lunes, 1 de octubre de 2007

La cana es bella

Vino por estos pagos el tal Richard Gere y zanjó una cuestión que rondaba por mi cabeza desde tiempo inmemorial: ¿Ellas los prefieren canosos o calvos? Canosos, of course. Si un tipo que ha hecho un par de buenas pelis en toda su carrera, llena la calle Reina Regente como si se tratara de un recibimiento a la Real tras ganar un título, es que los prefieren canosos. No hay discusión que valga. Este hombre ha hecho de la cana un signo de distinción de belleza, aunque la amiga Laura dice que a ella le encanta su mirada. "Tiene una mirada....". Repuesto ya del soponcio que me produjo que ellas los prefieran canosos y no calvos (que es al fin y al cabo lo que yo pensaba), leo ayer un par de titulares concluyentes en la portada de Magazine, la revista dominical de El Mundo: "Teñirse o no teñirse", "El 90% de las mujeres cree que las canas hacen más sexy a los hombres". Según los expertos en imagen, tener canas infunde seriedad... en los hombres. Porque en las mujeres, dicen, puede llegar a ser un obstáculo en su carrera profesional. Sigue contando la revista que, así como hace tiempo que hay rubias de bote (con perdón), cada vez más celebridades se echan en brazos del colorante blanco. O sea, que se tiñen el pelo para parecerse a Papa Nöel. Amigos de Just for men, lo tenéis crudo si a la peña le da por embadurnarse el pelo de blanco Titanlux. Los calvos, o los que arrastramos ya una alopecia galopante, nos conformaremos con recurrir al refranero popular para desacreditar los atributos de tanto canoso guapo. Y es que ya se sabe: "Arriba canas...".

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