Un cachondo el islandés que puso nombre al volcán. Eyjafjalla parece ser que se llama el montecillo que escupe lava y cenizas porque, la verdad, lo he leído de más formas que maneras hay de cocinar el cochinillo al chilindrón. Hagan la prueba a pronunciar el nombre del volcán y les resultará tan complicado como si ponemos a un islandés a decir Xoldokogaina, que, para más señas, es el monte que se encuentran encima de Biriatu cuando cruzan la muga en dirección a Iparralde. Dicho de otra forma, el primer monte que surge en la cadena de los Pirineos si se hace la travesía desde Hondarribia a Portbou. Que se sepa, no hay visos de que a corto plazo vaya a entrar en erupción, el Xoldokogaina, digo. A lo que iba. Que el único volcán que conocíamos por estos lares es el volcán de Barakaldo, alias del ciclista Juan Tomás Martínez, uno de aquellos torerillos de Miguel Moreno que corría en el Zahor. El caso es que el volcán ha puesto patas arriba Europa y ha devuelto a la actualidad un medio de transporte que creíamos en peligro de extinción: el autostop. Durante estos días, más de uno hemos visto a viajeros desesperados a pie de cuneta, cartel en ristre y maleta a cuestas, buscando un vehículo caritativo que les llevara a su destino. Uno pensaba que el autostop estaba en desuso, excepción hecha de los días previos a los Sanfermines, en los que siempre te topas con una buena ristra de mochileros, pero va a ser que no. Vuelve el autostop. Vemos a los autoestopistas y recordamos con nostalgia la tira de horas que metimos poniendo el dedo pulgar en alto. A nosotros nos paraban, ¿pararíamos ahora nosotros?
Gracias. Son varias las montañas consideradas como la más al oeste de los Pirineos, o primera desde la vertiente cantábrica o atlántica: Xoldokogaina, Larrun, Jaizkibel y Peñas de Aya. Saludos
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