hace ya muchos años, un director de periódico de cuyo nombre prefiero no acordarme (aunque aclaro que el medio estaba radicado en Madrid), decretó en pleno verano una ley no escrita: quedaba prohibido ir a trabajar en bermudas. La medida afectaba solo a los hombres. Las mujeres podían vestir como les viniera en gana. Recordé la anécdota el pasado jueves al ver en Diario de Noticias una foto de representantes sindicales posando a las puertas del Parlamento de Navarra antes de entregar 3.600 firmas contra un proyecto de ley del Gobierno foral. Nueve de los diez hombres y la única mujer que aparecen en la imagen visten pantalón corto o bermudas. Cuando aprieta la canícula, nos sobra hasta la ropa. Que se lo digan a los chóferes de los autobuses urbanos y los tranvías de Nantes. Como buena parte de los vehículos carecen de climatización, pidieron a la dirección poder usar pantalones cortos o bermudas para hacer frente a las altas temperaturas de estos días. La dirección se negó pero los chóferes tiraron de ingenio. Como a sus compañeras chóferes se les permite usar falda, media docena de conductores fueron el miércoles a trabajar vistiendo... faldas. Y tan fresquitos.
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