El Gobierno decidirá hoy si prorroga la decisión de limitar la velocidad máxima en autovías y autopistas a 110 km/h. Por si no lo recuerdan, porque parece que han pasado un par de siglos, hasta el 6 de marzo se podía circular a 120 km/h. Bueno, en realidad, ahora también es posible conducir a 120 km/h y a 160 km/h si no se cruza uno con una patrulla policial o un radar escondido detrás de un contenedor. No sé si la medida ha contribuido a que se consuma menos energía, se importe menos petróleo y el gabinete de ZP se ahorre una pasta. A mí me ha servido para conocer más a fondo a los enculadores, con perdón. Por enculadores se entiende a aquellos conductores, sean de moto, coche, camión o autobús, que se te pegan a la chepa de tu vehículo, habitualmente para adelantarte. Hay dos tipos de enculadores: los que se colocan a un metro de tu coche y te hacen un pressing sin mover la ceja, y los que también se colocan a un metro de tu parachoques pero gesticulan, se acuerdan de toda tu parentela, tocan el claxon y te dan las luces. Con la medida de limitar la velocidad, a los enculadores se les ve más el plumero. No fallan.Te pones a adelantar al vehículo que te precede respetando el límite de velocidad y aparece de repente el típico bicho que circula a 150 km/h. Hay una táctica infalible para enfurecer aún más a la fiera: adelantar respetando la norma y, si al pasar sigue lanzado improperios, saludarle educadamente. Como debe ser.
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