el barullo político y
económico provoca que situaciones que hace unos años hubieran ocupado la
foto de portada de cualquier periódico vasco pasen ahora casi
desapercibidas. Lo comentaba ayer Maddalen Iriarte en
la última página de este diario: parlamentarios del PNV, EH Bildu, PSE y
PP acompañaron el martes pasado a la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, que portó el testigo de la Korrika a su paso por Gasteiz. Digo yo que faltaba Gorka Maneiro,
entretenido como está en fiscalizar las subvenciones que los
presupuestos del Gobierno Vasco prevén destinar a las "ikastolas de
Francia". He escrito bien el PP, porque en las imágenes se puede ver
trotando (la Korrika se corre a trote, para sufrir ya están las
carreras) a Carmelo Barrio, enfundado en un chándal y tocado con una gorra, y a Laura Garrido
junto a representantes de otros partidos. El acto más popular de
cuantos organiza AEK era material inflamable hasta hace nada. Asunto
para la polémica, ya fuera por una subvención de una institución, por la
presencia de símbolos ofensivos para parte de la ciudadanía o por lo
que fuera. Hoy la Korrika concita adhesiones como las del PP o el PSE,
que por primera vez ha comprado un kilómetro. Paso a paso, ttipi-ttapa,
como repiten una y otra vez desde la megafonía durante la marcha, se van
dando avances hacia la normalización. Dicen que los grandes retos se
consiguen con pequeños pasos. El gran reto está por llegar, así que
bienvenidos sean los pequeños pasos.
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