Digo yo que habrá bailado alguna vez esta archiconocida pieza en un bodorrio o similar. Como diría el amigo Rodolfo, esto se baila en la China y también en Alcorcón. Sin perrear, pero se baila. Y aunque no tiene letra (al menos la partitura original), todo el mundo canta un supuesto estribillo compuesto por una sola expresión: ¡Eh! Hablamos del pasodoble Paquito el Chocolatero (en Euskadi, Pakito el Txokolatero!) que, por si no lo sabían, es la pieza que más se interpreta en vivo y en directo en la piel de toro. Lo dice la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Es la canción que más derechos generó en 2005, 2006 y 2007 en actuaciones, verbenas de pueblo, bautizos y demás. Y eso que no contabilizan lo que suena al otro lado del Bidasoa, donde esta pieza hace furor. Basta que haya una trompeta entonando las notas para que la peña que vive desde Iparralde a Toulouse eche cuerpo a tierra y empiece a mover el esqueleto. No hay más que recordar a las 4.000 personas que en las fiestas de Baiona se pusieron a bailar esta canción compuesta en 1937 por Gustavo Pascual Falcó en honor a su cuñau, Francisco Pérez Molina, que (sí, lo han adivinado) era chocolatero. Música al margen, lo que a uno siempre le ha llamado la atención es que cuando esta canción suena en una fiesta, siempre hay el invitado de turno que tiene una habilidad admirable para bailar sin que se le caiga ni una sola gota del cubata. Los hay que son mismamente unos acróbatas, capaces al mismo tiempo de sujetar el periflú y fumarse un puro. Puros genios.
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