viernes, 9 de julio de 2010

Playa, toros y el pulpo

Una sesuda investigación científica no demostrada asegura que si en días de bochornazo como el de ayer, con 35 grados a la sombra, usted ve a una señora en la playa de La Concha bajo una sombrilla con la rebequita puesta, no lo dude: la señora es o procede de Navarra. Se ha traído la chaquetica por si acaso refrescaba. Un no menos currado estudio afirma que en los sanfermines es muy fácil distinguir al especimen oriundo de Gipuzkoa. Es aquel que viste vaqueros, camiseta blanca con alguna grafía en euskera (mayormente un niqui de una carrera atlética o una prueba cicloturista), pañuelo rojo bien anudado y sin faja (roja, se entiende). Por bien anudado se entiende el pañuelo que se ata dejando sólo dos puntitas y no ese horror que se ve por ahí de gente que se ata la prenda como si fuera un lazo de regalo. La camiseta blanca suele mudar de color conforme avanza la juerga, aunque dice una experta sanferminera que este fin de semana habrá mucho guipuzcoano con niqui naranja, y no precisamente para animar a Euskaltel-Euskadi sino a los naranjas que juegan el domingo contra los rojos (si Franco viviría). El guipuzcoano sanferminero sabe de sobra que Osasuna no es ni el Osasuna ni Osasuna de Pamplona. Y sabe también que el nativo o vecino de Pamplona es un pamplonés o iruindarra, no confundir con pamplonica.

PD: El crack del Mundial no es ni Villa, ni Klose, ni Casillas, ni la Carbonero. La estrella es ese pedazo de pulpo llamado Paul que ha acertado todos los pronósticos, aunque ahora los teutones se lo quieran comer a feira

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