán, y que hoy sigue desarrollando proyectos para mejorar la calidad de vida de los habitantes del remoto valle de Hushé. Iñurrategi, esta vez acompañado por Juan Vallejo y Mikel Zabalza, ha vuelto a repetir el gesto, otra vez en julio, otra vez en el Karakorum, otra vez con un montañero más cerca de la muerte que de la vida. Rodeados como estamos de tanto fango, tanta hipocresía, tanto postureo y tanto exhibicionismo en las redes, reconforta saber que hay gente que se guía por valores como la solidaridad y el altruismo.

viernes, 21 de julio de 2017

No ha entenido nada

cualquiera que haya visitado Pamplona en los últimos sanfermines se habrá percatado de que en la confluencia de la Plaza del Castillo con Carlos III había una caseta con colas de gente a todas horas. Era el punto de información de la campaña contra las agresiones sexistas, que el Ayuntamiento instaló por segundo año. Este servicio no solo ofrecía información sobre cómo actuar y responder en caso de sufrir un abuso, sino que disponía de personal especializado durante las 24 horas del día. El Consistorio de Iruñea ha hecho bandera en la lucha contra una lacra social que hasta hace nada no salía a la luz, no se denunciaba, y menos se combatía desde las instituciones y la ciudadanía. Pamplona se ha convertido en un referente en la defensa de la lucha contra los abusos a la libertad sexual de las mujeres y ha marcado un camino que afortunadamente está siguiendo un buen número de municipios vascos. Así que llama la atención, por lamentable, que en un asunto de este calado, en el que lo mismo da que un partido sea de derechas o de izquierdas porque lo que prima es erradicar los abusos, que el exalcalde de Pamplona, Enrique Maya, escriba un artículo en el que señala que la campaña contra las agresiones sexistas supone “poner el acento en la peor cara de nuestra fiesta y ocultar todo lo positivo”. No ha entendido nada.

miércoles, 12 de julio de 2017

La bici eléctrica

Durante el pintxo-pote de los viernes, dos amigos llevan ya unos cuantos meses sosteniendo un debate con posturas enfrentadas, como en los partidos de pelota. Uno sostiene que la bicicleta eléctrica es una suerte de dopaje tecnológico, y el otro, al contrario, cree que es un medio de locomoción que a determinadas personas les permite disfrutar de un deporte y de unos paisajes que resultan inaccesibles con una bici convencional. El uno considera que no tiene ningún mérito montar una bici que avanza casi sin dar pedaladas, y el otro cree que mover la máquina requiere un esfuerzo, sea grande o pequeño. Como es lógico, no se suelen poner de acuerdo, así que el debate se suele eternizar hasta el infinito. Que la ebike ha llegado para quedarse es un hecho. No hay más que escuchar a los profesionales que venden bicicletas. Ya hay incluso marchas cicloturistas que les han hecho un hueco. L’Ariégeoise, un clásica que se celebra todos los años en Tarascon-sur-Ariège, en los Pirineos franceses, permitía este año por primera vez hacer uno de los recorridos, de 73 kilómetros, en bici eléctrica. Eso sí, por aquello de no herir susceptibilidades entre los cicloturistas de toda la vida, los motorizados debían salir diez minutos antes. Que todavía no nos hemos acostumbrado a que nos adelanten con una bici eléctrica.

sábado, 1 de julio de 2017

La camiseta

cuanto más ricos son los clubes de fútbol de elite en sus cuentas corrientes, más pobres se muestran en el respeto que dispensan a sus hinchadas y a su historia. Reciben un maná de millones de las televisiones que retransmiten sus partidos y de los patrocinadores que lucen en el pecho, pero se convierten en rehenes de sí mismos. Si el responsable de la televisión de turno dice que el partido se juega un lunes a la diez de la noche, se cumple el mandato a rajatabla. Con las gradas despobladas, aunque eso es lo de menos. Dinero manda. Si la marca que te paga una pasta por exhibir su ropa te diseña una camiseta que parece un pijama, tragas también con el capricho. Dinero manda. No sé si la elástica que ha creado la empresa de las tres bandas es la más horripilante de la historia de la Real. Sí sé que cuando eres aficionado de un equipo de fútbol, te identificas también con una camiseta, y la que presentó anteayer el club puede ser de la Real o del Bollullos Par del Condado, provincia de Huelva, por mucho que la marca de marras intente justificar que “mantiene la identidad del club”. Como en tantos otros asuntos, en este también la Real demuestra que es un club del montón. Como el resto. Lo siguiente será eliminar las franjas blanquiazules. El Espanyol ya lo ha hecho.