domingo, 17 de enero de 2010

Criticadores

uno de los deportes nacionales de éste y otros países es criticar a las actuales generaciones de niños y jóvenes (se supone que hay más de una) comparándolas con las de la época del criticador. Ya saben. Los infantes de hoy en día no saben jugar, la chavalería no sabe divertirse, la juventud tiene de todo sin dar un palo al agua y así hasta el infinito. Dónde va a parar. Como las comparaciones son odiosas, los periodistas también salimos malparados. Cada vez hablamos y escribimos peor, dicen quienes nos precedieron en el arte de juntar letras. Puede que sí, y puede que no. Desde luego, es difícil que nos ganen a inventar palabras, sobre todo si se trata de hablar y escribir de deporte. Desde el trivote hasta el carril del 4, la imaginación que le echan los periódicos deportivos y las secciones de ídem de los diarios generales es desbordante. A veces chirría, como chirrían también las voces de algunos colegas de la prensa radiofónica que, a este paso, van a acabar con la ortodoxia lingüística que aportan los artículos y las preposiciones. Los accidentes ya no son "en la carretera" sino "en carretera", y las carreteras ya no forman parte de "la red viaria" sino de "red viaria". Y los futbolistas ya no corren "por la banda derecha" sino "por banda derecha", ni fallan goles cantados en "el área pequeña" sino en "área pequeña". Por no hablar de los tertulianos que se distinguen por competir en quién grita más alto ni de las presentadores que hilan frases sin sentido. Pero no nos pongamos pesados, que luego nos llamarán criticadores, palabra que, en contra de lo que supone, existe.

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