miércoles, 20 de julio de 2011

Puntualidad

Leo en un blog que "la puntualidad es la virtud que representa el respeto hacia uno mismo y hacia los demás". Qué tremendos se ponen algunos cuando les da por reflexionar en Internet. Yo soy un tipo moderadamente puntual. O sea, unas veces llego a la hora, y otras no. Y no me pongo exquisito cuando alguien con el que he quedado se demora porque suele ser la horma de mi zapato. Las personas puntuales se comportan con las impuntuales como los exfumadores con los fumadores. Hay personas puntuales, impuntuales (un político que no nombraré lidera el ranking) y luego están los que llegan a las citas con media hora de antelación. Son los del "por si acaso". Los mismos que te miran con cara de mala leche cuando llegas un minuto antes de tu cita y pasas a la consulta casi sin esperar. Por último, están los auténticos expertos en entrar en todo tipo de comercios (mayormente quioscos y panaderías) un minuto antes de que bajen la persiana. Estos últimos días he descubierto otro tipo de puntualidad, la asimétrica, que se practica en Osakidetza: tú tienes que estar a la hora, pero la persona que te recibe puede tomarse ciertas licencias. Por un despiste (confundí una cita con otra), acudí a una consulta con ocho minutos de retraso. Resultado: me tuve que comer toda la espera. Pasaron por delante de mí algo así como seis personas hasta que la médico me hizo un hueco en su apretada agenda. Dos semanas después fue a la inversa: el médico me atendió media hora después del horario previsto en la cita que me facilitó Osakidetza. Hasta un visitador médico se coló en la consulta. Por algo les llaman salas de espera.

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