miércoles, 22 de julio de 2009

Bourg-Saint-Maurice

Cannes, Cauterets, Verviers, Pau, Disneyland, Hautacam, Millau, Alpe d'Huez, Biarritz, Bergerac; San Pellegrino, Pistoia, Selva Gardena, Stelvio, Padula, Forte Marmi, Sestriere, Génova, Milán, Scanno... Y podríamos seguir añadiendo nombres hasta llenar unas cuantas páginas. Todos los nombres citados fueron finales de etapa del Tour y el Giro. Y en todos ellos el ganador fue un ciclista vasco. Un total de 58 victorias (35 en Francia y 23 en Italia) suma el ciclismo euskaldun, y otro buen porrón en la Vuelta, en lo que viene a ser el Grand Slam del pedal. Desde ayer hay que añadir la muesca de Bourg-Saint-Maurice y a su lado colocar el nombre de Mikel Astarloza. Hace unas semanas, en vísperas del Tour, el pasaitarra aseguraba a este periódico que en la ronda francesa se le hacía insoportable el tramo de la meta al autobús, el trajín de la llegada a la ducha. Ayer fue el trayecto más feliz de su vida, una exultante biribilketa del podio al hotel, de entrevista en entrevista. Pocas veces un deportista merece tanto su día de gloria. Éste es su séptimo Tour, había conseguido muy buenos puestos en años anteriores (noveno en 2007), pero en una grande sólo cuenta la victoria, nadie se acuerda del segundo. Le faltaba rematar, y ayer metió un gol por toda la escuadra, a pase de Txurruka, Antón y los otros cinco compañeros del Euskaltel. Astarloza llevaba toda la vida soñando con un hito como el de ayer. Se emocionó y nos emocionó a todos. Ya tiene su pueblo fetiche. Bourg-Saint-Maurice, se llama. Zorionak.

No hay comentarios:

Publicar un comentario