Contaba ayer Raymond Poulidor en este periódico que durante su fabulosa y larguísima etapa como ciclista profesional nunca se levantaba por la mañana con la idea de ganar la carrera que tocara ese día. Quizás esa voracidad por ganar que sí mostraron Jacques Anquetil, Eddy Merckx o Bernard Hinault hizo que nunca lograra el Tour (fue tres veces segundo y cinco veces tercero), aunque se ganó la simpatía y la admiración de todo un país. Poulidor, Pou Pou, ha quedado retratado para la posteridad como el eterno segundón, una descripción con tintes peyorativos que no se ajusta a su palmarés. Junto a Joop Zoetemelk (seis veces segundo en el Tour, aunque lo ganó en una ocasión), Poulidor representa el segundo escalón del podio, ése del que nunca nos acordamos cuando hacemos memoria. Siguiendo con el símil ciclista, y ya que estamos a las puertas de otra Vuelta al País Vasco, ¿alguien se acuerda de qué corredor fue segundo tras Alberto Contador en la general de la edición de 2009? ¿Recordamos quién acabó segundo en la Vuelta y en el Giro del año pasado? ¿Y en los últimos Juegos Olímpicos de Pekín, quién fue segundo tras Usain Bolt? Los segundos también cuentan, aunque nuestra memoria colectiva sea tan selectiva. Así que, para que quede en los anales, recordaremos a quienes ayer rozaron el triunfo pero se quedaron a un paso. Tom Boonen en el Tour de Flandes, Mark Webber en el Gran Premio de Malasia de Fórmula 1, Gonzalez y Laskurain en la final del Parejas, y Tomas Berdych y Venus Williams en el Master 1000 de Miami.
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