El mundo del remo, tan dado en ocasiones a la polémica, las palabras gruesas y los cruces de acusaciones, ofreció en la recta final de la temporada dos estampas para recordar. Al término de la regata de La Concha, tanto la tripulación de Urdaibai como la de Hondarribia aplaudieron a los vencedores de Kaiku cuando se aprestaban a ondear el trapo blanquiazul en el muelle de Donostia. La imagen se repitió una semana después en la Bandera El Corte Inglés, la última del verano. Esta vez Kaiku aplaudió a Hondarribia, ganadora de la regata, y los remeros de la Ama Guadalupekoa devolvieron el gesto a los sestaotarras, ganadores de la Liga San Miguel. Podría parecer un detalle insignificante si no fuera porque demasiadas veces los clubes, que no sus remeros, se enfrascan en batallas subidas de tono que (dopaje, al margen) no llevan a ninguna parte. No estoy pidiendo que José Luis Korta y Josu Zabalondo protagonicen un nuevo abrazo de Bergara (o de Zabalaga), pero es de agradecer gestos como los descritos. Más si cabe después de otra exitosa temporada tanto en la Liga San Miguel como en la femenina, que mejoran cada verano. Salta a la vista que el remo crece cada año que pasa a todos los niveles, precisamente cuando más se tienen que rascar el bolsillo los clubes. En tiempos de escasez (y con contadas excepciones), triunfan aquellos que en su día apostaron por explotar la cantera. Como triunfan también las retransmisiones de ETB que, todo hay que decirlo, son impecables.
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