El movimiento se demuestra andando... y a partir de ahora pedaleando. Si ya era sano y ecológico desplazarse en bici, la pandemia ha convertido a la burra en una de las mejores alternativas de transporte. Permite mantener la distancia de seguridad, no contamina, ocupa poco espacio y es saludable. En Gipuzkoa hay una amplia red de más de 225 kilómetros de bidegorris para predicar con el ejemplo. Y, sin embargo, pese a recibir parabienes, que uno recuerde no suele haber ayudas para arreglar o comprar bicis. Hay planes Renove para cambiar de coche, para la máquina-herramienta o para comprar nuevos electrodomésticos, pero no se destina un euro a las bicis. Italia va a invertir 120 millones de euros en un plan para fomentar el uso de la bici y subvencionará con hasta 500 euros la compra de bicis y monopatines. Francia, muy amiga de los cheques, pagará 50 euros para la reparación de bicis e incentivará con ayudas a los trabajadores que se desplacen dando pedales, y Suecia subvencionará la adquisición de eléctricas. Más cerca, la Comunidad Valenciana también otorga ayudas para comprar bicis y patinetes. Algunos de sus políticos, como el alcalde de Valencia, Joan Ribó, dan ejemplo y casi todos los días se desplazan en bici. Será que los nuestros no son muy de andar en bici, salvo en la campaña electoral.
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