Esta vez sí. Esta vez era la definitiva, el alto el fuego sin retorno, irreversible, el viaje a la esperanza de la paz, el adiós a las armas, las bombas, la extorsión, las amenazas... Era también el viaje a la esperanza del fin de la dispersión, de las ilegalizaciones, de los sumarios sin base. No había vuelta atrás. Y resulta que esta vez tampoco, que el viaje sin retorno nos ha llevado a una vuelta a las andadas. Regresan las armas, regresa una extorsión que en realidad nunca ha desaparecido, y vuelven las amenazas, que siempre han persistido. Otra vez con el miedo metido en el cuerpo, con la incertidumbre de saber a quién aplicarán su particular modo de entender la democracia. La pasada medianoche han puesto a cero su macabro contador. Vuelven a hablar las armas para "liberar a Euskal Herria". O viven en otro tiempo, o no escuchan a este pueblo.
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