De aquí a nada, ir en coche desde Donosti a Vitoria o Pamplona, y viceversa, dejará de ser by the face. Mucha jeta es la que tenemos. Está muy feo eso de circular por las carreteras sin pagar un duro (excepción hecha de la A-8 y la AP-1). Gratis total. Feo, feo. Dentro de unos años pagaremos por circular por la Autovía de Leitzaran, Etxegarate, la carretera de Endarlatza y, si me apuran, hasta por ir por Gaintxurizketa. Los gallifantes de la cosa en este nuestro territorio lanzaron la idea, no hace un mes como parece, sino hace ya tres largos años. Se lo contamos en estas páginas de manera prolija en octubre de 2006 y durante varios días seguidos. "La Diputación prevé una mala reacción de los ciudadanos y protestas de los transportistas", decía una de aquellas informaciones sobre la posible extensión de los peajes a lo largo y ancho de Gipuzkoa. Sagacidad la nuestra. Y visión de futuro. Por aquel entonces, los mandamases de la cosa de las carreteras igual no preveían que la autopista Eibar-Vitoria iba a absorber menos vehículos de lo que alegremente se pronosticaba, ni que cientos de camioneros iban a aprovechar la reformada N-121 para olvidarse de la autovía de Leitzaran. Y a las puertas de inaugurar el segundo cinturón de Donostia (también de pago), supongo que les tiemblan las piernas cuando piensan que un buen número de conductores pasará olímpicamente de pagar el peaje y seguirá transitando por la actual variante. Pero todos tranquilos, que ya llegará Bruselas, se sacará una directiva de la chistera y nos hará pasar por caja sí o sí.
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