jueves, 18 de marzo de 2010

Una suerte de concierto

Recién iniciado el año, cumplo un ritual al que se han enganchado algún que otro amigo y algún que otro pariente. Todos los años, a mediados de enero, envío un correo electrónico a la ilustre Filarmónica de Viena (www.viennaphilharmonic.com). La muy democrática orquesta te ofrece la oportunidad de asistir a uno de los tres conciertos que celebra entre el fin de un año y el comienzo del siguiente (el ensayo general del día 30, el Concierto de Nochevieja del día 31 y el Concierto de Año Nuevo) mediante una fórmula tan simple como rellenar una ficha con tus datos personales y especificar cuántas entradas quieres y a qué precio (para las de Año Nuevo, el coste oscila entre los 30 y 940 euros). Completado el registro (el plazo se abre el 2 de enero y se cierra el 23 del mismo mes), envías el correo electrónico y entras en un sorteo junto a decenas de miles de aspirantes a ocupar un asiento (también hay entradas de pie) en el Musikverein. Puestos a tentar a la suerte, echas a volar la imaginación y trazas el plan de viaje a Viena, la ciudad de la música por excelencia. E imaginas que compartes escena con los ricachones japoneses que pueblan las primeras filas, gastando palmas en plena Marcha Radetzky, sólo unos minutos después de que todos los músicos de la Filarmónica te hayan deseado un feliz año nuevo. En esas estás cuando recibes un correo electrónico de la orquesta en la que te comunica que, otro año más, no te ha tocado ni media entrada en el sorteo y que lo vuelvas a intentar para el concierto de año nuevo de 2012.

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