Se atribuye al escritor alemán Johann W. Goethe la frase: "El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada". Durante esta pandemia que no acabamos de quitarnos de encima, se diría que ha estado prohibido equivocarse. A quien se ha equivocado en la toma de decisiones, en recomendaciones que luego han sido contraproducentes o en pronósticos que luego no se han cumplido, le han caído y le seguirán cayendo una lluvia de palos. Muchas veces por personas que ni han tomado ni tomarán una decisión en su vida, o que a lo más que aspiran es a decidir si compran el yogur natural sin azúcar o con azúcar. Parafraseando a Goethe, el que nunca toma decisiones, nunca se equivoca. También durante estos tiempos raros que vivimos desde hace casi cuatro meses nos hemos vuelto un pelín más irascibles. Debe ser por el encierro. ¿Que alguien se equivocaba? Chorreo de improperios en las redes. Cierto es que a veces hubo decisiones incomprensibles (recuerden lo de que los niños solo podían salir si iban al súper o a la farmacia acompañando a un adulto, qué tiempos), pero ya lo dijo otro escritor, en este caso poeta, el británico Alexander Pope: "Errar es humano, perdonar es divino y rectificar es de sabios". Así que equivóquense, que ganarán en sabiduría.
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