Ahora resulta que buena parte de la prensa deportiva matritense descubre que Luis Aragonés es cascarrabias, gruñón y maleducado. Le da a este hombre por dejar plantados a los periodistas después de un partido oficial y le llueven las críticas de quienes le han alabado y adulado hasta el exceso durante años y años. Como si hubiéramos nacido ayer. Luis Aragonés, el entrenador (como jugador fue excelente y atesora un soberbio palmarés), siempre se ha destacado por su lenguaje soez, su insoportable carácter y lo mal que encaja las críticas. Siempre me ha parecido que se trata de un entrenador sobrevalorado, aunque es cierto que quienes mejor pueden calibrar su capacidad como técnico son los jugadores que han estado a sus órdenes. Así que vayamos a la estadística pura y dura. Como entrenador ha dirigido en los últimos 24 años a ocho equipos de la Liga, algunos de ellos punteros (Atlético, Betis, Barça, Valencia, Espanyol, Sevilla, Oviedo y Mallorca). Ha tenido plantillas plagadas de estrellas y construidas a base de talonario. Y ahí está el resultado: una Liga en 1977 con el Atlético, y cuatro Copas, tres con el equipo de toda su vida en 1976, 1985 y 1992, y otra con el Barça en 1988 para desgracia de los seguidores de la Real. De su irritable carácter ha dejado alguna muestra en Anoeta. Hace unos años, minutos antes de un Real-Atlético, montó en cólera porque en la alineación local aparecía Adepoju. Estaba convencido de que alguien le quería engañar con ese futbolista llamado Adepoju. Lo que no sabía era que hacía meses que Mutiu había pedido que se le nombrara con su primer apellido, porque así es como era y es conocido en Nigeria.
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