"No sabía yo que el hijo de la Juli tenía unos cojones tan grandes". Escuché esa frase, tal cual, de sopetón, el pasado sábado en uno de los informativos de Radio Euskadi. La frase es copyright de una vecina de Sartaguda y el hijo de la Juli es, obviamente, el alcalde, el tal José Ramón Martínez Benito, que rompió la disciplina de partido para apoyarse en ANV y evitar que UPN se hiciera con la Alcaldía de esta localidad navarra que casi hace muga con La Rioja. El hijo de la Juli ha sido expulsado del PSOE, lo que no quita para que mantenga el bastón de mando en Sartaguda, un municipio conocido como El Pueblo de las Viudas por la sangrienta represión franquista que sufrieron sus vecinos al inicio, durante y después de la Guerra Civil. El hijo de la Juli vuelve a poner en evidencia a las altas esferas de los partidos políticos, que muchas veces son rehenes de las miles de palabras que gastan durante las campañas electorales. Dice el dirigente Fulano que van a respetar la lista más votada y, el día después de las elecciones, ya hay alguien de su partido que se pasa el mandato por el forro del hijo de la Juli. Y dice Mengano que no van a pactar con tal partido y, de repente, le sale un forúnculo en un pueblo diminuto porque uno de sus discípulos pacta con el partido con el que no hay nada de qué hablar. La brocha gorda no vale para pintar todos los acuerdos postelectorales. Aquí cuentan, y a veces mucho, hasta las relaciones personales entre los ediles. Y, se pongan como se pongan los dirigentes sociatas, ANV de Sartaguda no es ANV de Ondarroa, como el hijo de la Juli no es Fernando Puras.
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