viernes, 28 de julio de 2017

Valores

En julio de 1999, José Carlos Tamayo, Jon Lazkano, Rustand Alí, y Félix y Alberto Iñurrategi trataban de escalar el Nanga Parbat cuando les advirtieron de que un montañero colombiano estaba atrapado a 6.500 metros. Pese a que el rescate retrasaba su plan de ataque a la cumbre, no dudaron en acudir a su auxilio. Contaba Ander Izagirre en una de sus crónicas sobre los porteadores del Karakorum que la expedición vasca, poniendo en riesgo sus vidas, improvisó una camilla y rescató al sudamericano. Aquel gesto de solidaridad les valió un premio de la Diputación de Gipuzkoa que el grupo de alpinistas invirtió en poner en marcha una escuela de montaña en Baltistán (Pakistán), que posteriormente, tras la muerte de Félix, pasó a llamarse Fundación Félix Iñurrategi Baltistán, y que hoy sigue desarrollando proyectos para mejorar la calidad de vida de los habitantes del remoto valle de Hushé. Iñurrategi, esta vez acompañado por Juan Vallejo y Mikel Zabalza, ha vuelto a repetir el gesto, otra vez en julio, otra vez en el Karakorum, otra vez con un montañero más cerca de la muerte que de la vida. Rodeados como estamos de tanto fango, tanta hipocresía, tanto postureo y tanto exhibicionismo en las redes, reconforta saber que hay gente que se guía por valores como la solidaridad y el altruismo.

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