domingo, 4 de mayo de 2008
El pijama de Paquirrín
Cae en mis manos (en realidad cae en mi buzón) un folleto publicitario de una empresa protagonizado (tachán, tachán) por Francisco Rivera Pantoja, o sea, el Paquirrín de toda la vida que ahora se hace llamar Kiko. El tipo aparece con los brazos cruzados, que supongo que es su pose habitual, barba de varios días y cara de haber dormido poco. "A comprar, que son dos días", dice el chavalillo en el eslogan. Buceo en Internet y compruebo que el anuncio tiene una segunda versión en la que el hijo de la del pollo sale vestido con pijama y acompañado a derecha e izquierda por una rubia y una morena. "Paquirrín ha encontrado por fin trabajo", dicen con mala leche en una mininoticia de El Periódico de Catalunya. Como profano en la materia, pregunto a los entendidos y me dan toda suerte de explicaciones sobre el efecto que tienen este tipo de anuncios. De apariencia son cutres, pero sus creadores logran el objetivo que pretenden: que los medios de comunicación les dediquen un ratito. Para muestra, la última invención de la agencia Dimensión. Los personajes son para echar de comer aparte, pero el spot está bien trabajado. Y la canción, al estilo de We are the world, we are the children, es pegadiza como pocas. Que al final, todo consiste en que se te pegue al oído la cama de Lorenzo Lamas, el banco de Matías Prats, la leche de Belén Rueda, el reloj de Julio Iglesias y el porrón de cosas que anuncia el sin par Fernando Alonso.
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