viernes, 21 de marzo de 2008

Donostiarrak

Nos gusta su filosofía de la vida y del deporte, y nos gusta su carrera. Y hablamos en plural mayestático, como Miguel Indurain, porque ellos también son grandes en lo suyo. Y lo suyo es correr (con prisa y sin ella, pero primando siempre el buenrollismo) y organizar la Carrera de Primavera. Hablamos del Donostiarrak, un club con 29 años de historia que algunos, sin embargo, hemos descubierto hace nada. El Donostiarrak celebró el pasado domingo la Carrera de Primavera, un lujo de prueba para quienes a lo único que aspiran es a sudar un poquito la camiseta y descargar unas dosis de adrenalina. Sin querer desmerecer al resto de carreras que se organizan por estos lares (hay muchas y muy bien dispuestas por gentes que trabajan por amor al arte), la del Donostiarrak lo reúne todo. Un recorrido plano que lleva del campus de Ibaeta a Sagüés y vuelta, previo paso por las calles 31 de agosto y Mayor; una participación numerosa (más de 900 personas, lo que lleva a confirmar que correr se ha puesto de moda), un ambiente fenómeno y unos cuantos detalles que no pasan despercibidos. Llegas a la meta y te encuentras con un banquete que alimenta tu gula. Así que el kilito que has perdido en los 10 kilómetros lo ganas en un pis pas poniéndote fino a pasteles, donuts, fruta y toda suerte de delicias. El primer clasificado, Jon Arozena, recibe el mismo calor que el último, un tipo que responde al nombre de Serafín Galindo y que paseó sus 83 años por las calles de Donostia con la jovialidad de un principiante.

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