viernes, 26 de noviembre de 2010

Desmovilizados

"Paso de todo menos de curso", decía un viejo y ya gastado lema estudiantil, cuando con cuatro pencos no te salvaba ni la Purísima Concepción. Del paso de todo se ha mutado a la desmovilización que nos invade. Ya no es que pasemos de todo, es que ni nos movemos. Que se lo digan a los que trajinan los asuntos políticos. Según auguran las encuestas, el próximo domingo uno de cada dos catalanes no pisará un colegio electoral, que no es lo mismo que quedarse en casa, porque salir, saldrán, aunque sea a por tabaco al bar de la esquina. En la anterior cita con las urnas, más de la mitad de los catalanes pasaron olímpicamente de pronunciarse a favor o en contra del Estatut. El desafecto hacia la política es mayúsculo (recuérdese que, según el CIS, los políticos se han convertido en el tercer problema). Otro tanto pasa con las movilizaciones laborales. Las huelgas de los 70 y 80 han pasado a mejor vida. Lo que entonces se llamaba lucha de clases hoy se denomina molestias a los usuarios. Se monta una huelga justo el finde que habíamos planeado ir de shopping a los almacenes Harrods de London y nos ponemos del higadillo. Montan una huelga general los sindicatos y les cae la intemerata. Aquí ya solo nos mueve el deporte y la cultura, mayormente los conciertos. Y si no, aunque la comparación sea odiosa, tomen dos fotos del domingo pasado: apenas 50 personas acudieron a la concentración de Gesto por la Paz frente al Arriaga. A unos centenares de metros, más de 7.600 personas participaban en la popular y saludable Herri Krosa.

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