Contaba ayer Ramón Sánchez en este mismo espacio que la programación de madrugada de la TDT está plagada de larguísimos anuncios de teletienda. Como Ramón, servidor también es consumidor de tele a horas intempestivas. Cuando la mayoría del personal duerme, hay otros que metemos horas en la caja tonta, mayormente para ver a Buenafuente y compañía, de lo poco saludable que se emite a esas horas, o para volver a ver la repetición 1.236 de Callejeros o Verano Mix. Ramón se limitó a comentar la sucesión de anuncios de la TDT y el que suscribe, sin saber por qué, hace unos días hizo una de esas encuestas que no sirven para nada, pero que dan una idea de qué ofrece esta televisión del presente futuro. Hace unos días, a eso de la una de la madrugada, doce de los 26 canales de la TDT estaban dedicados a promocionar todo tipo de chismes, desde la almohada aeropedic pillow hasta ese pedazo de vibrador azul que te lo meten (con perdón) en anuncios que se repiten una y otra vez. No faltaban tampoco los concursos telefónicos ni las consultas con los más variopintos videntes, entre ellos una tipa con una cara de más mala hostia que la de Carlos Marcos en la contraportada de la revista On. Y no se trata de canales de la TDT que se dedican casi en exclusiva a vendernos de todo (Cincoshop, Canal Club, Tienda en Veo), sino que la mayoría eran cadenas que de día son serias y de noche se transforman. Dice nuestro gurú televisivo que este fenómeno sólo se da en España y no le falta razón. De los 17 canales franceses de TDT que podía ver en ese momento, ninguno vendía cachivaches.
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