viernes, 4 de marzo de 2011

Las cremas del Mercadona

HUBO un tiempo en el que cruzábamos la muga para comprar pantalones Levi"s y las hoy demodé cazadoras vaqueras. Luego descubrimos los lácteos, el aceite, la mantequilla, el camembert y el Caprice des Dieux. Hasta bien entrados los 80 del siglo pasado, hubo contrabando de todo: desde ovejas a cartuchos pasando (nunca mejor dicho) por lingotes de oro. Superados los 90, supimos que al otro lado del Bidasoa había ropa infantil buena, bonita y barata. Hasta que llegó la globalización, se construyeron super mega centros comerciales a diestro y siniestro, aquí y allá, y aquel ir y venir perdió su encanto. Con excepciones, hoy puedes comprar el mismo producto en Angelu y en Zarautz, así que lo que se lleva, lo más in, es el boca oreja. Descubrir ese producto barato y bueno que no lo puedes encontrar en las tierras de Aitor porque (fíjate tú) no hay supermercados de la marca en cuestión. Hablo, claro, de las cremas cosméticas del Mercadona que, por lo visto, causan furor entre el público femenino. 
He hecho un informe de prospección sociológica (o sea, una encuesta) en la redacción con resultados concluyentes: casi todas conocen las cremas. Hablaba el lunes un colega periodista de que parecen milagrosas. Será, será. No sé si rejuvenecen, si limpian, si tonifican, si reducen la celulitis o si hacen desaparecer las patas de gallo. Solo sé que si viajas a Catalunya, Aragón o Cantabria, visitas la Sagrada Familia, Jaca, las cuevas de Altamira... y el Mercadona. Que siempre hay que traer algún encargo para alguna amiga, oiga.

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