Usted es un ciudadano chipriota que paga religiosamente sus impuestos porque ya se sabe que Hacienda somos todos, abona todas las tasas habidas y por haber a su Ayuntamiento, no se salta la ley ni para esquivar una multa de OTA y administra su sueldo y los ingresos familiares sin que el agua le llegue al cuello. Como es un buen autogestor, hace años que, por si vienen mal dadas, decidió guardar en el banco pequeñas cantidades de dinero. Lo que viene a ser ahorrar de toda la vida. Pero hete aquí que las entidades financieras que conservan tu capital han entrado en bancarrota por gestionar mal tus dineros y necesitan 10.000 millones de euros. Y hete aquí que la UE, en un alarde de imaginación, decide que más de la mitad de ese rescate se pague imponiendo un nuevo impuesto a los pequeños ahorradores, es decir, a aquellos que tienen depósitos de menos de 100.000 euros. A eso en mi pueblo se le llama robar. La credibilidad de los dirigentes de la UE está por los suelos. En 2008 aseguraron que, ya se hundiera Francia o cayera el Deutsche Bank, todos los depósitos de menos de 100.000 euros estaban garantizados. Ahora se demuestra que no. Ya no sabemos si nuestros duros están mejor en la caja fuerte del banco o bajo el colchón. Después de escuchar al ministro De Guindos – “Los ahorros de los españoles son sagrados”– todo lo que ya está mal puede empeorar. ¿Será verdad esa leyenda urbana que dice que desde hace tiempo hay guipuzcoanos que han decidido sacar sus ahorros del banco de toda la vida para llevarlos en coche hasta Alemania y ponerlos a buen recaudo?
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