Andan enfrascados al otro lado de la A-8 a cuenta de la construcción del nuevo campo de San Mamés. Es una bronca de palacio (Ajuria Enea) contra palacios (Ibaigane y el Foral de Bizkaia), con la BBK de por medio y el Ayuntamiento de Bilbao en plan hincha. De entre las variadas polémicas que suscita el proyecto, hay una que llama la atención de manera especial. Andan unos y otros discutiendo sobre qué es el uso público de un espacio. Ya saben, el Gobierno Vasco apuesta por destinar parte de los miles de metros cuadrados a uso público y la Diputación y el Ayuntamiento quieren a toda costa money, money para el Athletic. Hace unos años, a esto último se le llamaba pelotazo, expresión ya en desuso por lo que se ve. En fin, que si nos centramos en qué es uso público, es muy sencillo de explicar. Basta darse una vuelta por los aledaños de Anoeta para ver varios ejemplos. La modélica sede de las federaciones deportivas (Kirol Etxea), el dinámico centro cultural Ernest Lluch y la Federación Guipuzcoana de Fútbol (entidad privada que paga un alquiler mensual) tienen su casa bajo el estadio. También la Real, lógicamente, que acaba de estrenar su museo y cuenta también con las oficinas del club. El Gobierno Vasco viene a reclamar que el nuevo San Mamés disponga de alguna infraestructura similar, que para eso le piden 55 kilos. Y ya ha hablado con varias federaciones que podrían instalarse en el flamante campo. No parece mucho pedir, salvo por un pequeño problema: en 2007 la Diputación, la BBK y el Athletic firmaron ante notario que la gestión del estadio sería exclusivamente del club.
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