Cuenta la leyenda urbana que tres amigos (cazadores ellos) dijeron un día a sus respectivas (esposas y novias) que se marchaban una semana entera a Toledo a practicar su afición favorita. A los días, alguien vio su coche en el parking del aeropuerto de Barajas y se descubrió el pastel: las escopetas estaban en el maletero y los pájaros habían volado a Cuba para practicar otro tipo de caza. O sea, el mito del cazador cazado, que cambia según quién cuente la historia. Otra leyenda que, como tal, nunca ha podido ser científicamente demostrada habla de tres amigos que, en una sobremesa de barra de bar, se arrancan con un "a que no hay huevos de...", y se apuestan a que cogen un avión, se plantan en Madrid, toman tres txikitos y a las tres horas están de vuelta. Viajes hay para todos los gustos y colores. Sabido es que Patxi López en sus vacaciones gusta de viajar en coche sin ruta planificada y sin atar ni comidas ni hoteles. A lo que salga. Conozco una pareja especialista en otro tipo de rutas. Consiste en desplazarse a un destino ya previsto y luego cambiar de plan sobre la marcha. Un año, en agosto, decidieron viajar a Galicia pero, como era 1992 y todo quisqui iba a Sevilla, acabaron cruzando Portugal hasta llegar a la Expo'92. En otra ocasión fueron a visitar en julio el sur de Francia y terminaron viendo el final del Tour con Indurain en el podio de París. La última ha sido viajar a Sos del Rey Católico previo paso por Obanos y Lerín, seguir luego hasta Sort (había que comprar lotería) y acabar cruzando hasta Andorra por aquello de comprar tabaco para las cuñadas y darse un baño en Caldea.
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