Si viene de zambullirse en alcohol durante los sanjuanes, sanpelaios, sanpedros o sanmarciales, todo lo que le voy a contar ya lo sabe o le suena. Si, por el contrario, se dispone a disfrutar de los sanfermines, los cármenes, las santanas o los xanestebanes, he aquí información útil para usted y, sobre todo, para su bolsillo. Si ha decidido irse de juerga, afloje la cartera porque visitará con frecuencia el cajero automático. Hay crisis, pero los precios de bebidas y bocadillos, o se mantienen igual que el verano pasado, o han subido. Primera lección: el zurito no existe. Bueno, en realidad, se sirve una bebida con ese nombre pero ya no es aquel clásico vaso de chiquito con dos dedos de cerveza. Ahora es un vaso de cerveza de los de toda la vida, pero se le sigue llamando zurito y cuesta un euro más o menos. Hay todavía quien pide zuritos con limón, petición odiosa donde las haya para los camareros. Sigamos. Ya no se pide un claro o un tinto. Tomamos un Rueda, o un Rioja, y apoquinamos 1,8 euros, céntimo arriba, céntimo abajo. Si ya nos vamos a un cubata (el kalimotxo ha pasado a mejor vida), nos ponemos en los cinco euros por barba, eso sí, en copa ancha y con mucho hielo. No pretendo convertir esta columna en una apología del bebercio, así que puede ir a fantas y cocacolas pero, si no es así, cumpla una regla básica: antes de beber, coma. El bocata de solomogazta ronda los cinco euros. Si tiene chavalería y le dan la murga de las barracas, pida un crédito. La Ranita de marras se ha puesto por las nubes (a tres euros el viaje). Así que pague quince euros, que le sale un viaje gratis. De nada.
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