SI pasan (que viene de pasota) de esta página y se van a la siguiente, verán que el artículo de Miguel Sánchez Ostiz versa sobre la última frase antológica e hiperbólica de su tocayo Miguel Sanz. Si se quedan en este rincón, verán que el menda también quiere hablar del cejijunto presidente de la comunidad foral, navarra y española, que diría el susodicho. Resulta que Sanz dijo el pasado martes, en uno de esos arranques tan suyos, tan de hombre del pueblo y para el pueblo, que la devolución de 400 euros en la declaración del IRPF, que Rodríguez Zapatero prometió en plena orgía de campaña electoral, "no van a servir más que para una cena y poco más". ¡Rediez! ¿En qué templos gastronómicos cena este hombre? Yo con 400 euros tengo para unas cuantas cenas. Y no te digo ya si hablo de comidas, que suelen ser incluso más baratas. Le llevo a Sanz a comer donde Batis, y tenemos para más de dos meses, amigo. He echado mano de la calculadora y al precio que nos pone Batis el menú del día (creo que 5,70 euros sin café ni copa ni puro, muy módico, ya lo ven, y eso que estamos en Donosti), tenemos para más de dos meses de toma pan y moja (70,1 días, exactamente. No sé cómo medir lo del decimal). O sea, que 400 euros, bien administrados, dan para mucho, Miguel. Otra cosa es que la medida fiscal de los 400 euros sea puro maquillaje, puro populismo político. Pero es que a Sanz se le va la boca. Al día siguiente de tan xelebre afirmación, Sanz dijo que era una "figura literaria". Si es que es un poeta. Un incomprendido poeta. Un figura.
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