El pasado miércoles, Canal 4 de Navarra, pionera entre las televisiones locales del territorio vecino, se apagó para siempre. Después de 18 años en antena, el canal del Grupo Prisa echó el cierre. El viernes pasado cerró el diario Público y este miércoles la web mondraberri.com. Como ven, los medios de comunicación estamos cayendo como moscas. Desde que llegó esta maldita crisis, se calcula que cerca de 5.000 trabajadores vinculados con este sector han perdido su empleo en una sangría que no cesa y que afecta por igual a grandes, medianos y pequeños. Estamos ante un ejercicio de supervivencia que no difiere mucho del que se vive en otros sectores. Hoy trabajar no es que sea un derecho, es que se ha convertido en un privilegio. Pero volvamos al cierre de Canal 4. El Gobierno navarro tenía previsto conceder dos millones de euros a las tres televisiones locales. Al clausurarse Canal 4, ha decidido destinar 1,66 millones a Canal 6, afín a UPN, y 340.000 a Popular TV, controlada por el Arzobispado y la Cope. Pero, sobre todo, lo que ha perdido el Ejecutivo de Yolanda Barcina es una excelente ocasión de demostrar que su sectarismo con el euskera no es tal. Frente a los dos millones que reciben Canal 6 y Popular TV, las seis revistas, las seis radios y la tele que emiten en euskera no recibirán este año ni un céntimo de las arcas forales. Nada. UPN, PP y PSN (lo de los socialistas es para hacer una tesis doctoral) se encargaron en el Parlamento de suprimir las ayudas a los medios euskaldunes. Por no hablar de las trabas que el Gobierno navarro pone a la captación de ETB por TDT. Tierra de diversidades le llaman.
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