Una reciente encuesta del Imserso ha revelado que la mitad de los abuelos se encarga cada día de sus nietos y que dedican a este cometido una media de seis horas diarias (6,2 horas las mujeres y una hora menos los hombres; se ve que en esta tarea también cojea la igualdad). Vistos los datos, se diría que nuestra generación ha esclavizado a amatxis, atatxis, amonas y aitonas. Y, la verdad, no hay más que ir a parques y lugares de ocio infantil para comprobar que la estadística no miente. No sé si son la mitad, un tercio o el 60%. Sólo sé que son muchos, muchísimos, los aitonas y amonas que cuidan de niños y no tan niños mientras los padres se ganan las alubias, mayormente porque conciliar la vida laboral y familiar en este país es misión imposible. Diría más. Hasta está mal visto (envidia cochina) que el hombre se tome una excedencia para cuidar de sus hijos. Que lo hagan los nórdicos nos parece de cine, pero que se aplique aquí es otro cantar. Así que tiramos de la manta de los abuelos hasta tapar todas las horas posibles. Y cuando el cuidado de los nietos se convierte en una obligación, mala cosa. Algo está haciendo mal esta generación que necesita un monovolumen para la familia (da igual que sean 3 o 5) cuando hace nada cabían el padre, la madre y cuatro hijos en un Renault 12. Y algo marcha mal cuando abusamos de la generosidad de nuestros mayores para convertirlos en canguros. PD: El euro que faltaba estaba en unos cuantos sitios, pero no se lo había quedado Hacienda.
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