el Eustat, el INE,
Gaindegia y un buen número de organismos públicos y privados presentan
casi a diario datos, números y avances sobre la evolución de la
economía. Con cifras macros y micros, maxi y mini. A pie de calle o,
mejor dicho, al volante de un coche en la carretera, suelo manejar un
método infalible: la circulación de camiones. Cuando la crisis estaba en
plena efervescencia, el descenso del tráfico de vehículos pesados era
evidente, como también lo era que más de una y más de dos empresas de
transporte echaron el cierre. Uno de los termómetros para medir la
recesión era la continua caída del tráfico de camiones, una variable
sencilla de comprobar en los peajes. No sé si ahora hay brotes verdes,
blancos o azules, solo sé que en las carreteras, al menos en las vascas,
cada día circulan más camiones. Puede ser una percepción equivocada,
pero es lo que ven mis ojos. No creo que regresen los tiempos de José
Ignacio López de Arriortua, Superlópez, que puso de moda el transporte Just in time o, lo que es lo mismo, convirtió las carreteras en almacenes rodantes. Cero stock
y entregas prácticamente al momento hicieron que esta práctica viviera
su apogeo en aquellos felices 90. Luego llegó la crisis y el catacrack. Ahora regresan los camiones, pero no sabemos si vuelve la luz después del túnel.
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