Lo acaba de publicar la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y no seré yo quien diga lo contrario: correr a pie potencia el cerebro. Científicos británicos y estadounidenses han llegado a esta conclusión después de realizar un experimento con ratas de laboratorio, que se supone que tienen más caché que las de alcantarilla. Por resumir la investigación, las ratas que tenían acceso a una rueda de ejercicio en su jaula demostraron que poseían una memoria de elefante, mientras que las sedentarias no recordaban ni el número de pie que calzaban. Y no sólo eso, el estudio concluye que al correr (ejercicio aeróbico) crece el número de neuronas que tenemos en el hipocampo, una de las pocas zonas del cerebro que puede generar nuevas células cuando somos adultos. Es decir, que nos permiten amortiguar la pérdida de memoria que sufrimos según consumimos años. Sin llegar a ponernos en el papel de las ratas, si es usted de los que gusta correr al aire libre (lo de la cinta es un muermo y el aparato se pone perdido de sudor) pruebe a hacer ejercicios de memoria mientras gasta la suela de las zapatillas (el ejercicio lo propongo yo, no la revista). Como no puede apuntar con papel y boli mientras corre, pruebe a memorizar algunas tareas que tenga pendientes. Seguro que su cerebro se lo agradece. Si, por el contrario, no corre y además hoy se ha levantado pesadote por los atracones que se ha metido entre pecho y espalda desde la tarde del 19, pruebe a correr diez minutos. Descanse cinco y corra otros diez. Su cuerpo se lo agradecerá... y su cerebro también.
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