viernes, 19 de julio de 2013

Turistas (I)

Con frecuencia, quienes dirigen el sector turístico en Gipuzkoa aseguran que el principal cliente, y al que deben enfocarse las campañas y promociones, responde al perfil de una persona con un alto nivel adquisitivo, que pernocta dos o, a lo sumo, tres noches, y que viene a estas tierras para disfrutar del paisaje, la tranquilidad y la gastronomía. Ayer mismo, la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia, insistía en una entrevista en Radio Euskadi acerca de que el objetivo no debe ser el "turismo de masas" sino captar a visitantes que, por ejemplo, conocen Donostia porque acuden a un congreso y quieren repetir visita en su tiempo de ocio, esta vez acompañados por la familia. "Son personas que hacen una actividad comercial y gastronómica de alta calidad", dijo Tapia. No es ninguna leyenda urbana que los restaurantes de alto copete de Gipuzkoa reciben a clientes que llegan en su avión privado desde Chicago o Londres expresamente para degustar sus delicias. Pero, curiosamente, la percepción que se tiene cuando uno se acerca al paseo de La Concha es que la ciudad está repleta de turistas de nivel adquisitivo medio. Vamos, que abundan los visitantes que tiran del pintxo, el menú del día, el bocata que traen de casa (la crisis aprieta) y el botellín de agua del supermercado, en un destino que no destaca precisamente por lo módico de sus precios. Y qué decir de los tan denostados mochileros (todos hemos sido mochileros alguna vez en nuestra vida), fuente también de ingresos para una ciudad y un territorio que hacen bandera de su hospitalidad. Que hay sitio para todos, vaya.

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