Al César lo que es del César, y a Ricardo Abad lo que es de Ricardo Abad. Hace unos meses contamos en este espacio la peculiar travesía que realizó el tiramillas de Tafalla, que se metió entre pecho y espalda todos los kilómetros (177) que hay entre Endarlaza y Cintruénigo. Lo hizo corriendo y de un tirón. Relatamos entonces más sus fracasos que los éxitos. Pues bien. Aquella pedazo de caminata no era más que un calentamiento para el reto que el pasado domingo completó con éxito a las puertas del Ayuntamiento de Donostia. Abad finalizó en la calle Ijentea una travesía de quince días que le ha llevado desde Tarifa a Donostia (baño incluido en aguas de La Concha). 1.260 kilómetros, a razón de dos maratones diarios. Ultrafondistas llaman a este tipo de atletas que consumen kilómetros a un ritmo pausado (seis minutos/kilómetro, suficiente para que Bush y Aznar les sigan la estela) y que soportan un desgaste físico y mental sobrehumano. Alguno de ellos, como Serge Girard, ha hecho de esta afición su filosofía de vida. El normando atravesó Europa y Asia de punta a punta (de París a Tokio) en 260 días y 18 horas. 19.000 kilómetros sin parar un solo día. Ahora prepara la vuelta al mundo (40.000 kilómetros), que pretende completar en 22 meses (de Australia a Chile volará en avión porque, que se sepa, los seres humanos todavía no andamos sobre el agua, aunque todo se andará). “Lo que consigues sin esfuerzo no vale nada”, dijo hace unos meses en una entrevista este ex asesor financiero y padre de tres hijos, para el que correr la Behobia debe ser lo más parecido a ir a comprar el pan a la tienda de la esquina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario