Superado el ecuador de la Eurocopa, se puede decir sin lugar a dudas que el mejor momento del torneo se vivió a partir del minuto 89 del España-Irlanda del 14 de junio (ver Youtube, http://www.youtube.com/watch?v=lOLgXjplfh4). La selección de Del Bosque dominaba ya holgadamente (4-0) y había practicado uno de esos partidos de fútbol de salón que acostumbra. Llegó al minuto 89 y en ese momento se comenzó a escuchar en el estadio de Gdansk The fields of Athenry, una balada con enorme simbolismo en Irlanda, que cuenta la historia de un chico que, en la época de mayor hambruna del país, roba maíz y es desterrado a Australia, desde donde recuerda a su tierra y a su novia. Fueron solo cinco minutos (el partido se alargó cuatro), pero seguramente fueron los cinco minutos más emocionantes de toda la Eurocopa. Irlanda no destaca precisamente por practicar un fútbol preciosista (ya no tienen a Cascarino para que remate todo lo que le caiga del cielo), pero puede presumir de tener la mejor afición. Son un chollo para cualquier organizador porque acuden en masa a competiciones como la Eurocopa, ya sea en Alemania o en Laponia, beben mucha cerveza, no causan un solo incidente y convierten cada partido en un concierto acústico. Parafraseando a Buffon, el coro irlandés interpreta en cada partido un himno al fútbol. Y lo mejor de todo es que seguramente repetirán presencia en la Eurocopa de Francia 2016, porque el cupo de clasificados se ampliará a 24 selecciones. Y los chicos de verde no pueden faltar.
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